Re: El verdadero manquepierda
Hace años una vecina hizo un viaje místico a Nepal.
En un recóndito poblado, una entrañable abuela nepalí le dio posada aquella noche.
Mientras mi vecina apurada una aguada sopa de nabos (sin coña), vió colgado de unas de las paredes un llavero con el escudo del Betis.
Ella no daba crédito a lo que veía.
Se levantó, lo tomo entre sus dedos y entre señas le pregunto a la señora si sabía que era eso y como había llegado hasta allí.
La abuela se limitó a señalar con su dedo al cielo.
Eso, es el manquepierda.
Hace años una vecina hizo un viaje místico a Nepal.
En un recóndito poblado, una entrañable abuela nepalí le dio posada aquella noche.
Mientras mi vecina apurada una aguada sopa de nabos (sin coña), vió colgado de unas de las paredes un llavero con el escudo del Betis.
Ella no daba crédito a lo que veía.
Se levantó, lo tomo entre sus dedos y entre señas le pregunto a la señora si sabía que era eso y como había llegado hasta allí.
La abuela se limitó a señalar con su dedo al cielo.
Eso, es el manquepierda.
Comentario