Tengo una idea que me ronda la cabeza desde hace un mes aproximadamente y es la siguiente:
¿Cuántos jugadores de la actual plantilla permanecerían en el Betis por calidad y méritos en el hipotético caso de ascender?, ¿dos?, ¿tres?, pues no creo que sean más de cuatro los que deberían quedar en el plantel, sino queríamos vernos en las puertas de un nuevo descenso.
Ante este panorama, quién me dice a mí, que al resto de jugadores, lo que verdaderamente les intersa es continuar en segunda y seguir chupando de la teta bética unos años más, en un club de una masa social de primera, de cuyas buenas nóminas seguirían enganchados como premio gordo de la lotería, ya que por merecimientos y calidad, algunos no tendrían sitio ni en el Alcorcón.
Yo seré muy mal pensado, pero es que viendo algunas actuaciones y comportamientos de la mayoría de jugadores, es la explicación más lógica y racional que encuentro. Ojalá el tiempo me quite la razón y tenga que entonar el mea culpa al final de temporada.
Esta teoría vendría avalada por la laxitud, desidia, apatía, indolencia, ineptitud, pasotismo e incompetencia de toda la junta directiva, con su máximo accionista a la cabeza, ya que desgraciadamente aquí en este club, no hay nadie que dé un puñetazo encima de la mesa por nada de lo que pasa, ya sea la actitud de los jugadores o el menosprecio y agravios comparativos de la Federación y sus árbitros. Esta atmósfera la palpan los jugadores y es el caldo de cultivo idóneo para que sigan arrastrándose por los campos de España y devaluando una camiseta que ni sienten ni padecen.
¿Cuántos jugadores de la actual plantilla permanecerían en el Betis por calidad y méritos en el hipotético caso de ascender?, ¿dos?, ¿tres?, pues no creo que sean más de cuatro los que deberían quedar en el plantel, sino queríamos vernos en las puertas de un nuevo descenso.
Ante este panorama, quién me dice a mí, que al resto de jugadores, lo que verdaderamente les intersa es continuar en segunda y seguir chupando de la teta bética unos años más, en un club de una masa social de primera, de cuyas buenas nóminas seguirían enganchados como premio gordo de la lotería, ya que por merecimientos y calidad, algunos no tendrían sitio ni en el Alcorcón.
Yo seré muy mal pensado, pero es que viendo algunas actuaciones y comportamientos de la mayoría de jugadores, es la explicación más lógica y racional que encuentro. Ojalá el tiempo me quite la razón y tenga que entonar el mea culpa al final de temporada.
Esta teoría vendría avalada por la laxitud, desidia, apatía, indolencia, ineptitud, pasotismo e incompetencia de toda la junta directiva, con su máximo accionista a la cabeza, ya que desgraciadamente aquí en este club, no hay nadie que dé un puñetazo encima de la mesa por nada de lo que pasa, ya sea la actitud de los jugadores o el menosprecio y agravios comparativos de la Federación y sus árbitros. Esta atmósfera la palpan los jugadores y es el caldo de cultivo idóneo para que sigan arrastrándose por los campos de España y devaluando una camiseta que ni sienten ni padecen.
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