“Esperando a Godot” es una obra de teatro escrita por el escritor irlandés Samuel Beckett a mediados del siglo pasado; esta obra pertenece al llamado género del teatro del absurdo, y trata de la infructuosa espera por dos vagabundos de alguien que va a venir y va a solucionar todos sus problemas. Ha sido objeto de mil interpretaciones, la más recurrente la de que ese “alguien” es Dios, aunque el mismo Beckett lo desmentía; quizás la interpretación más acertada sea la de que la espera de los dos vagabundos protagonistas de la obra, intente figurar a la descorazonadora espera de las masas confiadas en la llegada de alguien que le solucione sus necesidades, de un salvador, de un ser que jamás aparece.
Quizás vivamos los últimos días de la infamia en el Real Betis; no ha de tardar que la causa que se instruye en el Juzgado nº 6 de Sevilla tenga sus primeras consecuencias; los que conocen de la misma pasan del espanto a la esperanza, la esperanza de que esta pesadilla pronto va a tener “su mármol y su día, su infalible mañana, y su poeta”, un poeta que le escriba la elegía apropiada al esperpento que vivimos.
Y es que de este “Matrix” hortera y casposo en el que han vivido los béticos en estos diecisiete años es muy difícil salir sin importantes daños secundarios; no hablo de los que, terriblemente, sacuden a la institución, sino los que aún marcan a parte de la afición. Una afición que salió a la calle en un número superior a las 60.000 personas el 15 de Junio pasado, para decir que ya basta, que no quieren a Lopera ni a los que le sirven, y que pedían libertad y dignidad para el Real Betis Balompié; el 15 de Junio el pueblo bético gritó LIBERTAD, y eso así será, indefectiblemente, y más temprano que tarde.
Entre esos daños secundarios está el absoluto menosprecio que todavía mantienen algunos béticos por el papel principal que ha de tomar el beticismo de base en el Betis que ha de venir. Y no solo ese sentimiento vive en estos béticos, en algunos de una manera interesada y oportunista, sino que algunos medios de información, y de la mano de concretos periodistas, insisten en lo mismo: ¿Quién o quiénes van a ser los nuevos mecenas o salvadores del Betis? ¿Qué personajes con relevancia pública y económica van a ser los nuevos dueños del Betis? Pero, ¿porqué al Betis se le pide algo distinto que lo que se le pide a los demás? ¿Pasaron el filtro del patrimonio y del mecenazgo los actuales dirigentes del otro equipo de la ciudad? ¿Se lo recuerdan esos periodistas todos los días?
Esa minusvaloración de la valía del beticismo, esa desconfianza de que los béticos, por sí solos, puedan dirigir el proceso hacia un Betis digno y moderno, que hagan que la institución abandone ese camino, hasta ahora, perpetuo de subidas y bajadas, de cimas y simas, de que por fin termine esa triste historia del Real Betis Balompié en la que ningún dirigente le dio una estructura sólida y duradera, todo esto, todo, se tiene que acabar.
Porque en este momento histórico, los béticos deben estar para intentar hacer algo nuevo; nuevo y con nueva gente. Sería un error de un tamaño imponente el volver a fórmulas y personalismos que, si no funcionaron ya en el pasado, no pueden ser la solución de futuro que esperan los béticos. El Betis, en su dirección, en sus estructuras, necesita una ruptura con todo lo que en el ámbito dirigente ha pasado y sido en su historia
Nosotros pensamos que otro Betis distinto de lo que ha sido, no solo estos últimos diecisiete años, sino en épocas anteriores, no solo es posible, sino imprescindible. Y no tenemos miedo al futuro, ya lo escribió Celaya: “Ni vivimos del pasado, ni damos cuerda al recuerdo, somos turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos”. Los que más hablan de la necesidad de un liderazgo de apellidos rutilantes, y que menosprecian a los béticos de base, que tan solos, por cierto, han estado en los momentos duros, son los que, con su actitud, propician la ocasión a aquellos que esperan agazapados para hacer ellos ahora lo que el más listo del tahúr hizo en el 92. Los pequeños accionistas del Betis suman hoy casi el 40 % del capital social de la entidad, independientemente de las conclusiones judiciales sobre la propiedad de las acciones de Farusa. Los béticos de a pié no pueden dejar, otra vez, que unos pocos dispongan de lo que es de muchos; en esa pelea lleva PNB más de dos años, juntémonos y serán los béticos los que decidan.
Esto lo escribía el 1 de Noviembre de 2.007 en esta web, Betisweb, mi casa desde hace muchos años: “...Porque cuando esta pesadilla termine, cuando, por fin, enterremos a este muerto del Betis de Lopera, habrá que volver a empezar. Pasito a paso, sin más armas que las nacidas de nuestros propios cuerpos, habrá que trabajar, descubrir, crear, imaginar, soñar... La verdad es que quedará mucho, muchísimo, por hacer; con otros métodos y modos, seguro, pero con la herramienta de siempre, que es el hombre, que son los béticos y las béticas que siempre dieron la cara por el Betis.” http://www.betisweb.com/docs/opinion.php?id=104
Nosotros no esperamos a Godot, nosotros queremos que los béticos sean dueños y protagonistas del futuro del Real Betis Balompié, y no vamos a consentir otro 92, otro engaño al beticismo diecisiete años después. Por lo menos, por eso peleamos y pelearemos, puede que no consigamos lo que anhelamos, pero como dice Steven Brust: La lucha siempre vale la pena si el fin lo merece y los medios son honestos.
Quizás vivamos los últimos días de la infamia en el Real Betis; no ha de tardar que la causa que se instruye en el Juzgado nº 6 de Sevilla tenga sus primeras consecuencias; los que conocen de la misma pasan del espanto a la esperanza, la esperanza de que esta pesadilla pronto va a tener “su mármol y su día, su infalible mañana, y su poeta”, un poeta que le escriba la elegía apropiada al esperpento que vivimos.
Y es que de este “Matrix” hortera y casposo en el que han vivido los béticos en estos diecisiete años es muy difícil salir sin importantes daños secundarios; no hablo de los que, terriblemente, sacuden a la institución, sino los que aún marcan a parte de la afición. Una afición que salió a la calle en un número superior a las 60.000 personas el 15 de Junio pasado, para decir que ya basta, que no quieren a Lopera ni a los que le sirven, y que pedían libertad y dignidad para el Real Betis Balompié; el 15 de Junio el pueblo bético gritó LIBERTAD, y eso así será, indefectiblemente, y más temprano que tarde.
Entre esos daños secundarios está el absoluto menosprecio que todavía mantienen algunos béticos por el papel principal que ha de tomar el beticismo de base en el Betis que ha de venir. Y no solo ese sentimiento vive en estos béticos, en algunos de una manera interesada y oportunista, sino que algunos medios de información, y de la mano de concretos periodistas, insisten en lo mismo: ¿Quién o quiénes van a ser los nuevos mecenas o salvadores del Betis? ¿Qué personajes con relevancia pública y económica van a ser los nuevos dueños del Betis? Pero, ¿porqué al Betis se le pide algo distinto que lo que se le pide a los demás? ¿Pasaron el filtro del patrimonio y del mecenazgo los actuales dirigentes del otro equipo de la ciudad? ¿Se lo recuerdan esos periodistas todos los días?
Esa minusvaloración de la valía del beticismo, esa desconfianza de que los béticos, por sí solos, puedan dirigir el proceso hacia un Betis digno y moderno, que hagan que la institución abandone ese camino, hasta ahora, perpetuo de subidas y bajadas, de cimas y simas, de que por fin termine esa triste historia del Real Betis Balompié en la que ningún dirigente le dio una estructura sólida y duradera, todo esto, todo, se tiene que acabar.
Porque en este momento histórico, los béticos deben estar para intentar hacer algo nuevo; nuevo y con nueva gente. Sería un error de un tamaño imponente el volver a fórmulas y personalismos que, si no funcionaron ya en el pasado, no pueden ser la solución de futuro que esperan los béticos. El Betis, en su dirección, en sus estructuras, necesita una ruptura con todo lo que en el ámbito dirigente ha pasado y sido en su historia
Nosotros pensamos que otro Betis distinto de lo que ha sido, no solo estos últimos diecisiete años, sino en épocas anteriores, no solo es posible, sino imprescindible. Y no tenemos miedo al futuro, ya lo escribió Celaya: “Ni vivimos del pasado, ni damos cuerda al recuerdo, somos turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos”. Los que más hablan de la necesidad de un liderazgo de apellidos rutilantes, y que menosprecian a los béticos de base, que tan solos, por cierto, han estado en los momentos duros, son los que, con su actitud, propician la ocasión a aquellos que esperan agazapados para hacer ellos ahora lo que el más listo del tahúr hizo en el 92. Los pequeños accionistas del Betis suman hoy casi el 40 % del capital social de la entidad, independientemente de las conclusiones judiciales sobre la propiedad de las acciones de Farusa. Los béticos de a pié no pueden dejar, otra vez, que unos pocos dispongan de lo que es de muchos; en esa pelea lleva PNB más de dos años, juntémonos y serán los béticos los que decidan.
Esto lo escribía el 1 de Noviembre de 2.007 en esta web, Betisweb, mi casa desde hace muchos años: “...Porque cuando esta pesadilla termine, cuando, por fin, enterremos a este muerto del Betis de Lopera, habrá que volver a empezar. Pasito a paso, sin más armas que las nacidas de nuestros propios cuerpos, habrá que trabajar, descubrir, crear, imaginar, soñar... La verdad es que quedará mucho, muchísimo, por hacer; con otros métodos y modos, seguro, pero con la herramienta de siempre, que es el hombre, que son los béticos y las béticas que siempre dieron la cara por el Betis.” http://www.betisweb.com/docs/opinion.php?id=104
Nosotros no esperamos a Godot, nosotros queremos que los béticos sean dueños y protagonistas del futuro del Real Betis Balompié, y no vamos a consentir otro 92, otro engaño al beticismo diecisiete años después. Por lo menos, por eso peleamos y pelearemos, puede que no consigamos lo que anhelamos, pero como dice Steven Brust: La lucha siempre vale la pena si el fin lo merece y los medios son honestos.
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