Nos citamos en la Plaza Nueva y me dispuse, junto a Bea, el talismán de voladizo, a enseñarles la ciudad del Betis...
... Quedamos allí, por razones obvias, lo primero que quería enseñarle era el escudo del Betis en el centro de la plaza y contarle la historia de los albañiles que lo dejaron en ese lugar para siempre.
Tras enseñarles algunas de las infinitas joyas que engarzan este enorme tesoro que es Sevilla, nos dirigimos al puente de Triana, para que viera las aguas del río cuyo nombre se convirtió en pasión y Amor por mor de trece barras verdiblancas coronadas y explicarle el porqué Sevilla se convierte en la Ciudad del Betis, y porqué a su paso por Hispalis abraza y besa a la ciudad por una calle bautizada, como no, como Calle Betis.
Al final de la noche, tras haber probado las exquisitas tapas de Casa Manolo en la calle San Jorge nos despedimos pues Mike y Georgeanna volaban hacia Madrid muy temprano. Cuando llegó el momento de las despedidas, le dije a Mike que tenía un regalo para él. Fui al maletero del coche y saqué la que fue mi primera camiseta del Betis que yo había comprado con mi propio dinero, una de la marca UMBRO de principio de los 90.
Mike la recibió con una sonrisa de oreja a oreja y un brillo de emoción en los ojos, no lo dudo y se la puso allí mismo, le quedaba perfecta, nos dimos un abrazo y le expliqué que se la regalaba con la condición de que debía correr con ella la maratón de Chicago de ese año. Por supuesto que contestó que si, cuestión que me corroboró meses después en un e-mail.
En el mes de Julio del dos mil ocho, en el viaje de bodas fuimos, mi talismán y yo a Nueva York, donde por supuesto busqué la tienda de los Mets y me compré la camiseta conmemorativa de los "Amazings Mets" del 69. Además de pasearme con mi camiseta del Betis de Kappa y saludar a todo aquel que me gritaba ¡Betis! o ¡Musho Betis! por la Inigualable Time Square, donde para culminar del todo, me crucé con una persona, un enorme muchacho negro que llevaba la camiseta del Betis de Kappa, aquella de rayas muy anchas, que tuve el Betis el año de Champions. El tipo ni siquiera había estado en España... Una vez más, ¡QUE GRANDE ERES BETIS!.
Diez días más tarde, viajamos a Chicago donde nos esperaban Mike y Georgeanna, estuvimos una semana con ellos, el mejor de los días fue cuando fuimos a un partido de Beisbol los cuatro y Mike y yo con sendas camisetas del Betis. Fue grandioso, en el Wrigley Field de los Cubs de Chicago, que según me contó Mike, es el estadio de Beisbol más antiguo, conocido como la Catedral del Beisbol en EEUU, algo así como San Mamés en España. Pues allí, en la Catedral del Beisbol dos tios paseaban con orgullo la camiseta del Betis, Real Betis Balompié... Lo más grande es que hubo más de dos y más de tres personas que reconocieron la camiseta y gritaron ¡BETIS!, a lo que Mike y yo al unísono contestábamos:
- ¡MANQUE PIERDA!
Fue genial sentirse Bético entre todo aquella gente.
El último día Mike me regaló una camiseta de calentamiento de los Mets que guardo con orgullo.
Posteriormente, he tenido un sueño que se repite cada cierto tiempo: me veo corriendo la Maratón de Nueva York, con Mike, mi hermano Alvaro y mi primo, Victor... Todos corriendo con camisetas verdiblancas a trece barras verticales y el escudo del Glorioso Betis, Real Betis Balompié. Y una imagén que no se aleja de mi mente... Los cuatro haciéndonos una foto en el kilómetro número 13 de la maratón, que según me dijo Mike quedaba en lo alto del puente de Brooklyn.
Para emprezar Mike vendrá probablemente para la maratón de Sevilla del 23 de Febrero de 2010, no se como la correremos si con la camiseta del Betis o la de los Mets, tengo tiempo para pensarlo.
Y como andan diciendo por ahí...
VIVA EL BETIS Y LOS METS MANQUE PIERDAN... Y MANQUE LOPERA.
... Quedamos allí, por razones obvias, lo primero que quería enseñarle era el escudo del Betis en el centro de la plaza y contarle la historia de los albañiles que lo dejaron en ese lugar para siempre.
Tras enseñarles algunas de las infinitas joyas que engarzan este enorme tesoro que es Sevilla, nos dirigimos al puente de Triana, para que viera las aguas del río cuyo nombre se convirtió en pasión y Amor por mor de trece barras verdiblancas coronadas y explicarle el porqué Sevilla se convierte en la Ciudad del Betis, y porqué a su paso por Hispalis abraza y besa a la ciudad por una calle bautizada, como no, como Calle Betis.
Al final de la noche, tras haber probado las exquisitas tapas de Casa Manolo en la calle San Jorge nos despedimos pues Mike y Georgeanna volaban hacia Madrid muy temprano. Cuando llegó el momento de las despedidas, le dije a Mike que tenía un regalo para él. Fui al maletero del coche y saqué la que fue mi primera camiseta del Betis que yo había comprado con mi propio dinero, una de la marca UMBRO de principio de los 90.
Mike la recibió con una sonrisa de oreja a oreja y un brillo de emoción en los ojos, no lo dudo y se la puso allí mismo, le quedaba perfecta, nos dimos un abrazo y le expliqué que se la regalaba con la condición de que debía correr con ella la maratón de Chicago de ese año. Por supuesto que contestó que si, cuestión que me corroboró meses después en un e-mail.
En el mes de Julio del dos mil ocho, en el viaje de bodas fuimos, mi talismán y yo a Nueva York, donde por supuesto busqué la tienda de los Mets y me compré la camiseta conmemorativa de los "Amazings Mets" del 69. Además de pasearme con mi camiseta del Betis de Kappa y saludar a todo aquel que me gritaba ¡Betis! o ¡Musho Betis! por la Inigualable Time Square, donde para culminar del todo, me crucé con una persona, un enorme muchacho negro que llevaba la camiseta del Betis de Kappa, aquella de rayas muy anchas, que tuve el Betis el año de Champions. El tipo ni siquiera había estado en España... Una vez más, ¡QUE GRANDE ERES BETIS!.
Diez días más tarde, viajamos a Chicago donde nos esperaban Mike y Georgeanna, estuvimos una semana con ellos, el mejor de los días fue cuando fuimos a un partido de Beisbol los cuatro y Mike y yo con sendas camisetas del Betis. Fue grandioso, en el Wrigley Field de los Cubs de Chicago, que según me contó Mike, es el estadio de Beisbol más antiguo, conocido como la Catedral del Beisbol en EEUU, algo así como San Mamés en España. Pues allí, en la Catedral del Beisbol dos tios paseaban con orgullo la camiseta del Betis, Real Betis Balompié... Lo más grande es que hubo más de dos y más de tres personas que reconocieron la camiseta y gritaron ¡BETIS!, a lo que Mike y yo al unísono contestábamos:
- ¡MANQUE PIERDA!
Fue genial sentirse Bético entre todo aquella gente.
El último día Mike me regaló una camiseta de calentamiento de los Mets que guardo con orgullo.
Posteriormente, he tenido un sueño que se repite cada cierto tiempo: me veo corriendo la Maratón de Nueva York, con Mike, mi hermano Alvaro y mi primo, Victor... Todos corriendo con camisetas verdiblancas a trece barras verticales y el escudo del Glorioso Betis, Real Betis Balompié. Y una imagén que no se aleja de mi mente... Los cuatro haciéndonos una foto en el kilómetro número 13 de la maratón, que según me dijo Mike quedaba en lo alto del puente de Brooklyn.
Para emprezar Mike vendrá probablemente para la maratón de Sevilla del 23 de Febrero de 2010, no se como la correremos si con la camiseta del Betis o la de los Mets, tengo tiempo para pensarlo.
Y como andan diciendo por ahí...
VIVA EL BETIS Y LOS METS MANQUE PIERDAN... Y MANQUE LOPERA.
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