Por más que en una de esas gracietas despreciativas suyas lo achacara a los empleados de El Corte Inglés que pasaban por allí, no me cabe duda de que está perfectamente al tanto de que esa exigencia unánime, unívoca e inequívoca fue coreada a voz en grito por más de 60.000 béticos por todo el centro de Sevilla, en la mayor movilización de protesta que se haya dado jamás por un asunto deportivo en ningún punto del planeta.
Por mucho que no se atreva a asistir al palco está sin duda tan informado como yo, que si he ido a los tres partidos celebrados, de que ese mismo cántico inapelable se ha asentado como reivindicación permanente en nuestra propia casa, en el estadio que nos congrega, catedral de nuestro sentimiento verdiblanco, con todo lo que ello supone vista la línea tradicional de nuestra hinchada.
Y entonces me surge una serie preguntas inevitables.
¿Acaso no ha entendido usted que se trata de un mensaje directo del beticismo a usted y a nadie más?
¿No se ha dado usted cuenta de que los béticos sabemos de sobra que, por más pantomimas y cortinas de humo que diseñe, nadie de fuera va a venir a sacarlo de este atolladero, que su único interlocutor posible para solucionar este desaguisado somos los propios béticos?
¿No ha comprendido que esta proclama se le dirige porque el beticismo es perfectamente consciente de que es usted quien todavía tiene el poder de decidir, el deber de proponer y la responsabilidad de buscar una salida y de que los “mediadores voluntaristas” no serían necesarios si usted tuviera el menor ánimo de no dilatar más este dramático atolladero institucional que carcome inexorablemente los cimientos de nuestro Betis?
¿No se ha percatado de que se trata de un pulso directo entre usted y la afición bética, esa a la que usted mismo consideraba un ejército de presión imbatible al que veía legítimo azuzar contra las máximas autoridades democráticas de nuestra comunidad autónoma y nuestra ciudad o cualquiera que se pusiera en “el camino del Betis”, en el que ahora se ha ubicado usted convertido en el escollo más peligroso de nuestra historia?
¿De verdad no ha asumido aún la enorme diferencia que media entre sus tradicionales negociaciones “in extremis”, esperando al último minuto para obtener el máximo beneficio, con un futbolista, un empresario en quiebra o una familia que no ha podido afrontar un par de letras y esta aventura en la que se ha embarcado de llevar la insoportable situación a su máximo de dramatismo para intentar exprimir el sentimiento de los béticos?
¿Todavía cree que esto es una rabieta pasajera, que la querella criminal no va en serio, que nos vamos a cansar de gritarle en el campo, que lo peor de las movilizaciones ya pasó, que, en definitiva, ese beticismo que no se ha rendido ante adversidad alguna, contra viento y marea, va a traicionar a sus mayores, a renunciar al honor de su estirpe bajando los brazos ante usted como si no hubiera pasado nada?
Lo veo contemporizando, con cara de póquer, intentando transmitir por encima de su angustia la imagen de que todo sigue igual, sin dar paso alguno ni en un sentido ni en otro, y no puedo evitar volver a preguntar: De la escueta expresión ¡VETE YA! ¿Qué es lo que no ha entendido usted sr. Ruiz de Lopera?
Por mucho que no se atreva a asistir al palco está sin duda tan informado como yo, que si he ido a los tres partidos celebrados, de que ese mismo cántico inapelable se ha asentado como reivindicación permanente en nuestra propia casa, en el estadio que nos congrega, catedral de nuestro sentimiento verdiblanco, con todo lo que ello supone vista la línea tradicional de nuestra hinchada.
Y entonces me surge una serie preguntas inevitables.
¿Acaso no ha entendido usted que se trata de un mensaje directo del beticismo a usted y a nadie más?
¿No se ha dado usted cuenta de que los béticos sabemos de sobra que, por más pantomimas y cortinas de humo que diseñe, nadie de fuera va a venir a sacarlo de este atolladero, que su único interlocutor posible para solucionar este desaguisado somos los propios béticos?
¿No ha comprendido que esta proclama se le dirige porque el beticismo es perfectamente consciente de que es usted quien todavía tiene el poder de decidir, el deber de proponer y la responsabilidad de buscar una salida y de que los “mediadores voluntaristas” no serían necesarios si usted tuviera el menor ánimo de no dilatar más este dramático atolladero institucional que carcome inexorablemente los cimientos de nuestro Betis?
¿No se ha percatado de que se trata de un pulso directo entre usted y la afición bética, esa a la que usted mismo consideraba un ejército de presión imbatible al que veía legítimo azuzar contra las máximas autoridades democráticas de nuestra comunidad autónoma y nuestra ciudad o cualquiera que se pusiera en “el camino del Betis”, en el que ahora se ha ubicado usted convertido en el escollo más peligroso de nuestra historia?
¿De verdad no ha asumido aún la enorme diferencia que media entre sus tradicionales negociaciones “in extremis”, esperando al último minuto para obtener el máximo beneficio, con un futbolista, un empresario en quiebra o una familia que no ha podido afrontar un par de letras y esta aventura en la que se ha embarcado de llevar la insoportable situación a su máximo de dramatismo para intentar exprimir el sentimiento de los béticos?
¿Todavía cree que esto es una rabieta pasajera, que la querella criminal no va en serio, que nos vamos a cansar de gritarle en el campo, que lo peor de las movilizaciones ya pasó, que, en definitiva, ese beticismo que no se ha rendido ante adversidad alguna, contra viento y marea, va a traicionar a sus mayores, a renunciar al honor de su estirpe bajando los brazos ante usted como si no hubiera pasado nada?
Lo veo contemporizando, con cara de póquer, intentando transmitir por encima de su angustia la imagen de que todo sigue igual, sin dar paso alguno ni en un sentido ni en otro, y no puedo evitar volver a preguntar: De la escueta expresión ¡VETE YA! ¿Qué es lo que no ha entendido usted sr. Ruiz de Lopera?