Javier Sala Martín, en castellano, la lengua que los españoles aprendimos en la calle y en los colegios, ésa que hablan los andaluces que ayudaron a levantar Cataluña (con eñe), se ha permitido el lujo de menospreciar al Betis, comparándolo con el Circo Cric, por desgracia una empresa a la que no se le ocurrirá en el futuro programar una gira que incluya a Sevilla como destino.
El hortera y estrafalario directivo del Barcelona, que aspira, dicen, incluso a la presidencia, se ha valido de más de un centenar de chaquetas de colorines para adquirir protagonismo y situarse cada día más cerca de Laporta, un presidente al que incluso se parece físicamente.
El problema de Javier reside, lamentablemente, en el más habitual desde la zozobrante etapa de Lopera al frente del Betis. Y es que, al igual que el que nunca se va, muchos otros lo confunden a él con el Betis. Aunque, por suerte, la entidad verdiblanca está muy por encima, sobre todo en clase y estilo, de quien coyunturalmente (aunque sea tanto tiempo que parezca una eternidad) la mal gobierna.
Es como si alguien dijese que el Barça es un mercadillo sólo por las espantosas prendas con las que personaje tan friki evita aparecerse encuero ante los demás.
Claro que con semejantes enemigos dentro no es de extrañar el trato exógeno que recibe la institución verdiblanca un día sí y otro también. Imagino que el barcelonismo, inteligente y con la inmensa fortuna de poder elegir a su presidente en unas urnas, no será tan desmañado como para permitir que persona tan zafia como este Sala presida algún día tan inmenso club.
http://blogs.grupojoly.com/meridona/
El hortera y estrafalario directivo del Barcelona, que aspira, dicen, incluso a la presidencia, se ha valido de más de un centenar de chaquetas de colorines para adquirir protagonismo y situarse cada día más cerca de Laporta, un presidente al que incluso se parece físicamente.
El problema de Javier reside, lamentablemente, en el más habitual desde la zozobrante etapa de Lopera al frente del Betis. Y es que, al igual que el que nunca se va, muchos otros lo confunden a él con el Betis. Aunque, por suerte, la entidad verdiblanca está muy por encima, sobre todo en clase y estilo, de quien coyunturalmente (aunque sea tanto tiempo que parezca una eternidad) la mal gobierna.
Es como si alguien dijese que el Barça es un mercadillo sólo por las espantosas prendas con las que personaje tan friki evita aparecerse encuero ante los demás.
Claro que con semejantes enemigos dentro no es de extrañar el trato exógeno que recibe la institución verdiblanca un día sí y otro también. Imagino que el barcelonismo, inteligente y con la inmensa fortuna de poder elegir a su presidente en unas urnas, no será tan desmañado como para permitir que persona tan zafia como este Sala presida algún día tan inmenso club.
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