Ya he dicho en varias oportunidades que suelo sospechar de los entrenadores (y jugadores) que aceptan una oferta de Ruiz de Lopera. La mala fama que rodea al mandamás verdiblanco, esa capacidad infinita para utilizar lo que haga falta en una negociación, suele echar para atrás a los que tienen otras opciones profesionales, pero eso no quiere decir que no lleguen al Betis buenos profesionales, aunque definitivamente poco informados. También los hay, arrogantes, que piensan que ellos van a cambiar a Lopera. Esos son los más torpes de todos. Yo pienso que Tapia pertenece al grupo de los pocos informados. El Betis, en la distancia, se ve muy grande, porque muy grande es su masa social, el primero de los ingredientes para que salga bien el puchero de un club deportivo. Así que a Tapia lo vamos a incluir entre los profesionales capaces que por lo que sea ha recalado en este Betis donde trabajar se hace tan difícil. Y una vez que está, creo que hace bien en centrarse en el equipo, en sacar rendimiento a lo que hay, porque hasta haciendo las cosas rematadamente mal desde la dirección deportiva, que es el caso, va a tener jugadores para conformar un equipo como el de los mejores de la categoría. Pero ese perfil bajo de Tapia, ese tono amable, para las cosas de la calle Jabugo, no se puede trasladar de ningún modo al vestuario. Después de caer en casa a la primera de cambio con los suplentes del Córdoba en Copa del Rey, la palabra encomiable no se puede pronunciar. Los jugadores tienen que saber, si es que no lo saben, que esa eliminación es un fracaso con mayúsculas, de la F a la O, y ni un puñetero paño caliente porque es inadmisible caer así. Si el Betis sigue justificando las derrotas, perderá más de la cuenta. Y en el Betis los jugadores ya se aprovechan demasiado del entorno revuelto para nunca tener la culpa de nada. Esa comodidad, que parece que Tapia también alimenta, en esta plantilla es ruina segura.
Paco Cepeda
Paco Cepeda
Comentario