Respuesta: ¿A qué se dedicaba Lopera antes de comprar las acciones?
Con esto a que se refiere, a que nunca va a dejar su puesto?
Originalmente publicado por stroquer
Ver Mensaje
SANTIAGO ORTEGA
Sevilla/Corresponsal
¿Quién es Manuel Ruiz de Lopera? ¿Un sevillano entregado al Betis?, ¿un empresario especulador que, como tantos, ha visto en el fútbol un muelle para desembarcar su mercancía y hacer negocios?, ¿un iluminado capaz de arriesgar su patrimonio por unos colores?...
Sea como fuere, ha convertido un club anclado históricamente en el «manque pierda» en una sociedad cuyos derechos están vendidos a su vez a otra empresa de su propiedad que no conoce, como todos sus negocios, la palabra pérdidas.
Lopera es uno de los sevillanos más ricos y, desde luego, su patrimonio personal es sólo comparable con el de Manuel Lara, editoriales incluidas. Los derechos de imagen, el «merchandising» y cualquier ingreso que tenga el Betis están personalmente controlados por él. «Estudia un negocio de una peseta como si fuera de mil millones», dice un vicepresidente de su absoluta confianza.
Dinero
¿Es que otro no haría lo mismo en su lugar? Lo más seguro es que no. Lopera es dinero, y el dinero llama, casi siempre, a dinero. Políticamente no tiene ubicación. O eso es lo que reluce. Sus detractores, que son muchos, dentro y fuera del fútbol, no tienen ninguna piedad hacia él. Le acusan de haber buscado en la competición la forma de lavar una imagen con sombras en el pasado. Se sabe que le fue bien durante el franquismo, que le fue mejor en los doce años de socialismo y que con el PP las pintas son aún más halagüeñas. ¿Envidiosos? Tiene más que aficionados el Betis y el Sevilla juntos.
El último 18 de julio, 40.000 béticos enardecidos exaltaron la figura de Lopera en la presentación del equipo de esta temporada. «¡Hace 4 años teníamos una lancha motora, este año tenemos el Titanic!». «Hola, hola, hola don "Manué"», es el grito de guerra que se escucha en el Villamarín cuando el presidente aparece en el palco.
Propietario del 40% del suelo más caro de Sevilla, y de un bloque de pisos en el centro de Madrid, su discreción le impide reconocer públicamente que fue él quien le prestó el dinero a Ramón Mendoza para remodelar el Bernabéu, motivo por el cual pudo fichar a Alfonso. La amistad con el ex presidente blanco y su necesidad por buscar dinero fácil fueron el inicio de la historia más truculenta que ha protagonizado jamás un jugador no extranjero en nuestro país.
Ruiz de Lopera, después de conseguir uno de sus sueños, tener a media Sevilla -la bética- a sus pies, espera con paciencia su momento para tocar el cielo con las manos. Eso será cuando sea hermano mayor del Gran Poder. Su devoción al «Señor de Sevilla» alcanza extremos inimaginables. Hace algunos años regaló a la hermandad el nuevo manto de la Virgen del Mayor Dolor, por el pagó cerca de 50 millones de pesetas. Todos los viernes a la una del mediodía escucha misa en la basílica, y ha conseguido ocupar lugar preferente en la estación de penitencia de la hermandad sin pertenecer a la junta de gobierno.
La «otra Sevilla»
La relación de Lopera con la «otra Sevilla» no ha sido nada buena, como no podía ser de otra forma. Con el polémico Luis Cuervas nunca se llevó bien y fue en sus enfrentamientos personales donde encontró el mejor caldo de cultivo para granjearse la admiración de la afición verdiblanca. Con Francisco Escobar pactó un tratado de «no agresión», que se limitaba a no entrometerse en las negociaciones del Sevilla con un jugador. Con González de Caldas, actual rector de los destinos del Nervión, Lopera ha roto ese acuerdo al intentar el fichaje de Robert Prosinecki, pretendido por el Sevilla. Pero la relación con González de Caldas tiene raíces más profundas. Desde hace dos años, el Betis está aún a la espera de solventar una deuda que al principio fue de 300 millones de pesetas, que se gastó el hoy presidente sevillista en comprar acciones del Betis.
Todas las indagaciones recientes presentan a Ruiz de Lopera como el verdadero director de movimientos en el desembarco de Antena 3 en el fútbol. Es tal su poder de convocatoria, el suyo o el de su dinero, que es capaz de financiar a once clubes para reforzar el ejército de los equipos simpatizantes a la causa.
Pero su segundo sueño es inalcanzable, la Sevilla oculta, la Sevilla eterna, nunca le dejará ocupar un puesto que no se puede comprar con oro. Aunque él asegura que ya le han puesto precio.
Sevilla/Corresponsal
¿Quién es Manuel Ruiz de Lopera? ¿Un sevillano entregado al Betis?, ¿un empresario especulador que, como tantos, ha visto en el fútbol un muelle para desembarcar su mercancía y hacer negocios?, ¿un iluminado capaz de arriesgar su patrimonio por unos colores?...
Sea como fuere, ha convertido un club anclado históricamente en el «manque pierda» en una sociedad cuyos derechos están vendidos a su vez a otra empresa de su propiedad que no conoce, como todos sus negocios, la palabra pérdidas.
Lopera es uno de los sevillanos más ricos y, desde luego, su patrimonio personal es sólo comparable con el de Manuel Lara, editoriales incluidas. Los derechos de imagen, el «merchandising» y cualquier ingreso que tenga el Betis están personalmente controlados por él. «Estudia un negocio de una peseta como si fuera de mil millones», dice un vicepresidente de su absoluta confianza.
Dinero
¿Es que otro no haría lo mismo en su lugar? Lo más seguro es que no. Lopera es dinero, y el dinero llama, casi siempre, a dinero. Políticamente no tiene ubicación. O eso es lo que reluce. Sus detractores, que son muchos, dentro y fuera del fútbol, no tienen ninguna piedad hacia él. Le acusan de haber buscado en la competición la forma de lavar una imagen con sombras en el pasado. Se sabe que le fue bien durante el franquismo, que le fue mejor en los doce años de socialismo y que con el PP las pintas son aún más halagüeñas. ¿Envidiosos? Tiene más que aficionados el Betis y el Sevilla juntos.
El último 18 de julio, 40.000 béticos enardecidos exaltaron la figura de Lopera en la presentación del equipo de esta temporada. «¡Hace 4 años teníamos una lancha motora, este año tenemos el Titanic!». «Hola, hola, hola don "Manué"», es el grito de guerra que se escucha en el Villamarín cuando el presidente aparece en el palco.
Propietario del 40% del suelo más caro de Sevilla, y de un bloque de pisos en el centro de Madrid, su discreción le impide reconocer públicamente que fue él quien le prestó el dinero a Ramón Mendoza para remodelar el Bernabéu, motivo por el cual pudo fichar a Alfonso. La amistad con el ex presidente blanco y su necesidad por buscar dinero fácil fueron el inicio de la historia más truculenta que ha protagonizado jamás un jugador no extranjero en nuestro país.
Ruiz de Lopera, después de conseguir uno de sus sueños, tener a media Sevilla -la bética- a sus pies, espera con paciencia su momento para tocar el cielo con las manos. Eso será cuando sea hermano mayor del Gran Poder. Su devoción al «Señor de Sevilla» alcanza extremos inimaginables. Hace algunos años regaló a la hermandad el nuevo manto de la Virgen del Mayor Dolor, por el pagó cerca de 50 millones de pesetas. Todos los viernes a la una del mediodía escucha misa en la basílica, y ha conseguido ocupar lugar preferente en la estación de penitencia de la hermandad sin pertenecer a la junta de gobierno.
La «otra Sevilla»
La relación de Lopera con la «otra Sevilla» no ha sido nada buena, como no podía ser de otra forma. Con el polémico Luis Cuervas nunca se llevó bien y fue en sus enfrentamientos personales donde encontró el mejor caldo de cultivo para granjearse la admiración de la afición verdiblanca. Con Francisco Escobar pactó un tratado de «no agresión», que se limitaba a no entrometerse en las negociaciones del Sevilla con un jugador. Con González de Caldas, actual rector de los destinos del Nervión, Lopera ha roto ese acuerdo al intentar el fichaje de Robert Prosinecki, pretendido por el Sevilla. Pero la relación con González de Caldas tiene raíces más profundas. Desde hace dos años, el Betis está aún a la espera de solventar una deuda que al principio fue de 300 millones de pesetas, que se gastó el hoy presidente sevillista en comprar acciones del Betis.
Todas las indagaciones recientes presentan a Ruiz de Lopera como el verdadero director de movimientos en el desembarco de Antena 3 en el fútbol. Es tal su poder de convocatoria, el suyo o el de su dinero, que es capaz de financiar a once clubes para reforzar el ejército de los equipos simpatizantes a la causa.
Pero su segundo sueño es inalcanzable, la Sevilla oculta, la Sevilla eterna, nunca le dejará ocupar un puesto que no se puede comprar con oro. Aunque él asegura que ya le han puesto precio.
Comentario