Desde que tuvo uso de razón y recuerdos, los fines de semana iba Lolo con su Tia Panta, desde las casas baratas, remontado la avenida del Padre García Tejero hasta llegar al entonces estadio Benito Villamarín. Al llegar allí giraban a la derecha y pasando por el terreno de las monjas entraban en la antigua ciudad deportiva del Betis, esa que tenía un campo de albero con gradas de hormigón y otro de césped.
Desde el sábado por la mañana se jugaban en ámbos campos numerosos partidos de todos los equipos de la cantera verdiblanca, alevines, infantiles, cadetes, juveniles de varias categorías y hasta Betis Deportivo, que solía hacerlo los domingos a las 12 horas en el campo de césped.
Todos los fines de semana había mucha gente, la mayoría iban a ver a alguno de los equipos y después se iba. Pero siempre, sábados y domingos se encontraban para ver todos los partidos una serie de Béticos que no fallaban nunca. Entre ellos, la única mujer era Panta, a la que siempre acompañaba Lolo.
Panta conocía a todo el mundo en la ciudad deportiva, y por supuesto, que conocía de sobra a, los que como ella, se pasaba allí las horas del fin de semana, por lo que la confianza entre ellos eran total.
Un día, llegó a la ciudad deportiva un hombre mayor, de unos 60 años, que hacía mucho tiempo, a causa de una enfermedad, no iba por allí. Al ver a Panta, se saludaron afectuosamente y se pusieron al día de sus vidas y de su Betis. D. José, como lo llamaba Panta, se percató de la presencia de Lolo, al que no conocía, y pregunto, con una sonrisa amable en la boca:
- ¿y tú quién eres?
- yo soy Lolo
- ¿Lolo, tu serás del Betis no?
- No, yo soy Bético.
D. José, se carcajeó sonoramente, hasta que le dio un acceso de tos que se le saltaron las lágrimas.
- Vaya, vaya, no sabes tu na!
Lolo sonrió complacido
- Es que me lo enseñó mi padre.
- Ah, si? ¿y quién es tu padre?
- Su padre es mi hermano Nini, D. José - respondió Panta.
D. José enarcó las cejas y sus ojos cobraron más vida aún, miró fijamente a Lolo...
- ¿tu padre es el Nini? ¿Tu sabes que tu padre jugó aquí, en la ciudad deportiva con el Betis?
Lolo, que no lo sabía, sintió un nudo en el estómago y sólo pudo abrir mucho los ojos y subir los hombros a modo de respuesta.
- El Nini - D. José miraba ahora a Lolo como si retrocediera unos diez años atrás y viera a través de los ojos del niño recuerdos de otros tiempos. De pronto volvió de sus recuerdos y dijo, poniéndole una mano en la cabeza.
- Niño, tu padre si que valía.
- Mi padre era bueno?
- Tu padre? tu padre era el mejor extremo zurdo que ha pasado por la ciudad deportiva del Betis, tu padre, podría haber comido del fútbol. ¡Qué pierna izquierda tenía! ¡y qué casta le echaba!.
Lolo no sabía que decir, solo pensaba en su padre vestido con la camiseta a rayas verdes y blancas y le embargaba otra vez el nudo del estómago.
A partir de aquel fin de semana, D. José volvió a acudir puntualmente a la ciudad deportiva y cada vez que veía a Lolo, siempre comentaba a los Béticos que tenía al lado.
- Fijaos en ese chaval, su padre era el Nini, la mejor zurda que ha pasado por la ciudad deportiva.
En algunas ocasiónes el Bético que acompañaba a D. José también había visto jugar al Nini, y entonces, se dirigía a Lolo y le decía:
- Niño, tu padre sí que valía.
Aquellas noches, cuando Lolo volvía a casa, siempre se quedaba mirando a su padre, al Nini, que ya no solo era su padre, sino un héroe verdiblanco para él.
Nunca se lo dijo, nunca le contó a su padre lo que decían de él en la ciudad deportiva. Ni siquiera años más tarde supo que su padre tuvo que dejar de estudiar y de jugar al fútbol para ponerse a trabajar de aprendiz y llevar dinero a su casa y ayudar económicamente a su madre viuda y a sus diez hermanos. Nunca le habló de aquello porque tenía la sensación de que su padre se sentiría más triste si se lo decía.
Pero para Lolo, desde aquel día en la ciudad deportiva en la que conoció a D. José, el mejor futbolista Bético de toda la historia del Betis fue el Nini... fue su padre.
Y por las noches cuando se acostaba, durante mucho tiempo siempre se decía las mismas palabras antes de dormirse...
"Niño, tu padre sí que valía".
A tod@s los Bétic@s anónimos que nunca formarán parte de la historia escrita del Real Betis Balompié.
Desde el sábado por la mañana se jugaban en ámbos campos numerosos partidos de todos los equipos de la cantera verdiblanca, alevines, infantiles, cadetes, juveniles de varias categorías y hasta Betis Deportivo, que solía hacerlo los domingos a las 12 horas en el campo de césped.
Todos los fines de semana había mucha gente, la mayoría iban a ver a alguno de los equipos y después se iba. Pero siempre, sábados y domingos se encontraban para ver todos los partidos una serie de Béticos que no fallaban nunca. Entre ellos, la única mujer era Panta, a la que siempre acompañaba Lolo.
Panta conocía a todo el mundo en la ciudad deportiva, y por supuesto, que conocía de sobra a, los que como ella, se pasaba allí las horas del fin de semana, por lo que la confianza entre ellos eran total.
Un día, llegó a la ciudad deportiva un hombre mayor, de unos 60 años, que hacía mucho tiempo, a causa de una enfermedad, no iba por allí. Al ver a Panta, se saludaron afectuosamente y se pusieron al día de sus vidas y de su Betis. D. José, como lo llamaba Panta, se percató de la presencia de Lolo, al que no conocía, y pregunto, con una sonrisa amable en la boca:
- ¿y tú quién eres?
- yo soy Lolo
- ¿Lolo, tu serás del Betis no?
- No, yo soy Bético.
D. José, se carcajeó sonoramente, hasta que le dio un acceso de tos que se le saltaron las lágrimas.
- Vaya, vaya, no sabes tu na!
Lolo sonrió complacido
- Es que me lo enseñó mi padre.
- Ah, si? ¿y quién es tu padre?
- Su padre es mi hermano Nini, D. José - respondió Panta.
D. José enarcó las cejas y sus ojos cobraron más vida aún, miró fijamente a Lolo...
- ¿tu padre es el Nini? ¿Tu sabes que tu padre jugó aquí, en la ciudad deportiva con el Betis?
Lolo, que no lo sabía, sintió un nudo en el estómago y sólo pudo abrir mucho los ojos y subir los hombros a modo de respuesta.
- El Nini - D. José miraba ahora a Lolo como si retrocediera unos diez años atrás y viera a través de los ojos del niño recuerdos de otros tiempos. De pronto volvió de sus recuerdos y dijo, poniéndole una mano en la cabeza.
- Niño, tu padre si que valía.
- Mi padre era bueno?
- Tu padre? tu padre era el mejor extremo zurdo que ha pasado por la ciudad deportiva del Betis, tu padre, podría haber comido del fútbol. ¡Qué pierna izquierda tenía! ¡y qué casta le echaba!.
Lolo no sabía que decir, solo pensaba en su padre vestido con la camiseta a rayas verdes y blancas y le embargaba otra vez el nudo del estómago.
A partir de aquel fin de semana, D. José volvió a acudir puntualmente a la ciudad deportiva y cada vez que veía a Lolo, siempre comentaba a los Béticos que tenía al lado.
- Fijaos en ese chaval, su padre era el Nini, la mejor zurda que ha pasado por la ciudad deportiva.
En algunas ocasiónes el Bético que acompañaba a D. José también había visto jugar al Nini, y entonces, se dirigía a Lolo y le decía:
- Niño, tu padre sí que valía.
Aquellas noches, cuando Lolo volvía a casa, siempre se quedaba mirando a su padre, al Nini, que ya no solo era su padre, sino un héroe verdiblanco para él.
Nunca se lo dijo, nunca le contó a su padre lo que decían de él en la ciudad deportiva. Ni siquiera años más tarde supo que su padre tuvo que dejar de estudiar y de jugar al fútbol para ponerse a trabajar de aprendiz y llevar dinero a su casa y ayudar económicamente a su madre viuda y a sus diez hermanos. Nunca le habló de aquello porque tenía la sensación de que su padre se sentiría más triste si se lo decía.
Pero para Lolo, desde aquel día en la ciudad deportiva en la que conoció a D. José, el mejor futbolista Bético de toda la historia del Betis fue el Nini... fue su padre.
Y por las noches cuando se acostaba, durante mucho tiempo siempre se decía las mismas palabras antes de dormirse...
"Niño, tu padre sí que valía".
A tod@s los Bétic@s anónimos que nunca formarán parte de la historia escrita del Real Betis Balompié.
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