Los trucos de la venta
Lopera, que mantiene reuniones progresivas con los consejeros delegados del grupo Azabache, quiso incluir una opción de recompra de sus acciones · Los empresarios la rechazaron, pero siguen adelante
Manuel Ruiz de Lopera no desea vender su paquete de acciones, que, aunque inferior al 50% -devolvió por Ley casi un 5% de títulos que controlaba sin ser de su pertenencia-, aún le permite controlar el Betis. La prueba más evidente es que recientemente quiso incluir como condición en una hipotética venta de las mismas una opción de recompra a su favor.
Los miembros de las diferentes plataformas opositoras a Lopera, que convocaron la multitudinaria manifestación del pasado 15-J, conocen la serie de martingalas de las que éste se adoba cuando se sienta a una mesa y ése es el motivo de que, hasta la fecha, no hayan presentado ninguna propuesta en serio por el paquete mayoritario de acciones.
Béticos de siempre, algunos de rancio abolengo, se niegan a entrar en un juego de albur porque temen salir mal parados del mismo. Argumentan que si ofrecen equis, Lopera pedirá equis más uno y que, mientras, publicitaría las negociaciones de manera filtrada e interesada. Están seguros de que éste no quiere vender sus acciones y, mientras esperan conocer una tasación más o menos justa del valor de esas acciones, aguardan aún con más ansia la baza que abriría el abanico decisoriamente: una eventual imputación a Lopera por parte del Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla, que lo investiga por un presunto delito societario.
Es por eso que a Lopera, en las últimas fechas, y dado que públicamente sí dice que su paquete de acciones está en venta, se le han acercado empresarios de fuera de Sevilla o ajenos al mundo del fútbol, como es el caso de Azabache, un prestigioso grupo con más de medio siglo a sus espaldas y en constante expansión que tiene como lema El arte de los negocios y que comenzara como un negocio de trajes de flamenca.
Francisco Javier y Óscar son los hijos de Manuel Rodríguez, su fundador, y quienes se reúnen asiduamente con Lopera para intentar buscar un acuerdo y hacerse con el paquete mayoritario de acciones del Betis.
Con buena fe y con el poso que dejó el acuerdo de hace dos años, por el cual Azabache se anunció en las calzonas del primer equipo, los jóvenes empresarios se llevaron una sorpresa en una de las primeras tomas de contacto cuando Lopera les instó a incluir en el acuerdo de compraventa una opción de recompra futura a su favor. Lógicamente, éstos le hicieron saber que no aceptarían dicha premisa, pero aun así decidieron seguir adelante con las negociaciones -se rumorea que otros pretendidos compradores también se vieron sorprendidos en el pasado con cláusulas similares y abandonaron-.
De hecho, en la actualidad, Azabache está llevando a cabo una auditoría externa, a través de la prestigiosa red de entidades Ernst & Young, e incluso ha recibido una primera propuesta del propio Lopera, quien ha tasado sus acciones en 44 millones de euros, doce veces más de lo que le costó en 1992 y una cantidad que podría interpretarse como otra velada intención de no vender, ya que es difícil que alguien pague ese dinero por un club endeudado en más de 60 millones de euros y en Segunda División.
diariodesevilla
Lopera, que mantiene reuniones progresivas con los consejeros delegados del grupo Azabache, quiso incluir una opción de recompra de sus acciones · Los empresarios la rechazaron, pero siguen adelante
Manuel Ruiz de Lopera no desea vender su paquete de acciones, que, aunque inferior al 50% -devolvió por Ley casi un 5% de títulos que controlaba sin ser de su pertenencia-, aún le permite controlar el Betis. La prueba más evidente es que recientemente quiso incluir como condición en una hipotética venta de las mismas una opción de recompra a su favor.
Los miembros de las diferentes plataformas opositoras a Lopera, que convocaron la multitudinaria manifestación del pasado 15-J, conocen la serie de martingalas de las que éste se adoba cuando se sienta a una mesa y ése es el motivo de que, hasta la fecha, no hayan presentado ninguna propuesta en serio por el paquete mayoritario de acciones.
Béticos de siempre, algunos de rancio abolengo, se niegan a entrar en un juego de albur porque temen salir mal parados del mismo. Argumentan que si ofrecen equis, Lopera pedirá equis más uno y que, mientras, publicitaría las negociaciones de manera filtrada e interesada. Están seguros de que éste no quiere vender sus acciones y, mientras esperan conocer una tasación más o menos justa del valor de esas acciones, aguardan aún con más ansia la baza que abriría el abanico decisoriamente: una eventual imputación a Lopera por parte del Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla, que lo investiga por un presunto delito societario.
Es por eso que a Lopera, en las últimas fechas, y dado que públicamente sí dice que su paquete de acciones está en venta, se le han acercado empresarios de fuera de Sevilla o ajenos al mundo del fútbol, como es el caso de Azabache, un prestigioso grupo con más de medio siglo a sus espaldas y en constante expansión que tiene como lema El arte de los negocios y que comenzara como un negocio de trajes de flamenca.
Francisco Javier y Óscar son los hijos de Manuel Rodríguez, su fundador, y quienes se reúnen asiduamente con Lopera para intentar buscar un acuerdo y hacerse con el paquete mayoritario de acciones del Betis.
Con buena fe y con el poso que dejó el acuerdo de hace dos años, por el cual Azabache se anunció en las calzonas del primer equipo, los jóvenes empresarios se llevaron una sorpresa en una de las primeras tomas de contacto cuando Lopera les instó a incluir en el acuerdo de compraventa una opción de recompra futura a su favor. Lógicamente, éstos le hicieron saber que no aceptarían dicha premisa, pero aun así decidieron seguir adelante con las negociaciones -se rumorea que otros pretendidos compradores también se vieron sorprendidos en el pasado con cláusulas similares y abandonaron-.
De hecho, en la actualidad, Azabache está llevando a cabo una auditoría externa, a través de la prestigiosa red de entidades Ernst & Young, e incluso ha recibido una primera propuesta del propio Lopera, quien ha tasado sus acciones en 44 millones de euros, doce veces más de lo que le costó en 1992 y una cantidad que podría interpretarse como otra velada intención de no vender, ya que es difícil que alguien pague ese dinero por un club endeudado en más de 60 millones de euros y en Segunda División.
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