Momparlet, la mejor coartada de Lopera
FELIPE GUZMÁN
FRANCISCO PÉREZ
Lunes, 29-06-09
El nuevo altavoz del Betis es un educador especialista en Ética. No parece que haya caído en mal sitio para ejercer su apostolado cívico. Trabajo tiene de sobra. Es más, van a faltar sillas en sus clases en el Ruiz de Lopera a poco que ocupen pupitres todos los que necesitan unas nociones de dicha rama filosófica. Pero me temo que muchos harán rabona. Manuel Momparlet, no. Él estará en primera fila porque no se conforma con su ética natural sino que quiere el cum laude. Momparlet es en las tarjetas de visita director deportivo del Real Betis, o sea, el Jorge Valdano del Real Madrid de Segunda. Un Valdano, apresurémonos a decirlo, en prosa, que el verso se le atraganta.
El ejecutivo verdiblanco hizo esta semana unas estupendas declaraciones a los siempre al loro compañeros de Punto Radio de Sevilla. Digo estupendas porque no tienen desperdicio y si lo hubiera serviría de mantillo para que germinaran posteriores manifestaciones, el colmo de la ecología dialéctica. Lean: «¿Dimitir? No creo ni que fuese el momento ni que yo debiera hacer eso. Nunca ha pasado por mi cabeza la dimisión (..) No quería quedar para los anales como que Momparlet era el que había descendido al Betis y ahí acabar la historia (..) No me quería marchar ni la por la puerta de atrás, ni por la de adelante». ¿Cabe mayor compromiso? ¿Es posible actuar con más moral? ¿Cómo pueden afearle su continuidad en los foros de internet presentando un balance deportivo y una hoja de servicios tan intachable?
Un profesional debe asumir las responsabilidades que se derivan de sus actos. Por eso yo veo bien que Momparlet no haya dimitido pese a que las plantillas que él teóricamente confeccionó se asomaran durante tres años al precipicio y al cuarto cayera hasta el fondo del mismo. ¡Croc! No se considera responsable porque él no hizo nada, pero nada de nada, oiga. En su tarjeta puede poner lo que sea pero en realidad todo el mundo sabe que se gana el sueldo como coartada de Lopera. «¿Dónde estaba usted cuando se cometió el crimen del fichaje de Lima?», pregunta el poli de la peli al de Jabugo. Y éste responde: «Yo tomándome una Mirinda (refresco del 92) con Momparlet, ¿verdad, Mompa?». Y así nunca hay pruebas contra don Manué.
FELIPE GUZMÁN
FRANCISCO PÉREZ
Lunes, 29-06-09
El nuevo altavoz del Betis es un educador especialista en Ética. No parece que haya caído en mal sitio para ejercer su apostolado cívico. Trabajo tiene de sobra. Es más, van a faltar sillas en sus clases en el Ruiz de Lopera a poco que ocupen pupitres todos los que necesitan unas nociones de dicha rama filosófica. Pero me temo que muchos harán rabona. Manuel Momparlet, no. Él estará en primera fila porque no se conforma con su ética natural sino que quiere el cum laude. Momparlet es en las tarjetas de visita director deportivo del Real Betis, o sea, el Jorge Valdano del Real Madrid de Segunda. Un Valdano, apresurémonos a decirlo, en prosa, que el verso se le atraganta.
El ejecutivo verdiblanco hizo esta semana unas estupendas declaraciones a los siempre al loro compañeros de Punto Radio de Sevilla. Digo estupendas porque no tienen desperdicio y si lo hubiera serviría de mantillo para que germinaran posteriores manifestaciones, el colmo de la ecología dialéctica. Lean: «¿Dimitir? No creo ni que fuese el momento ni que yo debiera hacer eso. Nunca ha pasado por mi cabeza la dimisión (..) No quería quedar para los anales como que Momparlet era el que había descendido al Betis y ahí acabar la historia (..) No me quería marchar ni la por la puerta de atrás, ni por la de adelante». ¿Cabe mayor compromiso? ¿Es posible actuar con más moral? ¿Cómo pueden afearle su continuidad en los foros de internet presentando un balance deportivo y una hoja de servicios tan intachable?
Un profesional debe asumir las responsabilidades que se derivan de sus actos. Por eso yo veo bien que Momparlet no haya dimitido pese a que las plantillas que él teóricamente confeccionó se asomaran durante tres años al precipicio y al cuarto cayera hasta el fondo del mismo. ¡Croc! No se considera responsable porque él no hizo nada, pero nada de nada, oiga. En su tarjeta puede poner lo que sea pero en realidad todo el mundo sabe que se gana el sueldo como coartada de Lopera. «¿Dónde estaba usted cuando se cometió el crimen del fichaje de Lima?», pregunta el poli de la peli al de Jabugo. Y éste responde: «Yo tomándome una Mirinda (refresco del 92) con Momparlet, ¿verdad, Mompa?». Y así nunca hay pruebas contra don Manué.
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