...Había un sueño llamado Betis. Algo más que un simple equipo de futbol, que un asunto trivial con una pelota tras la que corren once futbolistas como protagonista. Era todo un símbolo, un amor nacido un 12 de septiembre de 1907.
Yo he sentido a ese Betis de las primeras décadas sin haberlas siquiera olido. He sentido la escisión de nuestros rivales como orgullo y símbolo de resistencia tan sólo por haber leído la historia del Real Betis Balompié. He sentido a los valientes que se atrevieron a luchar contra una injusticia. Pobres inocentes, no sabían lo que su acto de rebeldía llegaría a significar para muchos con el tiempo.
Yo conozco un equipo al sur de España, en el corazón de Andalucía, al cual seguiré sin descanso. Aún pueden oírse en la palmea los ecos de grandes noches de fútbol, de griterío de celebraciones, de suspiros y gritos ahogados de sufrimiento. Siempre hemos sido un equipo que ha sabido ser grande en su humildad y querido por propios y extraños. Un equipo que empuñaba la espada con honor y valentía con la mano derecha y con la siniestra te ayudaba a levantar.
Mi vello se ha erizado con los gritos de ánimo de los que le quieren, de los que le sufren y disfrutan con sus alegrías. Sé lo que es formar parte de esa afición, y eso es algo que de verdad no puede cambiarse por ninguna otra.
Tradición de generaciones, sufrimiento no acto para cardiacos, arte hecho equipo.
Ahora nuestro Betis está agonizando. En una categoría que no se corresponde con nuestro deseo, con los anhelos de los que le siguen desde el cuarto anillo y del sol sevillano, siempre asentado en Heliópolis, que le ha seguido durante estos 102 años. Nuestro Betis respira fuerte, haciendo un esfuerzo meritorio para que oigamos sus llamadas y corramos a auxiliarle. Lleva años resistiendo una muerte que le ronda y el evita, siempre deseando que seamos nosotros los que le tendamos la mano y curemos sus profundas heridas, tanto de orgullo como de lucha. Nos espera. No está lejos, tan solo en el camino de nuestra lucha para conseguir su libertad. Para conseguir ese sueño llamado Betis, de locos y soñadores, de gente obrera y grandes personajes seducidos por sus siempre eternos colores verdiblancos.
Ayudémosle. Salvémosle. Nos necesita. Tenemos que hacer honor a tantos años de gloria y auparle hasta donde se merece.
Tras las lágrimas, no podemos seguir lamentándonos. Tenemos que actuar si queremos sonreír y por fin salir de este infierno.
La batalla empieza el 15 de junio. Yo no podré estar físicamente. Pero espero y quiero sentir las ansias de libertad de aquellos que buscan salida a esta situación.
Por la esencia de ese equipo del que no podemos desprendernos. Por tí, Betis. A mi señal, ira y fuego...
PD: Gracias por leerlo.
HaushinKa
Yo he sentido a ese Betis de las primeras décadas sin haberlas siquiera olido. He sentido la escisión de nuestros rivales como orgullo y símbolo de resistencia tan sólo por haber leído la historia del Real Betis Balompié. He sentido a los valientes que se atrevieron a luchar contra una injusticia. Pobres inocentes, no sabían lo que su acto de rebeldía llegaría a significar para muchos con el tiempo.
Yo conozco un equipo al sur de España, en el corazón de Andalucía, al cual seguiré sin descanso. Aún pueden oírse en la palmea los ecos de grandes noches de fútbol, de griterío de celebraciones, de suspiros y gritos ahogados de sufrimiento. Siempre hemos sido un equipo que ha sabido ser grande en su humildad y querido por propios y extraños. Un equipo que empuñaba la espada con honor y valentía con la mano derecha y con la siniestra te ayudaba a levantar.
Mi vello se ha erizado con los gritos de ánimo de los que le quieren, de los que le sufren y disfrutan con sus alegrías. Sé lo que es formar parte de esa afición, y eso es algo que de verdad no puede cambiarse por ninguna otra.
Tradición de generaciones, sufrimiento no acto para cardiacos, arte hecho equipo.
Ahora nuestro Betis está agonizando. En una categoría que no se corresponde con nuestro deseo, con los anhelos de los que le siguen desde el cuarto anillo y del sol sevillano, siempre asentado en Heliópolis, que le ha seguido durante estos 102 años. Nuestro Betis respira fuerte, haciendo un esfuerzo meritorio para que oigamos sus llamadas y corramos a auxiliarle. Lleva años resistiendo una muerte que le ronda y el evita, siempre deseando que seamos nosotros los que le tendamos la mano y curemos sus profundas heridas, tanto de orgullo como de lucha. Nos espera. No está lejos, tan solo en el camino de nuestra lucha para conseguir su libertad. Para conseguir ese sueño llamado Betis, de locos y soñadores, de gente obrera y grandes personajes seducidos por sus siempre eternos colores verdiblancos.
Ayudémosle. Salvémosle. Nos necesita. Tenemos que hacer honor a tantos años de gloria y auparle hasta donde se merece.
Tras las lágrimas, no podemos seguir lamentándonos. Tenemos que actuar si queremos sonreír y por fin salir de este infierno.
La batalla empieza el 15 de junio. Yo no podré estar físicamente. Pero espero y quiero sentir las ansias de libertad de aquellos que buscan salida a esta situación.
Por la esencia de ese equipo del que no podemos desprendernos. Por tí, Betis. A mi señal, ira y fuego...
PD: Gracias por leerlo.
HaushinKa
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