Independientemente que el principal objetivo del bulo tirado ayer por el vocero de que el Sr. Ruiz de Lopera está esperando ofertas, es distraer en un día en el que nadie de los que administran el Betis ni ha tenido la vergüenza de dimitir ni de dar la cara, a estas alturas todo el mundo sabe que el dinero que este señor cogiera por la supuesta venta iría por orden judicial, a garantizar las posibles responsabilidades económicas a satisfacer por el Sr. Lopera por los presuntos delitos cometidos contra el Real Betis Balompié, S.A.D., de delito societario y de apropiación indebida. Sirva solo esta primera apreciación para darle la credibilidad que se merece al bulo del vocero.
Pero es más, antes de determinar el posible valor de las acciones de Farusa a día de hoy, deberíamos valorar también, otra circunstancia aún más importante. La instrucción de la causa que lleva el Juzgado nº 6 de Sevilla, ha considerado que los presuntos delitos cometidos en la administración de la sociedad son continuados, así no solo lo ha estimado no solo la Juez sino la Audiencia Provincial; a lo mejor nos divertimos aún más cuando, a resultas de la investigación de todo lo sucedido desde el año 1.993 para acá, se enteren muchos, y nos cercioremos otros, de cómo Farusa se hizo con esas acciones y cómo las pagó, porque a lo mejor lo que , presuntamente, se intenta vender tiene un origen no tan mesiánico y salvador como el que nos han contado, y esas acciones tienen un vicio original, su fraudulenta obtención.
Más vayamos al quid de la cuestión, ¿qué valen hoy las acciones de la empresa de Lopera Farusa?. Hay algunos que haciéndose auténticas maravillas empiezan a calcular lo que dice que pagó Lopera, le incrementa el IPC del 92 a la fecha, le suma la valoración del incremento del valor del negocio, dado que el fútbol profesional del 92 no es el de hoy, no considera el patrimonio inmobiliario, lo multiplica por el incremento de los fondos propios, y al final le deducimos los posibles pasivos ocultos, resultado de todo: La gallina.
Quién quiera a día de hoy, desde fuera del Betis, salvo evidentemente los peritos que están haciendo a la juez el informe pericial que pudieran acercarse a algo aproximado, nadie, hasta no entrar en el club y levantar no ya hasta el último papel, sino hasta la última alfombra, no sabrá nunca qué vale el 51% de las acciones del Real Betis Balompié, S.A.D.
Ahora, otra cosa, es no pagar un precio de compra, otra cosa sería pagar un rescate por liberar del secuestro de 17 años del Betis, y eso es lo que pudiera estar pidiendo Lopera, aunque ni eso me lo creo. Y entramos en otra lectura: ¿Cuánto puede pedir el que está muriendo por el Betis, por liberarse de ese sufrimiento tan agónico y, ciertamente, lento? ¿En cuánto valora un bético desde “chiquetito” el desprenderse del amor de su vida? ¿Cuánto hay que pagarle para que las tontas puedan por fin descansar y dejar de poner dinero? ¿Debemos pedirles pruebas de que el Betis aún lo mantiene con vida (la afición no cuenta) o, como parece, lo tiene económica, deportiva, institucional y deportivamente muerto?.
Lamentablemente, todavía hay gente del Betis que parecen no conocer a Lopera y se lanzan al primer guau guau, a echarle cuenta. A estas alturas, de verdad, ¿qué vende Lopera? Y sobre todo, el que compre, ¿sabe lo que compra?, o, ¿cómo le quita las querellas?. Por lo tanto, mejor volvamos a la gallina, y como cantaban los inigualables Les Luthiers, cantemos: “La gallina estaba clueca, puso un huevo, y dijo Eureka”.
Pero es más, antes de determinar el posible valor de las acciones de Farusa a día de hoy, deberíamos valorar también, otra circunstancia aún más importante. La instrucción de la causa que lleva el Juzgado nº 6 de Sevilla, ha considerado que los presuntos delitos cometidos en la administración de la sociedad son continuados, así no solo lo ha estimado no solo la Juez sino la Audiencia Provincial; a lo mejor nos divertimos aún más cuando, a resultas de la investigación de todo lo sucedido desde el año 1.993 para acá, se enteren muchos, y nos cercioremos otros, de cómo Farusa se hizo con esas acciones y cómo las pagó, porque a lo mejor lo que , presuntamente, se intenta vender tiene un origen no tan mesiánico y salvador como el que nos han contado, y esas acciones tienen un vicio original, su fraudulenta obtención.
Más vayamos al quid de la cuestión, ¿qué valen hoy las acciones de la empresa de Lopera Farusa?. Hay algunos que haciéndose auténticas maravillas empiezan a calcular lo que dice que pagó Lopera, le incrementa el IPC del 92 a la fecha, le suma la valoración del incremento del valor del negocio, dado que el fútbol profesional del 92 no es el de hoy, no considera el patrimonio inmobiliario, lo multiplica por el incremento de los fondos propios, y al final le deducimos los posibles pasivos ocultos, resultado de todo: La gallina.
Quién quiera a día de hoy, desde fuera del Betis, salvo evidentemente los peritos que están haciendo a la juez el informe pericial que pudieran acercarse a algo aproximado, nadie, hasta no entrar en el club y levantar no ya hasta el último papel, sino hasta la última alfombra, no sabrá nunca qué vale el 51% de las acciones del Real Betis Balompié, S.A.D.
Ahora, otra cosa, es no pagar un precio de compra, otra cosa sería pagar un rescate por liberar del secuestro de 17 años del Betis, y eso es lo que pudiera estar pidiendo Lopera, aunque ni eso me lo creo. Y entramos en otra lectura: ¿Cuánto puede pedir el que está muriendo por el Betis, por liberarse de ese sufrimiento tan agónico y, ciertamente, lento? ¿En cuánto valora un bético desde “chiquetito” el desprenderse del amor de su vida? ¿Cuánto hay que pagarle para que las tontas puedan por fin descansar y dejar de poner dinero? ¿Debemos pedirles pruebas de que el Betis aún lo mantiene con vida (la afición no cuenta) o, como parece, lo tiene económica, deportiva, institucional y deportivamente muerto?.
Lamentablemente, todavía hay gente del Betis que parecen no conocer a Lopera y se lanzan al primer guau guau, a echarle cuenta. A estas alturas, de verdad, ¿qué vende Lopera? Y sobre todo, el que compre, ¿sabe lo que compra?, o, ¿cómo le quita las querellas?. Por lo tanto, mejor volvamos a la gallina, y como cantaban los inigualables Les Luthiers, cantemos: “La gallina estaba clueca, puso un huevo, y dijo Eureka”.
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