Esto no lo ha dicho nadie ni es una declaración proveniente de Jabugo, no. Es más bien una reflexión que me hago y que creo que está algo acertada.
Veamos, tu puedes ser todo lo bético que quieras. Llevas con el carnet muchísimos años, tus antepasados eran béticos. Sientes el Betis. Hasta ahí vale. Ahora bien, tienes otra afición y se llama avaricia. Te encanta el dinero y el tener poder. Un día te haces con el Betis y ves la oportunidad perfecta para compaginar ambas aficiones. Manejas al equipo de tus amores a tu antojo, eres "poderoso" y puedes realizar chanchullos que implican a tu empresa con el Betis.
Todo esto lo hacías con la confianza de que todo serían tiempos de bonanza, que todo iría sobre ruedas y que tu gente, tu afición, te querría como dueño del club para siempre. De vez en cuando realizabas comentarios sobre que te irías, que dejarías al equipo, pero solo era una forma de hacerte querer. Lo hacías para que los béticos tuvieran miedo de tu marcha y te gritasen para que te quedases. Seguías sintiendote poderoso.
Pero, ¡ay amigo!, el futbol evolucionó y tu seguiste anclado en el pasado. El público que tanto te quería se volvió en tu contra. Ya no te sentías poderoso. Eso dolió, y mucho. El ridiculizarte a tí, al dueño, al salvador, en medio de un partido de Champions...eso hizo daño. Cogiste una pataleta y decidiste no acudir más al estadio esperando que tus criaturas gritasen para que volvieras. Eso no ocurrió.
Para colmo, un día surge un grito, un cántico que unificó a una afición. Te pedían que te fueras. ¡A tí! ¡Al que les salvó de la desaparición! Tu decidiste mirar hacia otro lado. Te pedían que vendieras pero, ¿a quién le voy a vender?
Salieron compradores pero, cuando ya estaba todo hecho, reculaste y sacaste un grupo fantasma que le hacía la competencia. Pudiste vender pero no quisiste.
El público sigue pidiendo tu marcha, te anclaste en el pasado y el futbol actualmente se maneja como una empresa moderna, sabes que no debes estar en el Betis pero no puedes irte...
No, no puedes. Traspasarle el Betis a otro señor o grupo significa dejar al desnudo las cuentas del club estos años. Sabes lo que eso significaría. No puedes vender. No sabes modernizar las estructura y has decidido escudarte en unos señores que sirven como parapetos. Les das su sueldo para que sirvan como escudo protector. Ahí estaras (o creeras estar) a salvo de la ira del aficionado.
Dejaste de pensar en tus antepasados, esos que eran tan béticos. Dejaste de pensar en ser vitoreado. Ahora solo piensas en ti y en no verte entre rejas...
Por eso no puedes vender.
Por eso no vas a vender en la vida.
Por eso esperamos pacientemente la resolución de Dña. Mercedes Ayala.
Veamos, tu puedes ser todo lo bético que quieras. Llevas con el carnet muchísimos años, tus antepasados eran béticos. Sientes el Betis. Hasta ahí vale. Ahora bien, tienes otra afición y se llama avaricia. Te encanta el dinero y el tener poder. Un día te haces con el Betis y ves la oportunidad perfecta para compaginar ambas aficiones. Manejas al equipo de tus amores a tu antojo, eres "poderoso" y puedes realizar chanchullos que implican a tu empresa con el Betis.
Todo esto lo hacías con la confianza de que todo serían tiempos de bonanza, que todo iría sobre ruedas y que tu gente, tu afición, te querría como dueño del club para siempre. De vez en cuando realizabas comentarios sobre que te irías, que dejarías al equipo, pero solo era una forma de hacerte querer. Lo hacías para que los béticos tuvieran miedo de tu marcha y te gritasen para que te quedases. Seguías sintiendote poderoso.
Pero, ¡ay amigo!, el futbol evolucionó y tu seguiste anclado en el pasado. El público que tanto te quería se volvió en tu contra. Ya no te sentías poderoso. Eso dolió, y mucho. El ridiculizarte a tí, al dueño, al salvador, en medio de un partido de Champions...eso hizo daño. Cogiste una pataleta y decidiste no acudir más al estadio esperando que tus criaturas gritasen para que volvieras. Eso no ocurrió.
Para colmo, un día surge un grito, un cántico que unificó a una afición. Te pedían que te fueras. ¡A tí! ¡Al que les salvó de la desaparición! Tu decidiste mirar hacia otro lado. Te pedían que vendieras pero, ¿a quién le voy a vender?
Salieron compradores pero, cuando ya estaba todo hecho, reculaste y sacaste un grupo fantasma que le hacía la competencia. Pudiste vender pero no quisiste.
El público sigue pidiendo tu marcha, te anclaste en el pasado y el futbol actualmente se maneja como una empresa moderna, sabes que no debes estar en el Betis pero no puedes irte...
No, no puedes. Traspasarle el Betis a otro señor o grupo significa dejar al desnudo las cuentas del club estos años. Sabes lo que eso significaría. No puedes vender. No sabes modernizar las estructura y has decidido escudarte en unos señores que sirven como parapetos. Les das su sueldo para que sirvan como escudo protector. Ahí estaras (o creeras estar) a salvo de la ira del aficionado.
Dejaste de pensar en tus antepasados, esos que eran tan béticos. Dejaste de pensar en ser vitoreado. Ahora solo piensas en ti y en no verte entre rejas...
Por eso no puedes vender.
Por eso no vas a vender en la vida.
Por eso esperamos pacientemente la resolución de Dña. Mercedes Ayala.
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