THE PARTY IS OVER, LLEGAN LOS BÉTICOS
Para Lopera hace ya tiempo que, como tanto se ha dicho tras la crisis financiera, “the party is over”. Se acabaron los felices noventa en los que, tras una fácil operación especulativa, se encontró en una nube tal de idolatría y devoción que, siendo tan ególatra, debió disfrutar como nunca en su vida. Ahora ya no es divertido. Estoy convencido de que ahora, aparte del orgullo y el rencor, su sustento es esa soñada plusvalía de diez o quince mil millones que siempre quiso creer que obtendría. Pero el mismo ha llevado la maraña a tal extremo que no va a encontrar quien le compre, que el pelotazo se ha esfumado y, para colmo, se puede ver trocado en unos años a la sombra.
En esta tesitura, quiero pensar que las posibilidades de que el beticismo recupere el control del Betis son más ciertas de lo que muchos, de una y otra parte, parecen creer. Y aunque el camino para ello va a ser previsiblemente lento y con seguridad trabajoso, pienso que sus dos líneas esenciales ya están trazadas:
La defensa judicial de los intereses del Betis, mediante la querella contra el factótum de la SAD, es fundamental tanto para la clarificación jurídica de la situación como para el avance del paulatino proceso de desintoxicación del peculiar síndrome de Estocolmo que aún afecta a tantos béticos. Su eficacia se viene notando ya en ciertos cambios en la gestión del consejo, pero su alcance a largo plazo, vistos los últimos autos de la Audiencia Provincial, parece de lo más prometedor.
La progresiva movilización social es la otra pieza clave. A día de hoy podría parecer demasiado minoritaria, aunque fenómenos como el de la sindicación de pequeños accionistas hayan desbordado muchas previsiones, pero la receptividad de la mayoría ha evolucionado muy rápido. El desconcertante y extendido “yo no soy ni loperista ni antiloperista” no es sino un desentendimiento inicial, un paso previo al inevitable cambio. El ingrediente que falta sería quizá un carácter más marcado de alternativa real, que se vería muy reforzado con el apoyo abierto de grandes figuras de la historia bética, y este llegará. La influencia que la primera vía, el desenmascaramiento judicial del entramado farusiano, ha de ser muy poderosa en la buena marcha de la segunda, la toma de conciencia de la afición.
Para mí, mejor que una nueva compra individualizada de acciones, la solución ideal sería algo en la línea de los “Trusts” del fútbol inglés, una agrupación democrática de los aficionados que se hace colectivamente con el control de la SAD. Pero obviamente, llegados a la situación catastrófica en que nos encontramos, cualquier forma que permitiera la recuperación del destino del Betis por los béticos sería un paso de gigante.
Inevitablemente, toca agradecer su labor a cuantos, por cualquier medio, se están esforzando por cambiar nuestro triste presente, y muy especialmente a Por Nuestro Betis y su extraordinario trabajo.
Y como lo cortés no quita lo valiente, para terminar lo más evidente: MAÑANA TODOS A HELIÓPOLIS, A RUGIR COMO FIERAS Y ¡A POR ELLOS BETIS!
De 10 tio!! de 10.
Para Lopera hace ya tiempo que, como tanto se ha dicho tras la crisis financiera, “the party is over”. Se acabaron los felices noventa en los que, tras una fácil operación especulativa, se encontró en una nube tal de idolatría y devoción que, siendo tan ególatra, debió disfrutar como nunca en su vida. Ahora ya no es divertido. Estoy convencido de que ahora, aparte del orgullo y el rencor, su sustento es esa soñada plusvalía de diez o quince mil millones que siempre quiso creer que obtendría. Pero el mismo ha llevado la maraña a tal extremo que no va a encontrar quien le compre, que el pelotazo se ha esfumado y, para colmo, se puede ver trocado en unos años a la sombra.
En esta tesitura, quiero pensar que las posibilidades de que el beticismo recupere el control del Betis son más ciertas de lo que muchos, de una y otra parte, parecen creer. Y aunque el camino para ello va a ser previsiblemente lento y con seguridad trabajoso, pienso que sus dos líneas esenciales ya están trazadas:
La defensa judicial de los intereses del Betis, mediante la querella contra el factótum de la SAD, es fundamental tanto para la clarificación jurídica de la situación como para el avance del paulatino proceso de desintoxicación del peculiar síndrome de Estocolmo que aún afecta a tantos béticos. Su eficacia se viene notando ya en ciertos cambios en la gestión del consejo, pero su alcance a largo plazo, vistos los últimos autos de la Audiencia Provincial, parece de lo más prometedor.
La progresiva movilización social es la otra pieza clave. A día de hoy podría parecer demasiado minoritaria, aunque fenómenos como el de la sindicación de pequeños accionistas hayan desbordado muchas previsiones, pero la receptividad de la mayoría ha evolucionado muy rápido. El desconcertante y extendido “yo no soy ni loperista ni antiloperista” no es sino un desentendimiento inicial, un paso previo al inevitable cambio. El ingrediente que falta sería quizá un carácter más marcado de alternativa real, que se vería muy reforzado con el apoyo abierto de grandes figuras de la historia bética, y este llegará. La influencia que la primera vía, el desenmascaramiento judicial del entramado farusiano, ha de ser muy poderosa en la buena marcha de la segunda, la toma de conciencia de la afición.
Para mí, mejor que una nueva compra individualizada de acciones, la solución ideal sería algo en la línea de los “Trusts” del fútbol inglés, una agrupación democrática de los aficionados que se hace colectivamente con el control de la SAD. Pero obviamente, llegados a la situación catastrófica en que nos encontramos, cualquier forma que permitiera la recuperación del destino del Betis por los béticos sería un paso de gigante.
Inevitablemente, toca agradecer su labor a cuantos, por cualquier medio, se están esforzando por cambiar nuestro triste presente, y muy especialmente a Por Nuestro Betis y su extraordinario trabajo.
Y como lo cortés no quita lo valiente, para terminar lo más evidente: MAÑANA TODOS A HELIÓPOLIS, A RUGIR COMO FIERAS Y ¡A POR ELLOS BETIS!
De 10 tio!! de 10.
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