Resulta difícil comprender por qué el Betis retuvo a Mariano Pavone si no entra para nada en los planes de Paco Chaparro. Lopera consideró insuficiente los cinco millones ofrecidos por Independiente de Avellaneda y la dirección deportiva respaldó esta decisión argumentando que la plantilla tenía pocos efectivos en ataque. Pero lo cierto es que pasan las jornadas, y el ‘Tanque’ sigue sin rascar bola. De hecho, sus últimos minutos los disputó en Zorrilla el pasado 18 de enero, en el último partido de la primera vuelta. Desde entonces, se ha tenido que conformar con ver los partidos desde el banquillo o la grada. La situación se ha vuelto insostenible y salvo una plaga de lesiones en las posiciones adelantadas, no parece que vaya a cambiar.

Pavone no es feliz en la ciudad y eso se palpa en el día a día. Hizo todo lo posible para forzar su salida en el mercado invernal, ya que su mujer tenía problemas personales, pero no consiguió su propósito. Como profesional que es, sigue trabajando en los entrenamientos como el que más, aunque obviamente todo lo extradeportivo le está pasando factura. No encuentra los minutos que le servirían como acicate y se ha aislado en una burbuja en la que no puede entrar casi nadie, y mucho menos la prensa. El ‘Tanque’ lleva siete partidos consecutivos sin jugar y casi una vuelta sin celebrar un gol. Eso, para un goleador, es realmente duro y difícil de asimilar. No hay que atribuir su suplencia a la llegada de Ricardo Oliveira porque ya jugaba poco cuando no estaba el brasileño. Si todo sigue igual, su caché irá decayendo progresivamente y los cinco millones que pusieron encima de la mesa no volverán a aparecer.

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