Un partido que había que ganar, en Valladolid, desgraciadamente con un rival directo directísimo, con el agua al cuello muy preocupantemente, con unas cosas en casa cada vez más oscuras y recordando a años pasados. Era urgentísimo ganar antes de empezar la tanda criminal de 5 partidos con los cinco primeros.
Y hemos ganado. Hemos ganado con dos goles de pillo de Sergio García, que si bien han sido regalos clamorosos de la defensa local también había que estar ahí para meterlos. Así que a nadie le amarga un dulce y 21 puntitos... 21...
Si uno viese esto de forma positiva pensaría... El principio de la remontada, nos vamos a salvar, no hay más que seguir con el juego y esperar tener más suerte cara a la portería. Y eso es lo que mi angelito positivo me dicta. Y esta noche el angelito positivo está hasta agradecido a los vecinos por aquello de ganar por la mínima al Numancia soriano. Así que mi angelito mañana va a desayunar bien.
Con el malo tengo más problemas. Mi angelito malo empieza con la contabilidad y me despista. Primero me dice que un buen resultado con dos jugadores lesionados para tiempo. Un entrenador que tiene que rogar demasiado al que manda para que mueva ficha y sabe que una chaquetita no es suficiente. Un mandamás que quiere que lo quieran para que se deje caer, pero que cada vez menos gente lo quiere. Se acumulan tarjetas y la enfermería se llena, esperemos que los que salen de lesión ayuden, pero el angelito malo me avisa de cómo es la enfermería.
Igualmente el angelito me recuerda que solemos fichar tarde, muy tarde, y acertamos casi siempre una de cada cuatro veces los últimos años. Y que la victoria no nos va a ayudar a reforzar la plantilla, pues todavía se piensa en aquello de "unos miran los juzgados y otros miramos a europa". Pero seguimos muy cerca de los puestos bajos, para mal de todos los béticos.
Mi angelito malo, se me pone en el hombro y me dice que está mareado de ver cómo los objetivos y el futuro del Betis varía con cada jornada y según quien lo diga. En la locura se acuerda de cuatro que van por el morro al palco y que tienen tanta credibilidad como una palabra salida del que dice que manda en la radio del club. Me dice que eso no ayuda a la hora de celebrar las victorias, porque todas, victorias y derrotas, se transforman en reproches entre béticos, y eso no debería ser y menos que se potenciase desde quien manda y contratados varios.
Con todo esto me fijo en mi angelito malo y va vestido del Betis, y me guiña el ojo, y me dice que de angelito malo ni de coña, que el otro, el bueno, es el angelito risueño, pero en realidad el malo es el bueno y me da un capón por si acaso no he celebrado la victoria, escriba estas palabras y siga con los pies en el suelo, pues me dice que así ayudo más al Betis.
Así que señores, es lo malo de echarse una cabezadita al terminar el partido, que con 5 minutos de sueño te acosan angeles... y demonios.
Y hemos ganado. Hemos ganado con dos goles de pillo de Sergio García, que si bien han sido regalos clamorosos de la defensa local también había que estar ahí para meterlos. Así que a nadie le amarga un dulce y 21 puntitos... 21...
Si uno viese esto de forma positiva pensaría... El principio de la remontada, nos vamos a salvar, no hay más que seguir con el juego y esperar tener más suerte cara a la portería. Y eso es lo que mi angelito positivo me dicta. Y esta noche el angelito positivo está hasta agradecido a los vecinos por aquello de ganar por la mínima al Numancia soriano. Así que mi angelito mañana va a desayunar bien.
Con el malo tengo más problemas. Mi angelito malo empieza con la contabilidad y me despista. Primero me dice que un buen resultado con dos jugadores lesionados para tiempo. Un entrenador que tiene que rogar demasiado al que manda para que mueva ficha y sabe que una chaquetita no es suficiente. Un mandamás que quiere que lo quieran para que se deje caer, pero que cada vez menos gente lo quiere. Se acumulan tarjetas y la enfermería se llena, esperemos que los que salen de lesión ayuden, pero el angelito malo me avisa de cómo es la enfermería.
Igualmente el angelito me recuerda que solemos fichar tarde, muy tarde, y acertamos casi siempre una de cada cuatro veces los últimos años. Y que la victoria no nos va a ayudar a reforzar la plantilla, pues todavía se piensa en aquello de "unos miran los juzgados y otros miramos a europa". Pero seguimos muy cerca de los puestos bajos, para mal de todos los béticos.
Mi angelito malo, se me pone en el hombro y me dice que está mareado de ver cómo los objetivos y el futuro del Betis varía con cada jornada y según quien lo diga. En la locura se acuerda de cuatro que van por el morro al palco y que tienen tanta credibilidad como una palabra salida del que dice que manda en la radio del club. Me dice que eso no ayuda a la hora de celebrar las victorias, porque todas, victorias y derrotas, se transforman en reproches entre béticos, y eso no debería ser y menos que se potenciase desde quien manda y contratados varios.
Con todo esto me fijo en mi angelito malo y va vestido del Betis, y me guiña el ojo, y me dice que de angelito malo ni de coña, que el otro, el bueno, es el angelito risueño, pero en realidad el malo es el bueno y me da un capón por si acaso no he celebrado la victoria, escriba estas palabras y siga con los pies en el suelo, pues me dice que así ayudo más al Betis.
Así que señores, es lo malo de echarse una cabezadita al terminar el partido, que con 5 minutos de sueño te acosan angeles... y demonios.
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