Era la primera vez que asistía a la junta obra y gracia de buenos béticos que me pidieron que los representase y así llegar a las diez preceptivas para la asistencia. Tuve el honor de representarlos, gran honor.
Fui a acreditarme antes de empezar y me faltaba una fotocopia de mi dni, corriendo Reina Mercedes arriba y una copistería donde econtré a otros béticos más o menos en la misma tesitura. Después de lo del año pasado, no esperaba ni bueno ni malo, simplemente esperaba que no pasase nada... Y en cuanto a convivencia así fue, muy muy bien. Entré en el hall con los demás accionistas y representantes y estuve departiendo con todo el mundo, saludé a gentes de todas las tendencias e incluso tuve tiempo de ir al servicio, que se esperaba largo el tiempo allí dentro.
Empezamos un poquito más tarde porque tenían que acreditarse todavía varios béticos. Pero empezaron a llamarme la atención varias cosas. El consejo estaba en su sitio, los invitados en el suyo, los accionistas repartidos de forma aleatoria, de tal forma que a mi lado había de todo pensamiento y toda expresión. Sin embargo, me pareció curioso la ubicación de una cámara, creía que no se iba a grabar, y que ésta estuviese apuntando directamente a los accionistas, nunca al consejo de administración, a los que cogía práctiamente de espaldas.
Empezó la junta y fue el clásico pinpanpún... El Consejo pasaba por los puntos "de puntillas" esperaba la salva de intervenciones, todas muy técnicas y argumentadas de los señores en discrepancia que eran ¿contestadas? por miembros del consejo escogidos al efecto. Es cierto que el consejo se mostró en todo momento de una corrección magnífica, calculada, matemática. E incluso en las no respuestas conservaba un rictus tranquilo. Aunque una cosa sí que era curiosa. Don Manuel era el que quitaba los turnos de palabra... siempre. El presidente ni se inmutaba... El dedo de Don Manuel daba los tiempos y quitaba la palabra, fuese o no interesante, fuese o no importante.
De igual forma, la palabra la tomaron muchísimos béticos, algunos fueron de una categoría y saber estar increibles, como los Cuellar, otros de una contundencia magistral, como los representantes de la plataforma de PNB; otros fueron rapidísimos, comprimidos casi para expresar en tan corto espacio concedido lo que querían decir. Pero un denominador común aplastante, todos tuvieron dudas, duras palabras, recriminaciones, correcciones o denunciaron hechos en contra del Consejo de Administración del este Real Betis Balompié SAD. Todos.
De cara a las votaciones, se invitó primero a los que lo hacían afirmativa o negativamente a los requerimientos del Accionista Mayoritario... De todos los congregados, la presencia, ficha codificada en mano, fue de 49 béticos. En contra de lo expuesto por el Consejo, de forma unánime, 986 béticos expresaron su deseo de hacerlo. Obviamente que me pueden decir aquello de la mayoría está en las acciones, claro está. Y es así, pero 986 béticos le dijeron ayer al Consejo que no estaban de acuerdo ni con las cuentas, ni con la gestión, ni con el trato a los béticos, ni con el ausente plan de futuro que ni se atisbó en una junta donde parecían los consejero parapetados en sus trincheras.
Se oyeron voces disonantes, hubo interrupciones, pero superfluas, nada que no se arreglase saliendo de la masa y hablando entre béticos, como le sucedió al accionista Cuellar con otro accionista que lo interrumpió. Así, la junta continuó por los derroteros marcados de convivencia y pocas explicaciones, pocas o casi ninguna. Las votaciones, escogidas como igual porcentaje que el primer deseo de voto, liaron un poco al Señor Presidente, que tenía un botón al lado y que no pudo pulsar en toda la noche.
De Bsport ni palabra, de Meca, no era competencia de la Junta, de cuentas y cosas de esas, oficialmente explicadas y cerradas. Así se llegó al final de la noche y los ruegos y preguntas de nuevo reunieron a un grupo de béticos que todos querían un Betis mejor, se congratulaban de que esa noche pudiesen expresarse y recibían aplausos animados del sector de accionistas. Unos agradecían a Don Manuel que tras 16 años pudiesen tener en sus manos acciones que creían perdidas, otros le pedían que dejase a los demás hacer, otros se quejaban amargamente de que desde la radio del Betis se insultase repetidamente a los béticos. Un bético de 47 años de carné dejaba claro que no quería pagarle nada más que al Betis, ni a encadesas ni a taquisport... Y que este año no se sacaba el carné... Un imberbe detrás mía, zona invitados... dejó escapar: claro porque la pelotita no entra. Pobre chaval, ante tanto beticismo tanta ignorancia. La cámara al fondo apuntando a los accionistas, el dedo que apretaba el botón presto a quitar la palabra... Y llegó el final donde el himno que en otros años tapaba el grito de la afición al finalizar los partidos se pegaba a las gargantas de los accionistas gritando en voz alta "como balas de cañón... y es que no hay quien pueda... con esta afición" ante la mirada solitaria de Don Manuel, y la salida general de personal invitado o no invitado.
Algunos, con la frase mordiéndoles la lengua toda la junta, en la salida se la soltaban a aquellos que se atreven a dar nombre y apellidos en medios de comunicación, en juntas y en asociaciones acusándolos de todo... "Ahora a Radio Marca, ahora a aparentar..." Pero cuatro palabras cruzadas y la mirada mosqueada se tornaba miraba de bético a bético, y no valían ni acciones ni invitados. Ayer ganó el Betis, ganó muchísimo, ganaron los béticos, ganaron todos los novecientos largos de béticos que quieren algo mejor y hacen porque suceda, aquellos que viendo lo que había no sólo lloraban las derrotas sino que miraron qué podían hacer y ahora disfrutan con las victorias. Esos béticos que se les ha dicho de todo, desde que querían que el Betis perdiese hasta sacarles la vida privada en un aquí hay tomate de una radio con un problema GORDO, MUY GORDO.
Fui a acreditarme antes de empezar y me faltaba una fotocopia de mi dni, corriendo Reina Mercedes arriba y una copistería donde econtré a otros béticos más o menos en la misma tesitura. Después de lo del año pasado, no esperaba ni bueno ni malo, simplemente esperaba que no pasase nada... Y en cuanto a convivencia así fue, muy muy bien. Entré en el hall con los demás accionistas y representantes y estuve departiendo con todo el mundo, saludé a gentes de todas las tendencias e incluso tuve tiempo de ir al servicio, que se esperaba largo el tiempo allí dentro.
Empezamos un poquito más tarde porque tenían que acreditarse todavía varios béticos. Pero empezaron a llamarme la atención varias cosas. El consejo estaba en su sitio, los invitados en el suyo, los accionistas repartidos de forma aleatoria, de tal forma que a mi lado había de todo pensamiento y toda expresión. Sin embargo, me pareció curioso la ubicación de una cámara, creía que no se iba a grabar, y que ésta estuviese apuntando directamente a los accionistas, nunca al consejo de administración, a los que cogía práctiamente de espaldas.
Empezó la junta y fue el clásico pinpanpún... El Consejo pasaba por los puntos "de puntillas" esperaba la salva de intervenciones, todas muy técnicas y argumentadas de los señores en discrepancia que eran ¿contestadas? por miembros del consejo escogidos al efecto. Es cierto que el consejo se mostró en todo momento de una corrección magnífica, calculada, matemática. E incluso en las no respuestas conservaba un rictus tranquilo. Aunque una cosa sí que era curiosa. Don Manuel era el que quitaba los turnos de palabra... siempre. El presidente ni se inmutaba... El dedo de Don Manuel daba los tiempos y quitaba la palabra, fuese o no interesante, fuese o no importante.
De igual forma, la palabra la tomaron muchísimos béticos, algunos fueron de una categoría y saber estar increibles, como los Cuellar, otros de una contundencia magistral, como los representantes de la plataforma de PNB; otros fueron rapidísimos, comprimidos casi para expresar en tan corto espacio concedido lo que querían decir. Pero un denominador común aplastante, todos tuvieron dudas, duras palabras, recriminaciones, correcciones o denunciaron hechos en contra del Consejo de Administración del este Real Betis Balompié SAD. Todos.
De cara a las votaciones, se invitó primero a los que lo hacían afirmativa o negativamente a los requerimientos del Accionista Mayoritario... De todos los congregados, la presencia, ficha codificada en mano, fue de 49 béticos. En contra de lo expuesto por el Consejo, de forma unánime, 986 béticos expresaron su deseo de hacerlo. Obviamente que me pueden decir aquello de la mayoría está en las acciones, claro está. Y es así, pero 986 béticos le dijeron ayer al Consejo que no estaban de acuerdo ni con las cuentas, ni con la gestión, ni con el trato a los béticos, ni con el ausente plan de futuro que ni se atisbó en una junta donde parecían los consejero parapetados en sus trincheras.
Se oyeron voces disonantes, hubo interrupciones, pero superfluas, nada que no se arreglase saliendo de la masa y hablando entre béticos, como le sucedió al accionista Cuellar con otro accionista que lo interrumpió. Así, la junta continuó por los derroteros marcados de convivencia y pocas explicaciones, pocas o casi ninguna. Las votaciones, escogidas como igual porcentaje que el primer deseo de voto, liaron un poco al Señor Presidente, que tenía un botón al lado y que no pudo pulsar en toda la noche.
De Bsport ni palabra, de Meca, no era competencia de la Junta, de cuentas y cosas de esas, oficialmente explicadas y cerradas. Así se llegó al final de la noche y los ruegos y preguntas de nuevo reunieron a un grupo de béticos que todos querían un Betis mejor, se congratulaban de que esa noche pudiesen expresarse y recibían aplausos animados del sector de accionistas. Unos agradecían a Don Manuel que tras 16 años pudiesen tener en sus manos acciones que creían perdidas, otros le pedían que dejase a los demás hacer, otros se quejaban amargamente de que desde la radio del Betis se insultase repetidamente a los béticos. Un bético de 47 años de carné dejaba claro que no quería pagarle nada más que al Betis, ni a encadesas ni a taquisport... Y que este año no se sacaba el carné... Un imberbe detrás mía, zona invitados... dejó escapar: claro porque la pelotita no entra. Pobre chaval, ante tanto beticismo tanta ignorancia. La cámara al fondo apuntando a los accionistas, el dedo que apretaba el botón presto a quitar la palabra... Y llegó el final donde el himno que en otros años tapaba el grito de la afición al finalizar los partidos se pegaba a las gargantas de los accionistas gritando en voz alta "como balas de cañón... y es que no hay quien pueda... con esta afición" ante la mirada solitaria de Don Manuel, y la salida general de personal invitado o no invitado.
Algunos, con la frase mordiéndoles la lengua toda la junta, en la salida se la soltaban a aquellos que se atreven a dar nombre y apellidos en medios de comunicación, en juntas y en asociaciones acusándolos de todo... "Ahora a Radio Marca, ahora a aparentar..." Pero cuatro palabras cruzadas y la mirada mosqueada se tornaba miraba de bético a bético, y no valían ni acciones ni invitados. Ayer ganó el Betis, ganó muchísimo, ganaron los béticos, ganaron todos los novecientos largos de béticos que quieren algo mejor y hacen porque suceda, aquellos que viendo lo que había no sólo lloraban las derrotas sino que miraron qué podían hacer y ahora disfrutan con las victorias. Esos béticos que se les ha dicho de todo, desde que querían que el Betis perdiese hasta sacarles la vida privada en un aquí hay tomate de una radio con un problema GORDO, MUY GORDO.
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