La reunión de peñas convocada por la Comisión, que está trabajando muy bien, ya ha terminado. Y con palabras de Alfonso Jaramillo (a él el Don le sobra).
Esta Comisión, que surgió de voluntarios, se ha propuesto resucitar la Federación. Y sesenta peñas presentes, más de cien a través de consentimientos, más otras muchas que no pudieron por tiempo y trabajo acudir, han hecho acto de fe para que así sea.
La mesa, constituida por los Comisionados, con muy buen criterio abrió la sesión poniendo encima de la mesa un arco de posibilidades que iba desde la disolución del movimiento peñista hasta la consecución de la Federación. Y los asistentes, los asamblearios convocados y presentes han dado su apoyo para que así sea, para que se haga lo posible porque haya una Federación de Peñas.
La tarea, titánica, emprendida por estos señores y aplaudida por más de un tercio de la masa peñista de forma directa, tiene el desagradable inconveniente de no tener el visto bueno del club. Obviamente no buscan ser un satélite del consejo de administración, de éste o de cualquiera que entre, y eso no casa con una administración tan personalísima como la que tiene el club en estos momentos. Y las pruebas de ese descuadre las tenemos en lo que muestran sus medios oficiales, que por activa muestran su disconformidad a la formación federativa de las peñas, sobre todo si éstas quieren ser independientes.
Independencia, palabra maldita, prohibida y carente en el diccionario de la actual máxima accionista del club. Independencia, al entender de los peñistas, significa lealtad al club, siempre leales, pero muy por encima lealtad al Betis y al Beticismo, muy por encima de cualquier acatamiento o sometimiento a ningún consejo de administración. Una Federación de Peñas es y tiene que ser independiente para poder servir al Betis.
El ejemplo lo tenemos en el caso contrario, el de la llamada por unos coordinadora de peñas béticas, por otros gestora y, últimamente, autoconstituida en Federación de Peñas Béticas... Eso sí, elejida por quién? No es sano respirar a través de los pulmones del consejo de administración porque puede padecerse neumonía y sufrir y mucho los síntomas. Pero desde que la ex-federación muriese con el beneplácito del resto de peñas las muestras peñistas han sido y han ido de menos a mucho menos. No se sabe qué hacen, no se sabe a quién representan ni qué buscan, no se saben fines ni se sabe algo más allá de una triste oficina bajo una escalera y algunos puestos en el palco del Real Betis Balompié.
Pero, de pronto, ante el empuje dado por esta Comisión, humilde y tranquilo, el aparato mediático del consejo de administración se ha puesto las pilas. En una semana se pasa de coordinadora a federación, y se llama a bombo y platillo a las peñas, eso sí, de diez en diez, supuestamente para saber qué quieren e interesarse... Cuántos años llevan sin interesarse ni el club ni la coordinadora, tanto monta monta tanto, de lo que pase en las peñas. Que ha habido peñas con mucha necesidad que han tenido que vender quizá hasta su patrimonio más sagrado, sus acciones, para poder sobrevivir, a saber quién las habrá comprado. Una coordinadora sabría de esas necesidades, sabría darle posibles soluciones y sabría estar a la altura de las circunstancias en cuestiones tan sensibles para el Beticismo como aquel partido en Santander, aquel Centenario... y tantas cosas que quedaron en el tintero (si es que había)...
Las peñas deben modernizarse, eso es algo que sabemos todos, pero a las peñas no se les puede obligar a modernizarse, serán ellas cuando quieran dar el paso las que pueden demostrar individualmente de qué son capaces, pero el movimiento peñista debe volar libre de ataduras, y esas ataduras parece que lo ahogan más que nunca. Para quien no lo sepa, llamadas al orden, trapos sucios, listas negras, utilización de los medios oficiales para dar toques de atención y también para desviar la atención, son norma común del club, que por otro lado hace oidos sordos a las peticiones de reunión (más de 100 peñas con intenciones de ser Federación tienen un poquito de peso) con contramedidas poco eficaces al mismo tiempo que sonrojantes.
Por eso, que yo sepa y eso también es parte de controversia, las peñas no quieren ser un modelo de oposición al Consejo de Administración del Real Betis Balompié, ni mucho menos, quieren ser leales al Real Betis, y leales es estar al lado de los que manden la nave y al mismo tiempo ser críticos cuando convenga al Betis. Pero sobre todo quieren que el Beticismo se extienda mucho más, cosa que desgraciadamente no ha sido posible con esta coordinadora que ha dormitado el sueño de los justos al lado de una escalera.
Y ahora, de diez en diez, quieren que pasen las peñas, quieren verles las caras... Si esto no sonroja a los peñistas es que poco puede sonrojarlos. Eso implica, además, que si lo hacen una vez a la semana se llevarían un año reuniéndose, otro año más. Implica que el tiempo pase, con lo que sabemos que también significa. El consejo de administración puede querer ganar tiempo no se sabe para qué, al igual que la coordinadora, pero el peñismo necesita un revulsivo que lo saque de esa leyenda negra que arrastra de dominós, carnés de infantiles y callar para no llamar la atención. Hoy se ha dado otro importante paso, importantísimo, y más de sesenta peñas han sido partícipes.
Por supuesto que tenemos ejemplos de buen hacer, y ni si quiera hay que ir a buscar a otro club. La Coordinadora de Peñas Béticas de Cataluña son un ejemplo de saber hacer, siendo fieles siempre al Club, críticos cuando hay que serlo con las formas o los modos del consejo de administración e independientes para poder hacer Beticismo como mejor les parezca y puedan. Pues siendo muy humildes, en poco tiempo han realizado, organizado, llevado a efecto y ejecutado tantas actividades y homenajes que sonrojarían a más de uno en esta Ciudad del Betis.
Esta Comisión, que surgió de voluntarios, se ha propuesto resucitar la Federación. Y sesenta peñas presentes, más de cien a través de consentimientos, más otras muchas que no pudieron por tiempo y trabajo acudir, han hecho acto de fe para que así sea.
La mesa, constituida por los Comisionados, con muy buen criterio abrió la sesión poniendo encima de la mesa un arco de posibilidades que iba desde la disolución del movimiento peñista hasta la consecución de la Federación. Y los asistentes, los asamblearios convocados y presentes han dado su apoyo para que así sea, para que se haga lo posible porque haya una Federación de Peñas.
La tarea, titánica, emprendida por estos señores y aplaudida por más de un tercio de la masa peñista de forma directa, tiene el desagradable inconveniente de no tener el visto bueno del club. Obviamente no buscan ser un satélite del consejo de administración, de éste o de cualquiera que entre, y eso no casa con una administración tan personalísima como la que tiene el club en estos momentos. Y las pruebas de ese descuadre las tenemos en lo que muestran sus medios oficiales, que por activa muestran su disconformidad a la formación federativa de las peñas, sobre todo si éstas quieren ser independientes.
Independencia, palabra maldita, prohibida y carente en el diccionario de la actual máxima accionista del club. Independencia, al entender de los peñistas, significa lealtad al club, siempre leales, pero muy por encima lealtad al Betis y al Beticismo, muy por encima de cualquier acatamiento o sometimiento a ningún consejo de administración. Una Federación de Peñas es y tiene que ser independiente para poder servir al Betis.
El ejemplo lo tenemos en el caso contrario, el de la llamada por unos coordinadora de peñas béticas, por otros gestora y, últimamente, autoconstituida en Federación de Peñas Béticas... Eso sí, elejida por quién? No es sano respirar a través de los pulmones del consejo de administración porque puede padecerse neumonía y sufrir y mucho los síntomas. Pero desde que la ex-federación muriese con el beneplácito del resto de peñas las muestras peñistas han sido y han ido de menos a mucho menos. No se sabe qué hacen, no se sabe a quién representan ni qué buscan, no se saben fines ni se sabe algo más allá de una triste oficina bajo una escalera y algunos puestos en el palco del Real Betis Balompié.
Pero, de pronto, ante el empuje dado por esta Comisión, humilde y tranquilo, el aparato mediático del consejo de administración se ha puesto las pilas. En una semana se pasa de coordinadora a federación, y se llama a bombo y platillo a las peñas, eso sí, de diez en diez, supuestamente para saber qué quieren e interesarse... Cuántos años llevan sin interesarse ni el club ni la coordinadora, tanto monta monta tanto, de lo que pase en las peñas. Que ha habido peñas con mucha necesidad que han tenido que vender quizá hasta su patrimonio más sagrado, sus acciones, para poder sobrevivir, a saber quién las habrá comprado. Una coordinadora sabría de esas necesidades, sabría darle posibles soluciones y sabría estar a la altura de las circunstancias en cuestiones tan sensibles para el Beticismo como aquel partido en Santander, aquel Centenario... y tantas cosas que quedaron en el tintero (si es que había)...
Las peñas deben modernizarse, eso es algo que sabemos todos, pero a las peñas no se les puede obligar a modernizarse, serán ellas cuando quieran dar el paso las que pueden demostrar individualmente de qué son capaces, pero el movimiento peñista debe volar libre de ataduras, y esas ataduras parece que lo ahogan más que nunca. Para quien no lo sepa, llamadas al orden, trapos sucios, listas negras, utilización de los medios oficiales para dar toques de atención y también para desviar la atención, son norma común del club, que por otro lado hace oidos sordos a las peticiones de reunión (más de 100 peñas con intenciones de ser Federación tienen un poquito de peso) con contramedidas poco eficaces al mismo tiempo que sonrojantes.
Por eso, que yo sepa y eso también es parte de controversia, las peñas no quieren ser un modelo de oposición al Consejo de Administración del Real Betis Balompié, ni mucho menos, quieren ser leales al Real Betis, y leales es estar al lado de los que manden la nave y al mismo tiempo ser críticos cuando convenga al Betis. Pero sobre todo quieren que el Beticismo se extienda mucho más, cosa que desgraciadamente no ha sido posible con esta coordinadora que ha dormitado el sueño de los justos al lado de una escalera.
Y ahora, de diez en diez, quieren que pasen las peñas, quieren verles las caras... Si esto no sonroja a los peñistas es que poco puede sonrojarlos. Eso implica, además, que si lo hacen una vez a la semana se llevarían un año reuniéndose, otro año más. Implica que el tiempo pase, con lo que sabemos que también significa. El consejo de administración puede querer ganar tiempo no se sabe para qué, al igual que la coordinadora, pero el peñismo necesita un revulsivo que lo saque de esa leyenda negra que arrastra de dominós, carnés de infantiles y callar para no llamar la atención. Hoy se ha dado otro importante paso, importantísimo, y más de sesenta peñas han sido partícipes.
Por supuesto que tenemos ejemplos de buen hacer, y ni si quiera hay que ir a buscar a otro club. La Coordinadora de Peñas Béticas de Cataluña son un ejemplo de saber hacer, siendo fieles siempre al Club, críticos cuando hay que serlo con las formas o los modos del consejo de administración e independientes para poder hacer Beticismo como mejor les parezca y puedan. Pues siendo muy humildes, en poco tiempo han realizado, organizado, llevado a efecto y ejecutado tantas actividades y homenajes que sonrojarían a más de uno en esta Ciudad del Betis.
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