UN SENTIMIENTO
En más de cien años de historia han corrido ríos de tinta para escribir su historia, para ensalzar sus actos heróicos que hoy suenan muchos de ellos a leyenda. Y en medio de todo ello LA AFICIÓN. Sabia y fiel que se adapta a su compás a su ritmo, que es diferente al de los demás. A veces más triste, otras más apoteósicos, pero sobre todo, que en los momentos más difíciles nunca lo abandonó.
En los cien años lo ha visto arriba, abajo, en Primera, en Segunda e incluso en Tercera, pero siempre con él. Es una fución de sentimientos que hace que el uno no sea nada sin el otro, es una simbiosis irrepetible en ningún lugar del mundo, por ello somos diferente al resto.
No existe límites entre Betis y afición, porque a los sentimientos nadie le puede poner límites y esa es su mayor riqueza y se deja notar en esa frase legendaria que ha dado la vuelta al mundo “VIVA ER BETI MANQUE PIERDA”.
El Betis ha sido plasmado en una verónica de Curro Romero”, en un fandango de El Carbonerillo, en una saeta Manuel Torres, en una composición de Alejandro Sanz o en un monumento de Navarro Arteaga. Ha sido tallado, narrado, cantado, leído y escenificado. Porque el sentimiento es inspiración y el Betis es sentimiento. El resto son equipos de fútbol.
Por ello SU AFICIÓN esta repartida por los cinco continentes, aunque “su meca” esté al final de La Palmera. El Betis es la representación en estado natural de lo que significa libertad, tocado por el velo mágico de Lalora la diosa estigia del amor eterno.
Hay quien tacha todo esto de pura filosofía, porque no conoce cuantas veces fue derribado y cuantas lo levantó su afición. No, no es filosofía, es pura realidad histórica. Ahora, cien años después lo estamos poco a poco abandonado a su suerte en manos de unos intereses muy lejos del sentimiento. ¿Que fue de esa gloriosa afición que a forma de Cirineo le ayudó siempre a levantarse?. Pobre Betis, rodeado de cuarenta mil socios y estás solo, terriblemente solo en tu lucha por sobrevivir.
Los tiempos han cambiado y la vida nos impone muchas exigencias y esto se traduce igualmente en el fútbol. Es cierto que queremos un Betis ganador, pero a la vez un Betis de sentimiento, porque si el Betis pierde ese sentimiento se habrá convertido en un equipo de fútbol y de esos hay muchos...
En más de cien años de historia han corrido ríos de tinta para escribir su historia, para ensalzar sus actos heróicos que hoy suenan muchos de ellos a leyenda. Y en medio de todo ello LA AFICIÓN. Sabia y fiel que se adapta a su compás a su ritmo, que es diferente al de los demás. A veces más triste, otras más apoteósicos, pero sobre todo, que en los momentos más difíciles nunca lo abandonó.
En los cien años lo ha visto arriba, abajo, en Primera, en Segunda e incluso en Tercera, pero siempre con él. Es una fución de sentimientos que hace que el uno no sea nada sin el otro, es una simbiosis irrepetible en ningún lugar del mundo, por ello somos diferente al resto.
No existe límites entre Betis y afición, porque a los sentimientos nadie le puede poner límites y esa es su mayor riqueza y se deja notar en esa frase legendaria que ha dado la vuelta al mundo “VIVA ER BETI MANQUE PIERDA”.
El Betis ha sido plasmado en una verónica de Curro Romero”, en un fandango de El Carbonerillo, en una saeta Manuel Torres, en una composición de Alejandro Sanz o en un monumento de Navarro Arteaga. Ha sido tallado, narrado, cantado, leído y escenificado. Porque el sentimiento es inspiración y el Betis es sentimiento. El resto son equipos de fútbol.
Por ello SU AFICIÓN esta repartida por los cinco continentes, aunque “su meca” esté al final de La Palmera. El Betis es la representación en estado natural de lo que significa libertad, tocado por el velo mágico de Lalora la diosa estigia del amor eterno.
Hay quien tacha todo esto de pura filosofía, porque no conoce cuantas veces fue derribado y cuantas lo levantó su afición. No, no es filosofía, es pura realidad histórica. Ahora, cien años después lo estamos poco a poco abandonado a su suerte en manos de unos intereses muy lejos del sentimiento. ¿Que fue de esa gloriosa afición que a forma de Cirineo le ayudó siempre a levantarse?. Pobre Betis, rodeado de cuarenta mil socios y estás solo, terriblemente solo en tu lucha por sobrevivir.
Los tiempos han cambiado y la vida nos impone muchas exigencias y esto se traduce igualmente en el fútbol. Es cierto que queremos un Betis ganador, pero a la vez un Betis de sentimiento, porque si el Betis pierde ese sentimiento se habrá convertido en un equipo de fútbol y de esos hay muchos...
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