Leyendo sobre la presentación de la Ciudad Fantasma del Deporte me he encontrado con esto:
Dos periodistas, mal vistos ahora por el mandamás bético, se quedaron a las puertas de la Casa Grande de Benacazón porque alguien dio la orden de que se les impidiera el acceso al acto —de qué nos suena esto—, pero sí se sentó con la nutrida representación verdiblanca el ex vicepresidente de la entidad heliopolitana, Ángel Martín, que dejó su cargo pero ni mucho menos ha desaparecido de la escena que protagoniza permanentemente Ruiz de Lopera. Si no es como intermediario de la «frustrada operación de venta» de las acciones a Castel, es por otro motivo. Pero está.
¿Qué carajjo hacía Ángel Martín allí? ¿No había dimitido porque ya habían sido demasiados años? ¿No es suficiente con ser intermediario de las acciones? Sin Juntas de accionistas que los aprueben aparecen y desaparecen cargos.
Aunque parezca imposible, creo que no somos totalmente conscientes de lo ****** que son estos personajes.
Dos periodistas, mal vistos ahora por el mandamás bético, se quedaron a las puertas de la Casa Grande de Benacazón porque alguien dio la orden de que se les impidiera el acceso al acto —de qué nos suena esto—, pero sí se sentó con la nutrida representación verdiblanca el ex vicepresidente de la entidad heliopolitana, Ángel Martín, que dejó su cargo pero ni mucho menos ha desaparecido de la escena que protagoniza permanentemente Ruiz de Lopera. Si no es como intermediario de la «frustrada operación de venta» de las acciones a Castel, es por otro motivo. Pero está.
¿Qué carajjo hacía Ángel Martín allí? ¿No había dimitido porque ya habían sido demasiados años? ¿No es suficiente con ser intermediario de las acciones? Sin Juntas de accionistas que los aprueben aparecen y desaparecen cargos.
Aunque parezca imposible, creo que no somos totalmente conscientes de lo ****** que son estos personajes.
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