NOS COPAN
Ese grito era sinónimo de huida desorganizada, con pánico incluido, por parte de los republicanos ante las temidas tropas marroquíes y su leyenda de terror. Esto ocurría los primeros meses de la guerra civil y permitió a las tropas rebeldes (posteriormente nacionales) a ocupar casi la mitad de la península.
De hecho, ese grito se hizo popular para describir lo que no hay que hacer ante una situación de pánico, e incluso quedó relegado incluso a amenaza de fusilamiento en acción de guerra en meses posteriores.
Tras esta nota histórica que siempre viene bien, muchas veces he sentido que algún bético grita bien alto NOS COPAN. Porque la actualidad bética no tiene ni pies ni cabeza. Parece que estar copados es síntoma habitual del bético de a pié. Es curioso como seguidores de OTROS equipos me preguntan como quien pregunta a alguien que tiene un familiar enfermo, como con resignación y pena.
Pero el Betis parece COPADO, y parece que sus fechas históricas han hecho una mala jugada a su destino. El 92 y el 05 son los banderines de enganche a ese todo es posible, pero también lo son a la desesperanza de ciertas esperanzas que cada año se nos repiten como el gazpacho bien cargado de ajo.
Este año, o curso, o temporada, se presenta con los béticos con el miedo a flor de piel. Unos con el miedo a lo desconocido brotando de los corazones, sobre todo porque hace ya tanto tiempo que no creen que su Betis sobreviva de otra manera que como está. Otros con el miedo de convertirnos en una filial de una multinacional en vez de un club de béticos llamado Real Betis Balompié. Más allá otros tienen pesadillas en forma de ruinas romanas y yacimientos arqueodeportivos que les persiguen cada noche y figuras con pretensiones de emperadores de glorias pasadas se les aparecen gritando: DETRÁS DE MI EL DILUVIO.
Pero me niego a pensar que estamos copados. No señor, unos buenos estrategas tienen siempre un plan B. Si a unos buenos estrategas les unimos un amor a unos ideales en forma de escudo y unos colores heredados podemos sentirnos por lo menos esperanzados.
Pero aquellos a quienes se les supone que pueden ser estrategas, pueden ser ideólogos, cabezas pensantes o abanderados, esos sí que están copados, si que llevan tiempo reculando, esperando, sin dar el paso adelante que esos colores demandan. Parecen dispuestos a sentarse y esperar y si cambia el régimen levantarse con aquello de: YO FUI, YO HICE... etc.
Ahora sentirse copados es querer echar la culpa de un medio sinsentido a alguien que pasaba por allí. Con titulares en la mano podemos decir que BXV ha pedido la paralización de esas obras que nos construyen el estadio. Que el ayuntamiento en PLENO ha pensado que será lo mejor hasta que las aguas del Río Betis bajen más claras de lo turbias que nos tienen acostumbrados. Y que PNB, tras valorar y meditar, en eso desde luego no hay quien les gane, piensa que la decisión del Ayuntamiento se antoja acertada.
Pero los 10 años de aquellas aguas arrojadas por el obispo y que dieron una ilusión tremenda a los béticos tienen en los espárragos oxidados de los bordes del medio estadio a mudos testigos de que quien gobierna no lo hace como debiera, por mucho que muchos sigan pensando en su idoneidad como mejor presidente de la historia de este club, pero que en la mayoría, y eso sí que es verdad, no influye para pensar que el que COPA al Betis no es un enemigo de fuera, el Betis lleva COPADO muchos más años que los que dicen desde su último éxito, un éxito del que parece que quieren, a través de titulares, que el Betis muera.
Mientras, nuestro presidente, el cargo que más ilusión debiera hacerle a un bético, está desaparecido en combate. Y eso quiere decir que la empresa quiere ganarle el pulso al sentimiento, y el sentimiento es, maque les pese, el que sostiene este embrollo.
Nos copan, sí, pero no lo voy a decir en alto, porque en vez de salir corriendo a la retaguardia, hay trincheras donde poder decir las cosas, y trincheras que no quieren servir para pegar tiros, sino para ayudar a que ese escudo no sea objeto de una ofensiva que lo haga prisionero de alguien.
Puede ser que se siga pensando, y en eso la propaganda es feroz, que hay mercenarios de los 300 quesos, pero eso no se lo creen ya ni los que quieren creérselos, que lejos de dejar caer cualquier venda, se la grapan y anudan, porque caen por su propio peso.
Ese grito era sinónimo de huida desorganizada, con pánico incluido, por parte de los republicanos ante las temidas tropas marroquíes y su leyenda de terror. Esto ocurría los primeros meses de la guerra civil y permitió a las tropas rebeldes (posteriormente nacionales) a ocupar casi la mitad de la península.
De hecho, ese grito se hizo popular para describir lo que no hay que hacer ante una situación de pánico, e incluso quedó relegado incluso a amenaza de fusilamiento en acción de guerra en meses posteriores.
Tras esta nota histórica que siempre viene bien, muchas veces he sentido que algún bético grita bien alto NOS COPAN. Porque la actualidad bética no tiene ni pies ni cabeza. Parece que estar copados es síntoma habitual del bético de a pié. Es curioso como seguidores de OTROS equipos me preguntan como quien pregunta a alguien que tiene un familiar enfermo, como con resignación y pena.
Pero el Betis parece COPADO, y parece que sus fechas históricas han hecho una mala jugada a su destino. El 92 y el 05 son los banderines de enganche a ese todo es posible, pero también lo son a la desesperanza de ciertas esperanzas que cada año se nos repiten como el gazpacho bien cargado de ajo.
Este año, o curso, o temporada, se presenta con los béticos con el miedo a flor de piel. Unos con el miedo a lo desconocido brotando de los corazones, sobre todo porque hace ya tanto tiempo que no creen que su Betis sobreviva de otra manera que como está. Otros con el miedo de convertirnos en una filial de una multinacional en vez de un club de béticos llamado Real Betis Balompié. Más allá otros tienen pesadillas en forma de ruinas romanas y yacimientos arqueodeportivos que les persiguen cada noche y figuras con pretensiones de emperadores de glorias pasadas se les aparecen gritando: DETRÁS DE MI EL DILUVIO.
Pero me niego a pensar que estamos copados. No señor, unos buenos estrategas tienen siempre un plan B. Si a unos buenos estrategas les unimos un amor a unos ideales en forma de escudo y unos colores heredados podemos sentirnos por lo menos esperanzados.
Pero aquellos a quienes se les supone que pueden ser estrategas, pueden ser ideólogos, cabezas pensantes o abanderados, esos sí que están copados, si que llevan tiempo reculando, esperando, sin dar el paso adelante que esos colores demandan. Parecen dispuestos a sentarse y esperar y si cambia el régimen levantarse con aquello de: YO FUI, YO HICE... etc.
Ahora sentirse copados es querer echar la culpa de un medio sinsentido a alguien que pasaba por allí. Con titulares en la mano podemos decir que BXV ha pedido la paralización de esas obras que nos construyen el estadio. Que el ayuntamiento en PLENO ha pensado que será lo mejor hasta que las aguas del Río Betis bajen más claras de lo turbias que nos tienen acostumbrados. Y que PNB, tras valorar y meditar, en eso desde luego no hay quien les gane, piensa que la decisión del Ayuntamiento se antoja acertada.
Pero los 10 años de aquellas aguas arrojadas por el obispo y que dieron una ilusión tremenda a los béticos tienen en los espárragos oxidados de los bordes del medio estadio a mudos testigos de que quien gobierna no lo hace como debiera, por mucho que muchos sigan pensando en su idoneidad como mejor presidente de la historia de este club, pero que en la mayoría, y eso sí que es verdad, no influye para pensar que el que COPA al Betis no es un enemigo de fuera, el Betis lleva COPADO muchos más años que los que dicen desde su último éxito, un éxito del que parece que quieren, a través de titulares, que el Betis muera.
Mientras, nuestro presidente, el cargo que más ilusión debiera hacerle a un bético, está desaparecido en combate. Y eso quiere decir que la empresa quiere ganarle el pulso al sentimiento, y el sentimiento es, maque les pese, el que sostiene este embrollo.
Nos copan, sí, pero no lo voy a decir en alto, porque en vez de salir corriendo a la retaguardia, hay trincheras donde poder decir las cosas, y trincheras que no quieren servir para pegar tiros, sino para ayudar a que ese escudo no sea objeto de una ofensiva que lo haga prisionero de alguien.
Puede ser que se siga pensando, y en eso la propaganda es feroz, que hay mercenarios de los 300 quesos, pero eso no se lo creen ya ni los que quieren creérselos, que lejos de dejar caer cualquier venda, se la grapan y anudan, porque caen por su propio peso.
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