Lo busqué y no lo encontré
Fuente: El Correo
“No tienen excusa; es incierto que el Betis no pueda afrontar la demolición prevista del Gol Sur porque el Ayuntamiento en pleno haya demorado aprobar el estudio de detalle de la reurbanización exterior del estadio a septiembre”, aclaran fuentes municipales.
Acción-reacción. El Consistorio no ha tardado ni un día en salir al paso para neutralizar la versión que de los hechos está vertiendo el club verdiblanco, o mejor dicho, el círculo más próximo a su todavía máximo accionista, Manuel Ruiz de Lopera.
Según esta versión, el Real Betis ha retrasado hasta no se sabe bien cuándo las obras comprometidas desde hace ya años –el proyecto de nuevo estadio de Antonio González Cordón data de 1999, y todavía está a medio ejecutar, como es sabido–; pero lo ha hecho de una forma sui géneris: alegando que este nuevo parón se debe a la falta de confianza o de seguridad jurídica municipal, escenificada en el Pleno de anteayer con los tres grupos, PSOE, IU y PP alineados.
“Lo uno (la aprobación definitiva del estudio de detalle que permitirá reurbanizar las zonas aledañas al estadio) no tiene que ver con lo otro (las obras de terminación del campo propiamente dichas”, se aclara desde el Ayuntamiento. Es decir, ambos procesos están relacionados por cuanto que el dinero con que el Betis afrontará las obras de su estadio lo obtendrá no de su maltrecha caja (sólo faltaría eso), sino de lo que saque por la explotación de la Torre Betis y el Edificio Heliópolis básicamente, aunque el proyecto aprobado por Urbanismo comprende también la construcción de un aparcamiento y la disponibilidad de una serie de locales comerciales en los bajos del campo.
En total, se estima que la macrooperación urbanística reportará al Betis unos 60 millones de euros, los mismos que, por cláusula, deberá reinvertir en su principal activo: el estadio. Y es aquí donde están los problemas.
El Real Betis sostiene que es el Ayuntamiento el que está ralentizando el proceso de obras anunciado, cuya fase –se decía que inminente– era la demolición del Gol Sur. Pero no es así.
Fuentes de la Gerencia Municipal de Urbanismo califican de “incierta” esta versión o excusa y afirman sin tapujos que “es al Betis, por su situación actual, al que le ha venido bien la cautela impuesta por el Ayuntamiento hasta septiembre –que sólo afecta a la reurbanización exterior del campo, no a los planes para el mismo– para decir que no puede hacer las obras previstas, cuando no es así”.
Dicho sin ambages: “Si el Betis realmente quisiera, mañana lunes mismo podrían entrar en el estadio las máquinas para derribar el Gol Sur”, se sostiene. Y tampoco se quiere desde Urbanismo que se pueda descargar la culpa sobre el delegado, Emilio Carrillo –un bético confeso– del nuevo parón al derribo del Gol Sur, sobre todo ahora que se acerca el inicio de la próxima campaña.
De hecho, el Betis ha dejado pasar desde el final de la pasada temporada un tiempo precioso para meter la piqueta y retirar los escombros, pero a las alturas que estamos de verano y con un Lopera en plena efervescencia negociadora para ver si de una vez se desprende de sus acciones, el sempiterno asunto de la conclusión del campo no parece que sea una prioridad en los despachos verdiblancos.
Así las cosas, lo único claro es que en septiembre, si el Ayuntamiento entonces lo ve claro, le dará el plácet al Betis para la reurbanización exterior del estadio, lo que transformará notablemente la fisonomía de Heliópolis.
Acción-reacción. El Consistorio no ha tardado ni un día en salir al paso para neutralizar la versión que de los hechos está vertiendo el club verdiblanco, o mejor dicho, el círculo más próximo a su todavía máximo accionista, Manuel Ruiz de Lopera.
Según esta versión, el Real Betis ha retrasado hasta no se sabe bien cuándo las obras comprometidas desde hace ya años –el proyecto de nuevo estadio de Antonio González Cordón data de 1999, y todavía está a medio ejecutar, como es sabido–; pero lo ha hecho de una forma sui géneris: alegando que este nuevo parón se debe a la falta de confianza o de seguridad jurídica municipal, escenificada en el Pleno de anteayer con los tres grupos, PSOE, IU y PP alineados.
“Lo uno (la aprobación definitiva del estudio de detalle que permitirá reurbanizar las zonas aledañas al estadio) no tiene que ver con lo otro (las obras de terminación del campo propiamente dichas”, se aclara desde el Ayuntamiento. Es decir, ambos procesos están relacionados por cuanto que el dinero con que el Betis afrontará las obras de su estadio lo obtendrá no de su maltrecha caja (sólo faltaría eso), sino de lo que saque por la explotación de la Torre Betis y el Edificio Heliópolis básicamente, aunque el proyecto aprobado por Urbanismo comprende también la construcción de un aparcamiento y la disponibilidad de una serie de locales comerciales en los bajos del campo.
En total, se estima que la macrooperación urbanística reportará al Betis unos 60 millones de euros, los mismos que, por cláusula, deberá reinvertir en su principal activo: el estadio. Y es aquí donde están los problemas.
El Real Betis sostiene que es el Ayuntamiento el que está ralentizando el proceso de obras anunciado, cuya fase –se decía que inminente– era la demolición del Gol Sur. Pero no es así.
Fuentes de la Gerencia Municipal de Urbanismo califican de “incierta” esta versión o excusa y afirman sin tapujos que “es al Betis, por su situación actual, al que le ha venido bien la cautela impuesta por el Ayuntamiento hasta septiembre –que sólo afecta a la reurbanización exterior del campo, no a los planes para el mismo– para decir que no puede hacer las obras previstas, cuando no es así”.
Dicho sin ambages: “Si el Betis realmente quisiera, mañana lunes mismo podrían entrar en el estadio las máquinas para derribar el Gol Sur”, se sostiene. Y tampoco se quiere desde Urbanismo que se pueda descargar la culpa sobre el delegado, Emilio Carrillo –un bético confeso– del nuevo parón al derribo del Gol Sur, sobre todo ahora que se acerca el inicio de la próxima campaña.
De hecho, el Betis ha dejado pasar desde el final de la pasada temporada un tiempo precioso para meter la piqueta y retirar los escombros, pero a las alturas que estamos de verano y con un Lopera en plena efervescencia negociadora para ver si de una vez se desprende de sus acciones, el sempiterno asunto de la conclusión del campo no parece que sea una prioridad en los despachos verdiblancos.
Así las cosas, lo único claro es que en septiembre, si el Ayuntamiento entonces lo ve claro, le dará el plácet al Betis para la reurbanización exterior del estadio, lo que transformará notablemente la fisonomía de Heliópolis.
Fuente: El Correo
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