- Hola??? Sí, soy el Presidente del Real Betis Balompié. Le he llamado porque mi gabinete de prensa me ha dicho que su padre ha cumplido 80 años y es más bético que el escudo. Pues que sepa que este fin de semana se viene conmigo al palco. Tendrá un coche en la puerta y lo llevaremos nosotros, que sabemos que está algo delicadillo. Por supuesto puede venir con un acompañante. ¿Con su mujer? Pues entonces que vengan también alguien más joven para que se sientan más a gusto. Por supuesto, las gracias hay que dárselas al Real Betis Balompié. Nos vemos en nuestro estadio.
- Jesús, no me pases más llamadas, por favor, que tengo reunión mensual con la Federación de Peñas. Hazlos pasar.
Los peñistas venían con carpetas cargadas de proyectos y de reivindicaciones de sus respectivas peñas y del beticismo en general. Fueron departiendo en una reunión densa y que cada parte exponía con dureza lo que quería. Las peñas querían saber cual era el papel que el club iba a tomar en el encuentro mundial verdiblanco que cada lustro se celebraba en la ciudad. El Presidente era consciente de las dificultades, pero el gabinete de imagen le había pasado un cumplido informe sobre posibilidades de patrocinadores, seguridad y actividades, y aquí es donde quería implicar más a las peñas, que debían contener el grueso de los desplazamientos y atenciones con los numerosísimos visitantes.
La reunión terminó a media mañana con una agenda muy completa y exigente. Jesús, el secretario del Presidente, apretaba todo lo posible a éste para cumplir su agenda. El consejo de administración esperaba con una reunión difícil. La temporada no había empezado muy bien, distintos problemas habían desembocado en una clasificación a media tabla que no cumplía con la media de los últimos años. A la reunión le acompañaba el representante de las peñas que ocupaba su puesto en el consejo, donde también había un grupo de trabajo competente y estructurado en áreas de trabajo muy definidas y al mismo tiempo permeables entre ellas.
Lo primero fue el informe deportivo. Tras cribar el mercado asiático durante meses, una videoconferencia traía el amplio informe directamente desde China, un mercado que estaba por calar pero que gracias a nuestros ojeadores ya tenía resultados importantes. Tres chicos jugaban en la cantera. Y para el mercado de invierno había cuatro objetivos claros y preferentes que se concluyó pasar a dictamen del entrenador.
El consejero que representaba al accionista mayoritario expresó ciertas discrepancias con los costes y gestiones, pero inmediatamente fue respondido por el Presidente que le dijo que a la hora de hacer equipo, de hacer áreas y organigramas había escogido esa responsabilidad y como tal exigía seguir trabajando y al final de temporada dejar a criterio de los accionistas si su labor era productiva o no. El consejero hizo una mueca de aprobación tras ser escuchado y escuchar y siguió la reunión tratando el problema ocasionado en el campo por el deterioro de determinadas zonas por cuestiones de edad y uso. El consejero de seguridad presentó muy detallado el informe de la nueva empresa de seguridad que se haría cargo de los accesos y los partidos, al no estar muy contentos con la anterior por querer aprovechar al máximo recursos poco apropiados para un club como el Betis.
Siguieron temas como distintos homenajes a béticos ilustres y onomásticas que se cubrirían a través del consejero de imagen. Se estudió la forma de que la agencia de viajes facilitara presupuestos para los desplazamientos antes de navidad, tras quedar gratamente sorprendidos tras el partido en casa del Madrid. En todo ello el Betis, además de ofertar económicos desplazamientos se llevaba una cantidad importante que siempre venía bien para las arcas del club.
Una representación de los jugadores veteranos pasó para exponer una serie de peticiones que fueron despachadas aprobando unas y no haciéndolas con otras por considerarlas inapropiadas o de excesivo coste para los presupuestos asignados y que se cubrían con patrocinadores muy interesados en contar con estos exjugadores en actos de representación.
El Presidente, tras despachar otros asuntos menores, dió por terminada la reunión y dejó en manos del secretario del Consejo los trámites posteriores.
Tras salir de la sala Jesús le tenía preparado una pequeña reunión con el equipo de comunicación para perfilar la línea editorial del periódico oficial, donde escribía el editorial y recibía elogios por dejar expresarse a los béticos hasta el hecho de recibir incluso críticas a su gestión.
En la comida departió con distintos consejeros otros asuntos que no había que tratar en la Junta y se le acercaban los béticos a saludarle... A todos les devolvía el saludo diciendo que a él no, que todo había que agradecérselo al Real Betis Balompié, que en su conjunto es el que hacía las cosas, para bien o para mal.
La tarde fué más tranquila, recibió a un colegio que quería ver el museo del club y les dió un pequeño discurso sobre el poder que ejercía el escudo en los béticos, un discurso que por mucho que lo repetía nunca le salía igual, como varías veces le dijeron los profesores que visitaban el campo del Betis. Le encantaba recibir a los niños y bajarlos al cesped, enseñarles los vestuarios donde siempre señalaba la taquilla de la estrella del equipo. También gustaba de enseñar el jacuzzi de recuperación, pues asombraba a los niños.
El coche lo recogió a las siete de la tarde. Jesús se había ido a las seis dejándole el calendario de actividades de la semana siguiente y distintas fotos para firmar que las peñas le requerían, además de distintas cartas institucionales y oficiales.
Al salir llamó a Juan y Pedro, los trabajadores de mantenimiento del edificio para que arreglasen una valla que había junto al monumento verdiblanco, pues habían llamado varios béticos preocupados por su estado.
Llegó a su casa y se despidió de Manuel, su chófer, con un hasta mañana, y le recordó que al día siguiente debía llevarlo a Constantina, que había un homenaje de la Peña al Betis, pues el Presidente se negaba a que los homenajes fuesen a su persona, siempre celoso de la dignidad del Betis.
Entró en casa y tras ponerse cómodo y cenar con su amplia familia, se recostó en su cómodo sillón, se quiso entretener con la televisión y había un partido en la liga alemana que cogía con su satélite... Sin saber por qué, llamó a su director deportivo y le dijo:
- Joaquín, mira este partido de copa alemana, que tú sabes más de esto que yo.
Pero se dió cuenta de la hora que era e inmediatamente le dijo:
- Perdona Joaquín, son las diez, graba el partido y mañana en el campo lo ves y me cuentas... ¿No teníamos por allí a Friedich? Venga, hasta mañana y perdona...
Siguió un rato más viéndolo mientras hojeaba distintos informes y fue durmiéndose poco a poco hasta que entró su mujer y recogió del suelo el último informe que ojeó antes de caer dormido...
- Jesús, no me pases más llamadas, por favor, que tengo reunión mensual con la Federación de Peñas. Hazlos pasar.
Los peñistas venían con carpetas cargadas de proyectos y de reivindicaciones de sus respectivas peñas y del beticismo en general. Fueron departiendo en una reunión densa y que cada parte exponía con dureza lo que quería. Las peñas querían saber cual era el papel que el club iba a tomar en el encuentro mundial verdiblanco que cada lustro se celebraba en la ciudad. El Presidente era consciente de las dificultades, pero el gabinete de imagen le había pasado un cumplido informe sobre posibilidades de patrocinadores, seguridad y actividades, y aquí es donde quería implicar más a las peñas, que debían contener el grueso de los desplazamientos y atenciones con los numerosísimos visitantes.
La reunión terminó a media mañana con una agenda muy completa y exigente. Jesús, el secretario del Presidente, apretaba todo lo posible a éste para cumplir su agenda. El consejo de administración esperaba con una reunión difícil. La temporada no había empezado muy bien, distintos problemas habían desembocado en una clasificación a media tabla que no cumplía con la media de los últimos años. A la reunión le acompañaba el representante de las peñas que ocupaba su puesto en el consejo, donde también había un grupo de trabajo competente y estructurado en áreas de trabajo muy definidas y al mismo tiempo permeables entre ellas.
Lo primero fue el informe deportivo. Tras cribar el mercado asiático durante meses, una videoconferencia traía el amplio informe directamente desde China, un mercado que estaba por calar pero que gracias a nuestros ojeadores ya tenía resultados importantes. Tres chicos jugaban en la cantera. Y para el mercado de invierno había cuatro objetivos claros y preferentes que se concluyó pasar a dictamen del entrenador.
El consejero que representaba al accionista mayoritario expresó ciertas discrepancias con los costes y gestiones, pero inmediatamente fue respondido por el Presidente que le dijo que a la hora de hacer equipo, de hacer áreas y organigramas había escogido esa responsabilidad y como tal exigía seguir trabajando y al final de temporada dejar a criterio de los accionistas si su labor era productiva o no. El consejero hizo una mueca de aprobación tras ser escuchado y escuchar y siguió la reunión tratando el problema ocasionado en el campo por el deterioro de determinadas zonas por cuestiones de edad y uso. El consejero de seguridad presentó muy detallado el informe de la nueva empresa de seguridad que se haría cargo de los accesos y los partidos, al no estar muy contentos con la anterior por querer aprovechar al máximo recursos poco apropiados para un club como el Betis.
Siguieron temas como distintos homenajes a béticos ilustres y onomásticas que se cubrirían a través del consejero de imagen. Se estudió la forma de que la agencia de viajes facilitara presupuestos para los desplazamientos antes de navidad, tras quedar gratamente sorprendidos tras el partido en casa del Madrid. En todo ello el Betis, además de ofertar económicos desplazamientos se llevaba una cantidad importante que siempre venía bien para las arcas del club.
Una representación de los jugadores veteranos pasó para exponer una serie de peticiones que fueron despachadas aprobando unas y no haciéndolas con otras por considerarlas inapropiadas o de excesivo coste para los presupuestos asignados y que se cubrían con patrocinadores muy interesados en contar con estos exjugadores en actos de representación.
El Presidente, tras despachar otros asuntos menores, dió por terminada la reunión y dejó en manos del secretario del Consejo los trámites posteriores.
Tras salir de la sala Jesús le tenía preparado una pequeña reunión con el equipo de comunicación para perfilar la línea editorial del periódico oficial, donde escribía el editorial y recibía elogios por dejar expresarse a los béticos hasta el hecho de recibir incluso críticas a su gestión.
En la comida departió con distintos consejeros otros asuntos que no había que tratar en la Junta y se le acercaban los béticos a saludarle... A todos les devolvía el saludo diciendo que a él no, que todo había que agradecérselo al Real Betis Balompié, que en su conjunto es el que hacía las cosas, para bien o para mal.
La tarde fué más tranquila, recibió a un colegio que quería ver el museo del club y les dió un pequeño discurso sobre el poder que ejercía el escudo en los béticos, un discurso que por mucho que lo repetía nunca le salía igual, como varías veces le dijeron los profesores que visitaban el campo del Betis. Le encantaba recibir a los niños y bajarlos al cesped, enseñarles los vestuarios donde siempre señalaba la taquilla de la estrella del equipo. También gustaba de enseñar el jacuzzi de recuperación, pues asombraba a los niños.
El coche lo recogió a las siete de la tarde. Jesús se había ido a las seis dejándole el calendario de actividades de la semana siguiente y distintas fotos para firmar que las peñas le requerían, además de distintas cartas institucionales y oficiales.
Al salir llamó a Juan y Pedro, los trabajadores de mantenimiento del edificio para que arreglasen una valla que había junto al monumento verdiblanco, pues habían llamado varios béticos preocupados por su estado.
Llegó a su casa y se despidió de Manuel, su chófer, con un hasta mañana, y le recordó que al día siguiente debía llevarlo a Constantina, que había un homenaje de la Peña al Betis, pues el Presidente se negaba a que los homenajes fuesen a su persona, siempre celoso de la dignidad del Betis.
Entró en casa y tras ponerse cómodo y cenar con su amplia familia, se recostó en su cómodo sillón, se quiso entretener con la televisión y había un partido en la liga alemana que cogía con su satélite... Sin saber por qué, llamó a su director deportivo y le dijo:
- Joaquín, mira este partido de copa alemana, que tú sabes más de esto que yo.
Pero se dió cuenta de la hora que era e inmediatamente le dijo:
- Perdona Joaquín, son las diez, graba el partido y mañana en el campo lo ves y me cuentas... ¿No teníamos por allí a Friedich? Venga, hasta mañana y perdona...
Siguió un rato más viéndolo mientras hojeaba distintos informes y fue durmiéndose poco a poco hasta que entró su mujer y recogió del suelo el último informe que ojeó antes de caer dormido...
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