Re: Cuando miro una acción, mi acción...
Impresionante!
Originalmente publicado por canobetis
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Como al amigo Recontra y a otros muchos, cada vez que miro mi título de accionista, los sentimientos y recuerdos colapsan la S-30 de mi pensamiento.
El 92, la expo, 8º de E.G.B.- ¿qué es eso? dirán algunos, lo mismo que yo le decía a mis padres cuando me hablaban de estudios primarios o a mi abuelo cuando me nombraba las escuelas nacionales- el fin de curso, daba el salto, dejaba el colegio de siempre para matricularme en el instituto. Deseado viaje de fin de curso. Casi todos los que comenzamos en 1º nos íbamos de vacaciones. Mallorca nos esperaba. En muchos casos, sin saberlo, era nuestra última vez juntos, ya que como bien nos advirtió el profesor Torres, tras el colegio cada uno podría coger caminos distintos... y el tiempo le dió la razón.
Miro al título, y recuerdo ese Villamarín a rebozar en partido de promoción contra el Pre-Superdepor. Noche de Betis, Betis, Betis... pero no de un Betis, Betis de alegría, si no ese Betis, Betis, Betis que resuena con más fuerza cuando más se necesita ante un tropiezo, Betis, Betis en gargantas rotas y secas por el apoyo constante durante todo un partido. El mismo Betis, Betis, Betis, que entoné sin voz en tierras santanderinas cuando un gol del Celta de Vigo nos condenaba a la división de plata.
Miro el título, y recuerdo esas imágenes por la televisión tras el fatídico partido en las que el presidente decía que si todo el que estaba en el campo esa noche adquiría dos acciones, el Betis no desaparecería. Veo el título y no puedo olvidar cómo me fui para mis padres y les dije que no iba al viaje de fin de curso pero que a cambio me tenían que comprar dos acciones del Betis porque iba a desaparecer. Por la mañana nada más levantarme, me fui a la Caja San Fernado y llegué pidiendo dos acciones del Betis.
Meses después recogía en las oficinas del club un precioso título certificando que el Betis también era mío. Un título firmado por el actual presidente, y por un gran bético desaparecido, don Luís Bellver.
Veo el título y me acuerdo de esos amigos que no entendían porqué hice eso, que me decían que lo que había hecho era tirar veinte mil pesetas a la ******.
Hoy me enorgullezco de "haber tirado veinte mil pesetas".
El 92, la expo, 8º de E.G.B.- ¿qué es eso? dirán algunos, lo mismo que yo le decía a mis padres cuando me hablaban de estudios primarios o a mi abuelo cuando me nombraba las escuelas nacionales- el fin de curso, daba el salto, dejaba el colegio de siempre para matricularme en el instituto. Deseado viaje de fin de curso. Casi todos los que comenzamos en 1º nos íbamos de vacaciones. Mallorca nos esperaba. En muchos casos, sin saberlo, era nuestra última vez juntos, ya que como bien nos advirtió el profesor Torres, tras el colegio cada uno podría coger caminos distintos... y el tiempo le dió la razón.
Miro al título, y recuerdo ese Villamarín a rebozar en partido de promoción contra el Pre-Superdepor. Noche de Betis, Betis, Betis... pero no de un Betis, Betis de alegría, si no ese Betis, Betis, Betis que resuena con más fuerza cuando más se necesita ante un tropiezo, Betis, Betis en gargantas rotas y secas por el apoyo constante durante todo un partido. El mismo Betis, Betis, Betis, que entoné sin voz en tierras santanderinas cuando un gol del Celta de Vigo nos condenaba a la división de plata.
Miro el título, y recuerdo esas imágenes por la televisión tras el fatídico partido en las que el presidente decía que si todo el que estaba en el campo esa noche adquiría dos acciones, el Betis no desaparecería. Veo el título y no puedo olvidar cómo me fui para mis padres y les dije que no iba al viaje de fin de curso pero que a cambio me tenían que comprar dos acciones del Betis porque iba a desaparecer. Por la mañana nada más levantarme, me fui a la Caja San Fernado y llegué pidiendo dos acciones del Betis.
Meses después recogía en las oficinas del club un precioso título certificando que el Betis también era mío. Un título firmado por el actual presidente, y por un gran bético desaparecido, don Luís Bellver.
Veo el título y me acuerdo de esos amigos que no entendían porqué hice eso, que me decían que lo que había hecho era tirar veinte mil pesetas a la ******.
Hoy me enorgullezco de "haber tirado veinte mil pesetas".
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