Lejos de lo que está pasando en el Betis por dentro, en sus oficinas con variantes en forma de intestinos que llegan a Jabugo, lejos de todo el maremágnum de jueces y fiscales, el Betis lleva tiempo formando una costra sobre su propio ser. El Betis está vivo, aunque para respirar viva de sus más antiguos valores. Ese Betis sigue adelante como un buque enorme ante una banquisa de fino hielo.
Se demuestra día a día, los béticos se mueven alrededor del propio Betis como si fuesen una danza guerrera alrededor del totem, ignorándolo, por no poder contar con él. Podemos verlo a menudo, triste y alegremente. Triste porque estirar la mano para ofrecerla se da directamente con un muro.
Y tienen que hacer Betis por su cuenta, intentando no molestar, calladamente, sin dar el más mínimo problema para no escuchar el rugido de la bestia dormida. Pero se hace, y algunos lo hacen a pesar de todo, a pesar de lo que se piense porque el objetivo es hacer Betis.
Que recuerde es fácil rememorar magníficos actos como Siempre Verdiblancos, celebraciones del centenario como los organizados por betisweb y por nuestro Betis. Reuniones de béticos buscando al Betis, actos en las Peñas, comidas, homenajes, diálogos, también radios, televisión, publicaciones, webs béticas que hacen Betis por todo los caminos, incluido el de Santiago, menos por la avenida principal, ajada y abandonada para no molestar, con un monumento al fondo cuyas figuras se miran unas a otras preguntándose qué hacen allí.
Así se está haciendo el Betis, la costra del Betis que está protegiendo un corazón muy delicado, con muchas horas dedicadas por muchos béticos para que no se agrave su crisis, béticos que no entienden de oposiciones ni opositados, que sólo quieren hacer el Betis. Nos acordamos desde nuestro Papa Jones hasta el último canterano. Se sigue al Betis por sitios impensables por béticos que en cuanto ponen un pié en Sevilla se les denomina con el sobrenombre de destructor. Pero con los kilómetros a sus espaldas siguen haciendo grande al Betis, de nuevo con el Betis pero sin el Betis.
Va creciendo esa costra en la que se unen desde Cataluña hasta Tarifa, si no hay ayuda, nos ayudamos, nos ayudamos los béticos a hacer Betis. Y béticos hay tantos y de tantas clases que en muchas de sus magníficas muestras de beticismo ni siquiera han esperado a caer en gracia en donde parece que si no se pica en boca de un busto no hay oficialidad de ningún tipo, salvo para recibir llamadas curiosas.
Y seguirá creciendo ese Beticismo, con las ideas en el mismo sentido o incluso encontradas, los béticos funcionan a parte del Betis, qué triste. Las contadísimas excepciones son formas de dar popularidad y no al Betis, desgraciadamente. Pero no pasa nada, al día siguiente ya hay organizados cinco actos más, aquí, en Madrid o en los muy inquietos catalanes. Forman la costra que algún día funcionará como lo hacen las crisálidas, ojalá sea así y de esa crisálida salga de nuevo un todo hermoso, muy hermoso. Es mi sueño.
Mientras, animo a los béticos a hacer Betis, a celebrar al Betis de múltiples maneras, a organizar Betis, a sentir al Betis. Peñas, Béticos de Base, ojalá que el propio club sigan haciendo todo eso que recuerde a los nuestros, desde el abuelo que sigue despacito su camino a por el cafelito en la peña al niño que coge con alegría su camiseta por primera vez. Ojalá algún día esta maravillosa costra dé paso a otro Betis, pues ese otro Betis no muere gracias a quien hacen todos los días porque el Betis tenga su particular aliento vivificante.
Se demuestra día a día, los béticos se mueven alrededor del propio Betis como si fuesen una danza guerrera alrededor del totem, ignorándolo, por no poder contar con él. Podemos verlo a menudo, triste y alegremente. Triste porque estirar la mano para ofrecerla se da directamente con un muro.
Y tienen que hacer Betis por su cuenta, intentando no molestar, calladamente, sin dar el más mínimo problema para no escuchar el rugido de la bestia dormida. Pero se hace, y algunos lo hacen a pesar de todo, a pesar de lo que se piense porque el objetivo es hacer Betis.
Que recuerde es fácil rememorar magníficos actos como Siempre Verdiblancos, celebraciones del centenario como los organizados por betisweb y por nuestro Betis. Reuniones de béticos buscando al Betis, actos en las Peñas, comidas, homenajes, diálogos, también radios, televisión, publicaciones, webs béticas que hacen Betis por todo los caminos, incluido el de Santiago, menos por la avenida principal, ajada y abandonada para no molestar, con un monumento al fondo cuyas figuras se miran unas a otras preguntándose qué hacen allí.
Así se está haciendo el Betis, la costra del Betis que está protegiendo un corazón muy delicado, con muchas horas dedicadas por muchos béticos para que no se agrave su crisis, béticos que no entienden de oposiciones ni opositados, que sólo quieren hacer el Betis. Nos acordamos desde nuestro Papa Jones hasta el último canterano. Se sigue al Betis por sitios impensables por béticos que en cuanto ponen un pié en Sevilla se les denomina con el sobrenombre de destructor. Pero con los kilómetros a sus espaldas siguen haciendo grande al Betis, de nuevo con el Betis pero sin el Betis.
Va creciendo esa costra en la que se unen desde Cataluña hasta Tarifa, si no hay ayuda, nos ayudamos, nos ayudamos los béticos a hacer Betis. Y béticos hay tantos y de tantas clases que en muchas de sus magníficas muestras de beticismo ni siquiera han esperado a caer en gracia en donde parece que si no se pica en boca de un busto no hay oficialidad de ningún tipo, salvo para recibir llamadas curiosas.
Y seguirá creciendo ese Beticismo, con las ideas en el mismo sentido o incluso encontradas, los béticos funcionan a parte del Betis, qué triste. Las contadísimas excepciones son formas de dar popularidad y no al Betis, desgraciadamente. Pero no pasa nada, al día siguiente ya hay organizados cinco actos más, aquí, en Madrid o en los muy inquietos catalanes. Forman la costra que algún día funcionará como lo hacen las crisálidas, ojalá sea así y de esa crisálida salga de nuevo un todo hermoso, muy hermoso. Es mi sueño.
Mientras, animo a los béticos a hacer Betis, a celebrar al Betis de múltiples maneras, a organizar Betis, a sentir al Betis. Peñas, Béticos de Base, ojalá que el propio club sigan haciendo todo eso que recuerde a los nuestros, desde el abuelo que sigue despacito su camino a por el cafelito en la peña al niño que coge con alegría su camiseta por primera vez. Ojalá algún día esta maravillosa costra dé paso a otro Betis, pues ese otro Betis no muere gracias a quien hacen todos los días porque el Betis tenga su particular aliento vivificante.
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