Sabido es por casi todos que el Betis es un club lleno de contradicciones, idea que toca también a los entrenadores. Esta es la parcela que en los últimos años más ha constatado esta teoría, y el ejemplo más claro es el asunto de la continuidad de Chaparro.
Como bien se dijo en este mismo medio días atrás, el trianero no las tiene todas consigo dentro del club heliopolitano para seguir, lo cual choca sobremanera con el parecer de gran parte del beticismo, a favor de que sea el trianero el entrenador del Betis el año que viene. Y son opiniones llenas de fundamentos, en especial los numéricos: coger a un equipo en la decimocuarta jornada a cuatro puntos de la salvación, y certificar su permanencia con los mismos jugadores a falta de dos jornadas para el final de la Liga. Primera contradicción: un buen técnico que no convence.
Ello ha posibilitado, por otro lado, que Héctor Cúper se haya embolsado la cantidad de 300.000 euros por razones contractuales. El argentino nunca supo dar con la tecla mientras estuvo en el banquillo heliopolitano y fue despedido, circunstancia ésta que no sirve de impedimento para que gane un dinero que nunca mereció. Segunda contradicción: recompensa a un trabajo que no da frutos.
Pero este cuento viene de largo. Lorenzo Serra Ferrer, el mejor preparador de la historia del Betis según las estadísticas, ha salido, no una, sino dos veces, a la gresca. La primera fue en 1997. Habiendo sacado al equipo de Segunda tres años antes, luego clasificado dos veces para competiciones europeas en tres campañas, y tras dejarlo subcampeón de la Copa del Rey, el balear abandonó el Betis de forma poco agradecida por achacársele no haber puesto todo su interés en ganar la Copa del 97 por haber firmado ya con el Barcelona, rival bético en dicho encuentro. La segunda vez fue hace dos años, desde cuando parece ser el «enemigo público número uno» de la actual cúpula bética tras haber llevado al equipo a la Liga de Campeones. Tercera contradicción: el mejor entrenador es mal visto.
Una sola campaña duró Luis Aragonés como entrenador del Betis. En el verano del 98, y con el equipo ya confeccionado, el actual seleccionador se fue del Betis argumentando que su vida en el fútbol había acabado, algo que chocó, poco después, con su fichaje por el Oviedo, ganándose así el malestar de Lopera. Sin embargo, el madrileño, que llamó incluso «mentirosillo» al empresario, fue hace poco bien recibido por éste en un acto, quedando así limadas todo tipo de asperezas. El «Sabio» incluso tiene la insignia de oro y brillantes del club. Cuarta contradicción: reconocimiento a quien dejó al Betis tirado.
Hay más. Juande Ramos, en la 2001-2002, lleva al Betis a la UEFA siendo éste un recién ascendido, pero ello no le es suficiente para ganarse la confianza de la directiva bética y se va entre lágrimas. Por otro lado, a Víctor Fernández, que consiguió muy poco en los dos años que estuvo, se le ofreció un tercer año de contrato. Quinta contradicción: cuanto menos se haga, mejor visto se estará. Y no se puede olvidar en esta historia a Luis Fernández, que fue cesado el año pasado con el equipo al borde del descenso, pero cuya labor fue agradecida por el club de manera oficial. Es decir la mera contradicción de lo que está pasando con Paco Chaparro.
ABC de Sevilla
Como bien se dijo en este mismo medio días atrás, el trianero no las tiene todas consigo dentro del club heliopolitano para seguir, lo cual choca sobremanera con el parecer de gran parte del beticismo, a favor de que sea el trianero el entrenador del Betis el año que viene. Y son opiniones llenas de fundamentos, en especial los numéricos: coger a un equipo en la decimocuarta jornada a cuatro puntos de la salvación, y certificar su permanencia con los mismos jugadores a falta de dos jornadas para el final de la Liga. Primera contradicción: un buen técnico que no convence.
Ello ha posibilitado, por otro lado, que Héctor Cúper se haya embolsado la cantidad de 300.000 euros por razones contractuales. El argentino nunca supo dar con la tecla mientras estuvo en el banquillo heliopolitano y fue despedido, circunstancia ésta que no sirve de impedimento para que gane un dinero que nunca mereció. Segunda contradicción: recompensa a un trabajo que no da frutos.
Pero este cuento viene de largo. Lorenzo Serra Ferrer, el mejor preparador de la historia del Betis según las estadísticas, ha salido, no una, sino dos veces, a la gresca. La primera fue en 1997. Habiendo sacado al equipo de Segunda tres años antes, luego clasificado dos veces para competiciones europeas en tres campañas, y tras dejarlo subcampeón de la Copa del Rey, el balear abandonó el Betis de forma poco agradecida por achacársele no haber puesto todo su interés en ganar la Copa del 97 por haber firmado ya con el Barcelona, rival bético en dicho encuentro. La segunda vez fue hace dos años, desde cuando parece ser el «enemigo público número uno» de la actual cúpula bética tras haber llevado al equipo a la Liga de Campeones. Tercera contradicción: el mejor entrenador es mal visto.
Una sola campaña duró Luis Aragonés como entrenador del Betis. En el verano del 98, y con el equipo ya confeccionado, el actual seleccionador se fue del Betis argumentando que su vida en el fútbol había acabado, algo que chocó, poco después, con su fichaje por el Oviedo, ganándose así el malestar de Lopera. Sin embargo, el madrileño, que llamó incluso «mentirosillo» al empresario, fue hace poco bien recibido por éste en un acto, quedando así limadas todo tipo de asperezas. El «Sabio» incluso tiene la insignia de oro y brillantes del club. Cuarta contradicción: reconocimiento a quien dejó al Betis tirado.
Hay más. Juande Ramos, en la 2001-2002, lleva al Betis a la UEFA siendo éste un recién ascendido, pero ello no le es suficiente para ganarse la confianza de la directiva bética y se va entre lágrimas. Por otro lado, a Víctor Fernández, que consiguió muy poco en los dos años que estuvo, se le ofreció un tercer año de contrato. Quinta contradicción: cuanto menos se haga, mejor visto se estará. Y no se puede olvidar en esta historia a Luis Fernández, que fue cesado el año pasado con el equipo al borde del descenso, pero cuya labor fue agradecida por el club de manera oficial. Es decir la mera contradicción de lo que está pasando con Paco Chaparro.
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