Manuel Ruiz de Lopera no encuentra entrenador. Lo tiene a la mano, y atiende por Paco Chaparro, pero, fiel a su costumbre, busca una alternativa con la idea de presionar al trianero cuando vuelva a mantener un vis a vis decisivo de su cara a su renovación que quizá por ello se haya retrasado.
Cuando el pasado 29 de abril ambos se vieron las caras en Jabugo, la intención de Lopera era arrancar algún compromiso -incluso una firma condicionada- por parte de su técnico, toda vez que la otra carta de su mano, Unai Emery, acababa de darle calabazas. Empero, Chaparro se limitó a darle un apretón de manos y aceptar el emplazamiento para esa nueva reunión, con el Betis ya salvado matemáticamente, que aún no se ha producido.
Limaron asperezas en el aspecto económico, pero en el proyecto no avanzaron simplemente porque Lopera no sabe qué significa esa palabra y no está dispuesto a invertir absolutamente nada en el Betis, sino sólo gastar el remanente que le deje el ridículo presupuesto con que se maneja.
Lógicamente, previendo que Chaparro no se quedará en el Betis a cualquier precio, busca una alternativa. Por si el trianero sigue sin dar su brazo a torcer y también para presionarlo con el nombre de otro. Y así se lo encargó ese mismo día a su fiel director deportivo, Manuel Momparlet, quien en sus gestiones telefónicas se ha encontrado con que ningún entrenador de los que están en el mercado quiere hacerse cargo del conjunto verdiblanco.
Momparlet lleva dos semanas tocando los entrenadores que puede, ya que en casos como el de Laudrup, por ejemplo, ni le descuelgan el teléfono. Pero se ha encontrado con negativas por todos lados, como en temporadas anteriores, en los que el Betis tuvo que recurrir a gente con más pasado que futuro como Irureta, Luis Fernández o Cúper, quienes además vaciaron las arcas del club con los elevados sueldos que cobraron o están aún por cobrar.
En los últimos días, Momparlet ha llegado a desesperarse y ha acudido a un mercado más que arriesgado, la Segunda División. Así, ha contactado con los técnicos de los clubes mejor situados, como Gonzalo Arconada (Numancia) o Juan Ramón Muñiz (Málaga), aun a sabiendas de que Lopera, en caso de no renovar a Chaparro, necesita un golpe de efecto, de ahí que se haya filtrado incluso que Marcelino podría entrar de nuevo en la órbita verdiblanca, cuando hace días habló del Betis en Radio Sevilla incluso de forma irónica: "Imagino que estarán contentos en el Betis tras salvarse, ¿no?".
Mientras, las negociaciones con Chaparro siguen adelante y el acuerdo económico con el técnico trianero puede darse ya por hecho después de las negociaciones que ayer por la mañana mantuvieron el estadio de Heliópolis Momparlet y el agente de éste, José Emilio Santigosa, quien fue sorprendido por diversos periodistas a la entrada y a la salida, ya que el encuentro apenas duró quince minutos. Éste sigue mostrándose optimista, pese a que resta lo más complicado: que Lopera acepte las exigencias deportivas de Chaparro.
Cuando el pasado 29 de abril ambos se vieron las caras en Jabugo, la intención de Lopera era arrancar algún compromiso -incluso una firma condicionada- por parte de su técnico, toda vez que la otra carta de su mano, Unai Emery, acababa de darle calabazas. Empero, Chaparro se limitó a darle un apretón de manos y aceptar el emplazamiento para esa nueva reunión, con el Betis ya salvado matemáticamente, que aún no se ha producido.
Limaron asperezas en el aspecto económico, pero en el proyecto no avanzaron simplemente porque Lopera no sabe qué significa esa palabra y no está dispuesto a invertir absolutamente nada en el Betis, sino sólo gastar el remanente que le deje el ridículo presupuesto con que se maneja.
Lógicamente, previendo que Chaparro no se quedará en el Betis a cualquier precio, busca una alternativa. Por si el trianero sigue sin dar su brazo a torcer y también para presionarlo con el nombre de otro. Y así se lo encargó ese mismo día a su fiel director deportivo, Manuel Momparlet, quien en sus gestiones telefónicas se ha encontrado con que ningún entrenador de los que están en el mercado quiere hacerse cargo del conjunto verdiblanco.
Momparlet lleva dos semanas tocando los entrenadores que puede, ya que en casos como el de Laudrup, por ejemplo, ni le descuelgan el teléfono. Pero se ha encontrado con negativas por todos lados, como en temporadas anteriores, en los que el Betis tuvo que recurrir a gente con más pasado que futuro como Irureta, Luis Fernández o Cúper, quienes además vaciaron las arcas del club con los elevados sueldos que cobraron o están aún por cobrar.
En los últimos días, Momparlet ha llegado a desesperarse y ha acudido a un mercado más que arriesgado, la Segunda División. Así, ha contactado con los técnicos de los clubes mejor situados, como Gonzalo Arconada (Numancia) o Juan Ramón Muñiz (Málaga), aun a sabiendas de que Lopera, en caso de no renovar a Chaparro, necesita un golpe de efecto, de ahí que se haya filtrado incluso que Marcelino podría entrar de nuevo en la órbita verdiblanca, cuando hace días habló del Betis en Radio Sevilla incluso de forma irónica: "Imagino que estarán contentos en el Betis tras salvarse, ¿no?".
Mientras, las negociaciones con Chaparro siguen adelante y el acuerdo económico con el técnico trianero puede darse ya por hecho después de las negociaciones que ayer por la mañana mantuvieron el estadio de Heliópolis Momparlet y el agente de éste, José Emilio Santigosa, quien fue sorprendido por diversos periodistas a la entrada y a la salida, ya que el encuentro apenas duró quince minutos. Éste sigue mostrándose optimista, pese a que resta lo más complicado: que Lopera acepte las exigencias deportivas de Chaparro.
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