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Enorme: Los dos ríos de Eusebio

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  • Enorme: Los dos ríos de Eusebio

    Los dos Ríos de Eusebio

    ALBERTO GARCÍA REYES

    HA muerto el río del Betis. El hombre de los dos ríos antagónicos, el que saltaba al verde con nombre de genio portugués pero de Portugalete, dejó ayer su corazón en un ascensor. Ay, el destino. El que se puso el brazalete de jefe del campo de este Betis del sube y baja en los sesenta expiró en la propia metáfora de esta esencia inexplicable de Heliópolis. Ya no latirá más su pecho. Pero sí nuestra memoria. Porque han muerto los dos ríos del mundo. Ha muerto el río romano de Sevilla y el caudal del otro lado. Betis y Nervión. Sevilla y Bilbao. Eusebio, aquel beckenbauer que nació mirando a Santurce, en la orilla pobre del Nervión, frente a la aristocracia de Neguri, fue un aristócrata de la pelota en la orilla pobre del Betis. Y en cuanto se enfundó las trece barras, lo primero que hizo fue entrar por el campo nuevo de este otro Nervión y ganar. Dos a cuatro. Año 58. Uno que nació en el Nervión amargó el nacimiento del estadio de Nervión. Qué cosas tiene la vida. Y ayer, en puertas de otro Betis-Sevilla, éste justo medio siglo después, cayó desplomado en el ascensor. Ascendiendo. Porque lo que Eusebio hacía era ascender constantemente.
    Llevó a la cima del Carambolo, ahí donde el tesoro yace junto al río de la bética, a su hijo Roberto. Ascendió por primera vez en su historia al decano. Avaló el fichaje de un mallorquín aquel año del ascenso en Burgos en el que Sergio Kresic se había desfondado en el Alcázar de Toledo. Y ahora resulta que aquel mallorquín es uno de los personajes más importantes de la historia de su Betis. Pero Eusebio nunca sacó pecho de aquella decisión que tomó como director técnico de un club que vivía tras una cortina de humo que ahora estamos disolviendo. Porque Eusebio Ríos era un señor. Lo fue para liderar el Betis tras el ocaso de uno de sus colosos, Luis del Sol. Lo fue para ponerse la verdiblanca por primera vez en su vida y aguarle la fiesta a los de su río de Nervión. Y lo seguirá siendo mientras la memoria de los béticos guarde un resquicio de vergüenza.
    Dicen muchos ahora que el Betis está siendo expoliado. Dicen bien. Pero no olvidemos jamás que por muy dura que esté siendo la agresión al patrimonio de Heliópolis, nuestros monumentos seguirán siendo nuestros. Nadie nos quitará a Del Sol, a Rogelio, a Cardeñosa, a Gordillo, a Esnaola, a Joaquín, a Lorenzo. Absolutamente nadie podrá arrebatarnos jamás el único patrimonio del que hemos presumido siempre quienes decidimos afiliarnos a la humildad del Betis: la belleza de nuestras fatigas. Eusebio, que era un noble del balón, quiso ser monumento nuestro. Se quedó en el Betis siendo hijo del Nervión. Decidió sufrir. Vivir la hermosa angustia de nuestras eternas duquelas. Conocer las angosturas del ascensor en el que siempre hemos viajado. Ese ascensor en el que, justo un día antes de que Sevilla se muriera de fútbol, se murió una esfinge del beticismo de todos los tiempos. Eusebio Ríos Fernández. Bilbaíno de Heliópolis

  • #2
    Re: Enorme: Los dos ríos de Eusebio

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    • #3
      Re: Enorme: Los dos ríos de Eusebio

      Muy buen artículo.

      Se nos fue un hombre bueno en todos los sentidos.

      Dios lo tenga en su gloria, que a nosotros no se nos irá de nuestra memoria.

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      • #4
        Re: Enorme: Los dos ríos de Eusebio

        señores...fuera sombreros!!!chapó!!!descansa en paz, eusebio!!!

        Comentario


        • #5
          Re: Enorme: Los dos ríos de Eusebio

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          • #6
            Re: Enorme: Los dos ríos de Eusebio

            excepcional articulo .. otro mas del tocayo

            habra q fundirlo con el otro tema adherido no?

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