Opinión: Para el Betis, la fiesta (I. Matusevich)

El equipo de Paco Chaparro ha cumplido con creces el trabajo encomendado para reconducir un comienzo dramático de temporada. El domingo, contra el Sevilla, hay que disfrutar y homenajear al mister y los jugadores. Debe ser una fiesta.


Contra viento y marea, contra la injusticia de los comités disciplinarios, contra arbitrajes marcadamente parciales que perjudicaron al Betis e infortunios de toda clase, sin contar lo que significa rehacerse de un paso en falso como el dado por Cúper, el club verdiblanco se sobrepuso como un grande.

Porque se es grande no por el éxito momentáneo que en un par de temporadas te hacen vivir de prestado, sino que se es grande por la hidalguía con la se enfrentan las adversidades. Y el Betis, con Paco Chaparro a la cabeza, ha superado con nota todos los obstáculos que, obstinadamente, se fueron presentando.

Ahora llega el derbi, un partido importante porque el corazón de la afición lo dicta así, pero el trabajo ya está prácticamente hecho. El Ruiz de Lopera se debe vestir de fiesta para premiar a los suyos y, de paso, con la algarabía de siempre, empujar al equipo hacia una victoria que coronaría lo hecho hasta ahora.

Además, como nunca fue mi estilo medir el trabajo de los profesionales a través de los números, pase lo que pase en el clásico, la plantilla y el entrenador béticos se merecen todo el reconocimiento de su gente y de la prensa deportiva afín o de la otra. Paco Chaparro cogió las riendas del equipo cuando todas las apuestas marcaban Segunda División. Los jugadores estaban desmoralizados y el horizonte pintaba más negro que nunca.

Sin embargo, el de Triana dio una vuelta de hoja a la realidad paupérrima de aquel presente, y con dedicación y confianza en el grupo y la afición, fue torciendo la historia hasta el momento actual. Y no tengo la menor duda que el mister ha sentado las bases para construir un proyecto más ambicioso, con la mira puesta en Europa.

La masa social del Betis es de Champions League, el entrenador es honrado y bético de corazón, amén de sus contrastados conocimientos futbolísticos. Todo está dado para que, si todas las piezas se conjuntan, el club verdiblanco de un salto de calidad definitivo.

Eso sí, con humildad, con la misma humildad de las barriadas que pueblan el Ruiz de Lopera, sin muestras de arrogancia ni faltas de respeto al rival, porque el Betis es distinto y no hace falta decir con respecto a quién.

Por ello, el derbi contra el Sevilla debe ser una excusa para llenar a reventar el Ruiz de Lopera con los colores de siempre, con la alegría de siempre, para convertirse, una vez más, en el jugador número 12, porque los once ya los pone Chaparro. Mi reconocimiento para él y para todo el Betis.