Ser bético es querer un mundo mejor y sobre todo reirse de las derrotas de la dura realidad de la vida. Por eso no podemos perder el manque pierda. Es nuestra arma contra los fracasos y el deporte no es una guerra es un simple entretenimiento, aunque en el caso del Betis sea una filosofía de vida.
tu tambien sabes llegar alos foreros gui,esa es la vida y no busques mas por que no hay
Chele, eres un cronopio. Gracias a un forero de nombre "Siempre Cronopio" he aprendido lo que es ésto, que no es ni mucho menos un insulto.
Cortázar utilizó por primera vez la palabra cronopio en un artículo publicado en Buenos Aires Literaria en 1952, comentando un concierto dado por Louis Armstrong en noviembre de ese año en el Théâtre des Champs-Élysées de París. El artículo se titulaba Louis, enormísimo cronopio. Cortázar explicó después en varias entrevistas cómo el nombre cronopio se le había ocurrido por primera vez poco antes en el mismo teatro, como resultado de una visión fantástica de pequeños globos verdes flotando alrededor en el semi-vacío teatro.
En sus relatos, Cortázar evita dar una descripción física precisa de los cronopios y se refiere a ellos sólo como "seres verdes y húmedos". Los relatos proporcionan claves acerca de la personalidad, los hábitos y las inclinaciones artísticas de los cronopios. En general, los cronopios son presentados como criaturas ingenuas, idealistas, desordenadas, sensibles y poco convencionales, en claro contraste con los famas, que son rígidos, organizados y sentenciosos; y las esperanzas: simples, indolentes, ignorantes y aburridas.
La mayor parte de las referencias a cronopios en la obra de Cortázar se encuentra en las 20 historias que forman la última sección de su libro Historias de Cronopios y de Famas. Algunos críticos literarios han buscado en este libro significados metafísicos ocultos, o una taxonomía universal de los seres humanos. El propio autor se refirió a estos relatos como una especie de juego y aseguró que le había producido un gran placer escribirlos.
El término "cronopio" terminó por convertirse en una especie de tratamiento honorífico, aplicado por Cortázar (y otros) a amigos, como en la dedicatoria de la traducción inglesa de 62: Modelo para armar, donde se dice: "Esta novela y su traducción están dedicadas al cronopio Paul Blackburn..."
Chele, eres un cronopio. Gracias a un forero de nombre "Siempre Cronopio" he aprendido lo que es ésto, que no es ni mucho menos un insulto.
Cortázar utilizó por primera vez la palabra cronopio en un artículo publicado en Buenos Aires Literaria en 1952, comentando un concierto dado por Louis Armstrong en noviembre de ese año en el Théâtre des Champs-Élysées de París. El artículo se titulaba Louis, enormísimo cronopio. Cortázar explicó después en varias entrevistas cómo el nombre cronopio se le había ocurrido por primera vez poco antes en el mismo teatro, como resultado de una visión fantástica de pequeños globos verdes flotando alrededor en el semi-vacío teatro.
En sus relatos, Cortázar evita dar una descripción física precisa de los cronopios y se refiere a ellos sólo como "seres verdes y húmedos". Los relatos proporcionan claves acerca de la personalidad, los hábitos y las inclinaciones artísticas de los cronopios. En general, los cronopios son presentados como criaturas ingenuas, idealistas, desordenadas, sensibles y poco convencionales, en claro contraste con los famas, que son rígidos, organizados y sentenciosos; y las esperanzas: simples, indolentes, ignorantes y aburridas.
La mayor parte de las referencias a cronopios en la obra de Cortázar se encuentra en las 20 historias que forman la última sección de su libro Historias de Cronopios y de Famas. Algunos críticos literarios han buscado en este libro significados metafísicos ocultos, o una taxonomía universal de los seres humanos. El propio autor se refirió a estos relatos como una especie de juego y aseguró que le había producido un gran placer escribirlos.
El término "cronopio" terminó por convertirse en una especie de tratamiento honorífico, aplicado por Cortázar (y otros) a amigos, como en la dedicatoria de la traducción inglesa de 62: Modelo para armar, donde se dice: "Esta novela y su traducción están dedicadas al cronopio Paul Blackburn..."
Cuando los cronopios cantan sus canciones preferidas, se entusiasman de tal manera que con frecuencia se dejan atropellar por camiones y ciclistas, se caen por la ventana, y pierden lo que llevaban en los bolsillos y hasta la cuenta de los días.
Cuando un cronopio canta, las esperanzas y los famas acuden a escucharlo aunque no comprenden mucho su arrebato y en general se muestran algo escandalizados. En medio del corro el cronopio levanta sus bracitos como si sostuviera el sol, como si el cielo fuera una bandeja y el sol la cabeza del Bautista, de modo que la canción del cronopio es Salomé desnuda danzando para los famas y las esperanzas que están ahí boquiabiertos y preguntándose si el señor cura, si las conveniencias. Pero como en el fondo son buenos (los famas son buenos y las esperanzas bobas), acaban aplaudiendo al cronopio, que se recobra sobresaltado, mira en torno y se pone también a aplaudir, pobrecito.
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