Antes de nada quiero aclarar que el que escribe no es que sea simpatizante promonárquico ni nada por el estilo, simplemente usa una expresión harto conocida para reseñar como cree que se debería recibir en ese estadio que tantas tardes de gloria hemos pasado a esos 11 muchachos que vestirán de verde y blanco defendiendo y sudando esa camiseta.
Propongo que todo el mundo lleve su bufanda, ya sea al cuello, a la cintura, en el bolso o dondequiera que sea. Propongo que escuchemos y cantemos ese precioso himno enarbolando esa preciosa bufanda. Imagen que tan bonita estampa dejará para los muchos que nos esten siguiendo por televisión. Propongo que animemos como nunca, o mejor dicho como antaño, desde todo el estadio para que se sienta el calor de la grada.
Y lo propongo no por ser un día especial, sino como punto de inflexión hacia una reconciliación con los jugadores para darnos cuenta de que juntos no habrá quien nos pare. Juntos no habrá equipo que pise el césped del Estadio Benito Villamarín sin tener que hincar la rodilla. Por volver a ser aquello que fuimos y en realidad nunca hemos dejado de ser. Devolvámosle la alegría a La Palmera.
Y hago esta propuesta por afán de escribir, no porque la considere necesaria. Ya que sé que a todo Bético que se precie no le harán falta leer estas palabras para saber que es el momento de darlo todo, ahora que por fin vemos algo de luz al horizonte gracias en parte al hombre que nos enseñó a Resistir.
Propongo que todo el mundo lleve su bufanda, ya sea al cuello, a la cintura, en el bolso o dondequiera que sea. Propongo que escuchemos y cantemos ese precioso himno enarbolando esa preciosa bufanda. Imagen que tan bonita estampa dejará para los muchos que nos esten siguiendo por televisión. Propongo que animemos como nunca, o mejor dicho como antaño, desde todo el estadio para que se sienta el calor de la grada.
Y lo propongo no por ser un día especial, sino como punto de inflexión hacia una reconciliación con los jugadores para darnos cuenta de que juntos no habrá quien nos pare. Juntos no habrá equipo que pise el césped del Estadio Benito Villamarín sin tener que hincar la rodilla. Por volver a ser aquello que fuimos y en realidad nunca hemos dejado de ser. Devolvámosle la alegría a La Palmera.
Y hago esta propuesta por afán de escribir, no porque la considere necesaria. Ya que sé que a todo Bético que se precie no le harán falta leer estas palabras para saber que es el momento de darlo todo, ahora que por fin vemos algo de luz al horizonte gracias en parte al hombre que nos enseñó a Resistir.
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