Transcribo aquí la típica contracrónica post-partido de Alejandro Delmás en El Correo. Si bien podría considerarse que el sitio adecuado para opinar sobre esto es el hilo de medios verdiblancos, ruego a los moderadores lo dejen aquí. Y es que contiene interesantísimas reflexiones y análisis sobre la comunión afición-equipo.
---
CHAPARRO, RICARDO Y EL HIMNO: "BEETIS, BEETIS", por Alejandro Delmás
Bueno, pues éste era el Betis, el Betis o Er Beti que no ganaba copas, ni falta que le hacía: el Betis de Antonio Barrios y Ferenc Szusza que ganaba partidos vitales, de ascenso o permanencia, al Oviedo, el Villarreal o la U.D. Las Palmas. El Betis, Er Beti, con sus fieles empapados en agua, bajo la lluvia fina de Heliópolis, donde los autobuses coinciden en la Palmera, coreando el "Beetis, Beetis", con ese inequívoco aire añejo: el del "England, England", del viejo Wembley, el de las torres olímpicas, el de la final contra Alemania Federal, 1966. Con himnos así bajo la lluvia, el Betis, Er Beti, nunca caminará solo. Pero esta vez no es el Betis, Er Beti, de Barrios y Szusza, es Er Beti de Chaparro.
De algún modo, y tocando el corazón de la mejor afición del mundo (brindis a los acomplejados), Paco Chaparro ha tocado el nervio telúrico del Real Betis Balompié. Es difícil poder con un ejército de voluntades, aunque sea un ejército de un solo hombre. Es casi imposible derrotar a un ejército de casi 40.000 personas, Real Betis Balompié: una multiplicación de las fuentes de luz verdiblanca, ejecutada por personas creíbles y que creen la una en la otra, en comunión de valores sentimentales y estéticos. A paseo leyes científicas y clasificaciones. Cuando el Betis, Er Beti, y su afición se unen así, estamos ante una pincelada decisiva de ilusión. Un ensueño de vibración estética y armónica: como cuando Francisco Romero López o Rafael de Paula dibujaban esa verónica que tantos habían soñado y tan pocos habían visto...
Y, dicho todo esto, hay que acordarse de Ricardo y el paradón al remate de Melli contra su propia puerta, ya con el 3-2. Es el símbolo y el aviso de que, aunque fuera del descenso, aún queda mucho por sufrir. Como Chaparro dijo. Como siempre fue el Betis, Er Beti, en la multiplicación de la luz verdiblanca que, desde el sufrimiento y el sentimiento, supo crear cuadros y copas inolvidables. Y ahora, el Recre.
---
Sería interesante, y necesario, que todos los béticos leyéramos y releyéramos estas acertadas y preciosas lineas de un gran periodista como Alejandro Delmás y, a continuación, reflexionásemos. Sólo eso.
Viva el Betis, Manquepierda
---
CHAPARRO, RICARDO Y EL HIMNO: "BEETIS, BEETIS", por Alejandro Delmás
Bueno, pues éste era el Betis, el Betis o Er Beti que no ganaba copas, ni falta que le hacía: el Betis de Antonio Barrios y Ferenc Szusza que ganaba partidos vitales, de ascenso o permanencia, al Oviedo, el Villarreal o la U.D. Las Palmas. El Betis, Er Beti, con sus fieles empapados en agua, bajo la lluvia fina de Heliópolis, donde los autobuses coinciden en la Palmera, coreando el "Beetis, Beetis", con ese inequívoco aire añejo: el del "England, England", del viejo Wembley, el de las torres olímpicas, el de la final contra Alemania Federal, 1966. Con himnos así bajo la lluvia, el Betis, Er Beti, nunca caminará solo. Pero esta vez no es el Betis, Er Beti, de Barrios y Szusza, es Er Beti de Chaparro.
De algún modo, y tocando el corazón de la mejor afición del mundo (brindis a los acomplejados), Paco Chaparro ha tocado el nervio telúrico del Real Betis Balompié. Es difícil poder con un ejército de voluntades, aunque sea un ejército de un solo hombre. Es casi imposible derrotar a un ejército de casi 40.000 personas, Real Betis Balompié: una multiplicación de las fuentes de luz verdiblanca, ejecutada por personas creíbles y que creen la una en la otra, en comunión de valores sentimentales y estéticos. A paseo leyes científicas y clasificaciones. Cuando el Betis, Er Beti, y su afición se unen así, estamos ante una pincelada decisiva de ilusión. Un ensueño de vibración estética y armónica: como cuando Francisco Romero López o Rafael de Paula dibujaban esa verónica que tantos habían soñado y tan pocos habían visto...
Y, dicho todo esto, hay que acordarse de Ricardo y el paradón al remate de Melli contra su propia puerta, ya con el 3-2. Es el símbolo y el aviso de que, aunque fuera del descenso, aún queda mucho por sufrir. Como Chaparro dijo. Como siempre fue el Betis, Er Beti, en la multiplicación de la luz verdiblanca que, desde el sufrimiento y el sentimiento, supo crear cuadros y copas inolvidables. Y ahora, el Recre.
---
Sería interesante, y necesario, que todos los béticos leyéramos y releyéramos estas acertadas y preciosas lineas de un gran periodista como Alejandro Delmás y, a continuación, reflexionásemos. Sólo eso.
Viva el Betis, Manquepierda
Comentario