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por betis.com.es
No puedo contar cómo fue la asamblea porque no entré. Sin embargo, quise estar lo más cerca que se podía, en el salón del hotel no más.
Desde las cinco y media de la tarde veía gente que se aproximaba, poco a poco, mirándonos las caras espectantes para ver lo que pasaba. Cuando la hora se acercaba, allá por las siete, aparecieron caras conocidas, como Galera, Soto, motivo de admiración y odio, nunca de indiferencia. Mantuve conversación con todos ante una tensión que se preveía. Nadie esperaba una reunión tranquila, ni mucho menos, aunque eso sí, larga, tediosa, llena de números, estadísticas y reproches de todo tipo. Cuando iban por las ocho de la tarde, sospechosamente vi dos maneras de entrar en la sala: una, la de la acreditación, con las acciones propiedad de uno, sindicadas o representadas; la otra, era a través de un señor de gran embergadura, hablando con chicos que por su tipo físico parecían Ultras, aunque no lo puedo asegurar. Sí sé que eran los mismos que media hora antes insultaban a antiloperistas en la puerta del hotel. Entraron por una puerta paralela, sin necesidad de acreditarse, de forma que no sé si era ilegal, pero más que afirmar que sí lo era por conocimiento, lo diría por la cara de no querer que se le viera demaiado. Con ellos paulatinamente fueron entrando otros.
Una vez que entraron todos, los de la puerta normal y la otra, sólo nos quedaba estar fuera. Veía yo a los medios esperando que pasase algo, cosa que no courrió hasta aproximadamente una hora o cosa así de asamblea. Digo esto porque seguro que hubo charlas, debates y demás, pero la sala estaba lejos y como es normal, nada se oía por la lejanía e insonorización. Sin embargo, empezaron a escucharse desde el salón un impresionante cúmulo de gritos, chillidos, insultos...Uno presume de sus amigos y empecé a temer por ellos, más si cabe cuando el ambiente le es muy en contra. A la vez que todo ello pasaba, la policía entró y salió en dos ocasiones, y decidí vender al sueño, que me pedía volver a casa, y quedarme a esperar acontecimientos.
No me considero vidente, pero a razón de cómo aumentaba el volumen de los insultos (algunos ya se escuchaban: “te voy a matar, calvo de ****** ojo por dónde vas”, etc...), imaginaba que aquello iba a durar bastante menos de lo que esperaba. Al ver salir a Soto para llamar a la policía, consideré que no era la última que se iba a producir, y así fue: béticos cabeceaban, saliendo de la sala diciendo “qué vergüenza, esto pasa sólo en el Betis, yo ya no tengo edad para escuchar estas cosas...”. Total, que allá por las doce y media de la noche salieron todos los llamados “Destructores” con caras sofocadas, sonrisas pelicaneras y apenas sin voz. ¿De veras hacía falta todo esto para defender unas magníficas cuentas?. Total, si son tan buenas qué falta hace mandar callar a base de meter a invitados sin acreditar, insultando a todo lo que se mueva, ¿no?.
La asamblea se impugnará, pero da lo mismo: las cuentas se aprobarán con la mayoría de uno. Eso sí, la cara colorada y la risa de todos ante un equipo que, a pesar de todo, sigue estando en Primera y entre los grandes, pienso que porque esta afición no la tiene casi nadie, y porque Dios es del Betis, o como dijo Pedro Buenaventura en el año de la permanencia ante el Málaga, Dios protege al Betis.
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No puedo contar cómo fue la asamblea porque no entré. Sin embargo, quise estar lo más cerca que se podía, en el salón del hotel no más.
Desde las cinco y media de la tarde veía gente que se aproximaba, poco a poco, mirándonos las caras espectantes para ver lo que pasaba. Cuando la hora se acercaba, allá por las siete, aparecieron caras conocidas, como Galera, Soto, motivo de admiración y odio, nunca de indiferencia. Mantuve conversación con todos ante una tensión que se preveía. Nadie esperaba una reunión tranquila, ni mucho menos, aunque eso sí, larga, tediosa, llena de números, estadísticas y reproches de todo tipo. Cuando iban por las ocho de la tarde, sospechosamente vi dos maneras de entrar en la sala: una, la de la acreditación, con las acciones propiedad de uno, sindicadas o representadas; la otra, era a través de un señor de gran embergadura, hablando con chicos que por su tipo físico parecían Ultras, aunque no lo puedo asegurar. Sí sé que eran los mismos que media hora antes insultaban a antiloperistas en la puerta del hotel. Entraron por una puerta paralela, sin necesidad de acreditarse, de forma que no sé si era ilegal, pero más que afirmar que sí lo era por conocimiento, lo diría por la cara de no querer que se le viera demaiado. Con ellos paulatinamente fueron entrando otros.
Una vez que entraron todos, los de la puerta normal y la otra, sólo nos quedaba estar fuera. Veía yo a los medios esperando que pasase algo, cosa que no courrió hasta aproximadamente una hora o cosa así de asamblea. Digo esto porque seguro que hubo charlas, debates y demás, pero la sala estaba lejos y como es normal, nada se oía por la lejanía e insonorización. Sin embargo, empezaron a escucharse desde el salón un impresionante cúmulo de gritos, chillidos, insultos...Uno presume de sus amigos y empecé a temer por ellos, más si cabe cuando el ambiente le es muy en contra. A la vez que todo ello pasaba, la policía entró y salió en dos ocasiones, y decidí vender al sueño, que me pedía volver a casa, y quedarme a esperar acontecimientos.
No me considero vidente, pero a razón de cómo aumentaba el volumen de los insultos (algunos ya se escuchaban: “te voy a matar, calvo de ****** ojo por dónde vas”, etc...), imaginaba que aquello iba a durar bastante menos de lo que esperaba. Al ver salir a Soto para llamar a la policía, consideré que no era la última que se iba a producir, y así fue: béticos cabeceaban, saliendo de la sala diciendo “qué vergüenza, esto pasa sólo en el Betis, yo ya no tengo edad para escuchar estas cosas...”. Total, que allá por las doce y media de la noche salieron todos los llamados “Destructores” con caras sofocadas, sonrisas pelicaneras y apenas sin voz. ¿De veras hacía falta todo esto para defender unas magníficas cuentas?. Total, si son tan buenas qué falta hace mandar callar a base de meter a invitados sin acreditar, insultando a todo lo que se mueva, ¿no?.
La asamblea se impugnará, pero da lo mismo: las cuentas se aprobarán con la mayoría de uno. Eso sí, la cara colorada y la risa de todos ante un equipo que, a pesar de todo, sigue estando en Primera y entre los grandes, pienso que porque esta afición no la tiene casi nadie, y porque Dios es del Betis, o como dijo Pedro Buenaventura en el año de la permanencia ante el Málaga, Dios protege al Betis.
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