El Betis debe ir a su reencuentro
Magnífica decisión la de abrir una escuela de béticos itinerante. Ahora que, por unas cosas o por otras, el bético vuelve a ser sufridor, ahora que se corre el peligro de retornar a un tiempo en que ser del Betis estaba mal visto, ahora se ha metido en el programa de actos del centenario acercar el Betis a los colegios. Sublime decisión de don quien corresponda, fantástica respuesta la que dieron esos locos bajitos ajenos a las mezquindades que rodean la actualidad del Real Betis Balompié y gran baño de afecto el que recibió Lopera en un colegio cercano a él, a su niñez de Jabugo, Fontanal, Sevilla extramuros.
Son los rescoldos de aquel fuego que prendieron los que encendieron la llama del centenario hace casi un año. En aquel tiempo, la efeméride abría un tiempo de esperanza que se fue diluyendo según caían hojas del almanaque. Se desechó a gente muy válida que anda en las cunetas del beticismo más pujante, personal cortito de dinero y de acciones pero rico en amor al Betis, y ahora resurge el calor del centenario con la presencia de Lopera en un colegio para despertar un entusiasmo que da que pensar lo que sería el Betis, la dimensión que cobraría el Betis, con un poco de cariño de su gestor, que lo del buen paño en el arca se vende quedó antiguo.
Junto a esto del acercamiento del Betis a los colegios, la gratificante noticia de que, aunque con demora, fue repuesta la bandera en la Glorieta Olímpica. La otra huyó volando con la ayuda del vendaval harta de estar harta, pero el mástil luce nuevamente una enseña verde para que se vea desde casi toda Sevilla, sobre todo desde esa Sevilla que tuerce en verde, blanco y verde con la esperanza de que las cosas vuelvan a ser como nunca debieron dejar de serlo. Lo del viernes en un colegio de la Trinidad fue claro exponente de que el Betis es de materia indestructible, la bandera ha vuelto a ondear y ojalá todo sea como premonición de un tiempo más normal y... más bético.
PERIS
Magnífica decisión la de abrir una escuela de béticos itinerante. Ahora que, por unas cosas o por otras, el bético vuelve a ser sufridor, ahora que se corre el peligro de retornar a un tiempo en que ser del Betis estaba mal visto, ahora se ha metido en el programa de actos del centenario acercar el Betis a los colegios. Sublime decisión de don quien corresponda, fantástica respuesta la que dieron esos locos bajitos ajenos a las mezquindades que rodean la actualidad del Real Betis Balompié y gran baño de afecto el que recibió Lopera en un colegio cercano a él, a su niñez de Jabugo, Fontanal, Sevilla extramuros.
Son los rescoldos de aquel fuego que prendieron los que encendieron la llama del centenario hace casi un año. En aquel tiempo, la efeméride abría un tiempo de esperanza que se fue diluyendo según caían hojas del almanaque. Se desechó a gente muy válida que anda en las cunetas del beticismo más pujante, personal cortito de dinero y de acciones pero rico en amor al Betis, y ahora resurge el calor del centenario con la presencia de Lopera en un colegio para despertar un entusiasmo que da que pensar lo que sería el Betis, la dimensión que cobraría el Betis, con un poco de cariño de su gestor, que lo del buen paño en el arca se vende quedó antiguo.
Junto a esto del acercamiento del Betis a los colegios, la gratificante noticia de que, aunque con demora, fue repuesta la bandera en la Glorieta Olímpica. La otra huyó volando con la ayuda del vendaval harta de estar harta, pero el mástil luce nuevamente una enseña verde para que se vea desde casi toda Sevilla, sobre todo desde esa Sevilla que tuerce en verde, blanco y verde con la esperanza de que las cosas vuelvan a ser como nunca debieron dejar de serlo. Lo del viernes en un colegio de la Trinidad fue claro exponente de que el Betis es de materia indestructible, la bandera ha vuelto a ondear y ojalá todo sea como premonición de un tiempo más normal y... más bético.
PERIS
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