El Retablo de las Maravillas es un entremés escrito por Cervantes en el año 1.615; en la trama del mismo, los protagonistas de dicha pieza teatral eran puestos en un aprieto por unos actores de un teatro ambulante que viajando sin decorados y sin escenarios, hacían creer ver los mismos, un retablo maravilloso pero inexistente, a todo aquel que contemplase su representación, puesto que si no lo veían era porque procedían de dudoso linaje o de sangre judía. Así, ante esa amenaza, les hacia proclamar públicamente las excelencias de un inexistente retablo, dando como verdadero aquello que todos reconocían, solo para sí, como una clara mentira.

Tiene base esta obra cervantina en una antigua metáfora oriental, que Don Juan Manuel ya recreaba un siglo antes que Cervantes en su "Conde Lucanor", donde relataba como unos pícaros tejían vestidos que resultaban invisibles a todo aquel que no fuese hijo legítimo. Hoy podemos afirmar que, siglos después, esencialmente nada ha cambiado. La lectura moral de estas situaciones puede hacerse desde ópticas opuestas: Podemos culpabilizar a los protagonistas de los embustes, o, por el contrario, responsabilizar a los acomplejados que se dejan engañar voluntariamente y contribuir, por lo tanto, al éxito del *********. La falsa verdad se propaga tomando como origen la mente más torpe e ignorante de la sociedad, aunque hoy en día, existen multitud de ejemplos que no solo asocian este comportamiento con los más débiles intelectualmente, sino que afecta y mucho a otros que, presumiblemente, deberían estar ajenos por su formación a estos manejos.

En Enero de 2.004 el grupo teatral “Els Joglars”, dirigido por el genial Albert Boadella, estrenaba en Sevilla “El Retablo de las Maravillas, Cinco variaciones a Cervantes”, una espléndida obra de teatro de un Boadella que si estuvo en la cárcel durante la dictadura franquista, hoy, en esta llamada plena era democrática, ha sido expulsado del pesebre en el que ha convertido a la cultura el demagógico nacionalismo catalanista. La obra teatral de Els Joglars jugaba con el entremés de Cervantes al punto de que llevándolo al día de hoy, hacía puro escarnio de la política y de los políticos actuales, de la religión, del arte, y de la llamada nueva cocina de los restauradores famosísimos y carísimos, llegando a demostrar como los comportamientos cobardes, mezquinos, falsos e interesados se repiten siglos después, afectando no ya solo a los más ignorantes sino a los que defienden su “status quo” pese a todas las evidencias. Lanzaba esta obra sus dardos hacia las elites huecas de este país y hacia las estúpidas vanguardias que pretenden calar en la gente con la amenaza de que si no se aceptan sus dogmas, uno puede ser considerado como un ser vulgar; actuando tal cual como en el Retablo de Cervantes donde se consideraba que si no se percibían sus maravillas, no se era limpio de sangre o no se provenía de matrimonio legítimo. El mundo no ha cambiado desde la época cervantina en este intento por parte de muchos, de vender humo a costa de la ignorancia y del miedo del personal a rebelarse ante la dictadura del que manda.

“Y ¿qué quiere decir Retablo de las maravillas?
Por las maravillosas cosas que en él se enseñan y muestran, viene a ser llamado Retablo de las maravillas; el cual fabricó y compuso el sabio Tontonelo debajo de tales paralelos, rumbos, astros y estrellas, con tales puntos, caracteres y observaciones, que ninguno puede ver las cosas que en él se muestran, que tenga alguna raza de confeso, o no sea habido y procreado de sus padres de legítimo matrimonio; y el que fuere contagiado destas dos tan usadas enfermedades, despídase de ver las cosas, jamás vistas ni oídas, de mi retablo.”
(Del entremés “El Retablo de las Maravillas, de D. Miguel de Cervantes)

EL RETABLO DE LAS MARAVILLAS...LOPERIANAS. (Apuntes para un entremés contemporáneo)
ACTO I.-. La presentación al pueblo... (Del retablo, no el de San Benito)

Lopera acompañado de buena parte de su fiel Consejo se dirige a los béticos congregados tras su llamada, y les dice: “Béticos míos, criaturas todas hijos e hijas de Dios, acercaros y contemplad las maravillas de este el mío retablo. En él podréis ver como mi sangre, mi sudor, mi vida, y sobre todo, lo más importante, mi dinero, los he entregado por y para ustedes, y por mi Betis. Los resultados de esta obra, desarrollada pacientemente en estos últimos quince años, están reflejados en este maravilloso retablo, cuya evidencia solo puede ser negada por los que no son béticos de corazón, los destructores, los que en el 92 se escondieron, los que se alegran cuando el Betis pierde, en definitiva por aquellos que no me quieren, y que no ven ni el Retablo ni mi obra porque no son béticos, son impuros de sangre, de linaje y de fe, son aquellos que no entienden que Viva el Betis manque pierda es animar, animar, animar al equipo, pero sobre todo, animar y adorarme a mí, que estoy muriendo por ustedes”. (Nota: Adaptar el discurso al verso de D. Manuel)

ACTO II.- Todo lo que ustedes quisieron saber sobre el 92 pero temían preguntar, o Lo jamás oído por boca de Lopera.

Buena parte de la trama de este Acto debe estar basado en la maravillosa filmación del 30 de Junio de 1.992, pero añadiendo más detalles, por ejemplo no debe faltar en el Retablo el momento en que todos los notables salgan corriendo cuales gallinas descabezadas, huyendo para no poner dinero, menos Pepe León y Morales Luna, éste con una patata en la mano al estilo Hamlet, que deciden quedarse y dar la cara, aunque fuese solo para venderle las acciones a Farusa poco tiempo después. Debe evitarse referencia alguna a la supuesta llamada de Lopera a Gómez Navarro para desmontar la solución con las Cajas de Ahorro, ni crear dudas sobre quién paga la deuda de Proinsur (¿la asumió el Plan de Saneamiento Manolo?, ni qué recibió a cambio Farusa por pagar la deuda de las Cajas dos años después. Para nada referir otras variaciones de otros protagonistas de aquella historia, la versión oficial es la verdadera y punto en boca, y quién no la cree es simplemente impuro. En lo más escondido del Retablo se encuentra el Libro de Registro de Accionistas y las múltiples reclamaciones de los accionistas béticos por sus títulos no entregados por los carnés oro y por las ventas a plazos.

Moraleja del II Acto: Yo soy el salvador, de mi boca sale la Verdad, sin mí no existiría el Betis.

ACTO III.- Sin mi dinero el Betis no es nada, o El Betis: De una ONG de Lopera al delito fiscal, ese fino hilo de la legalidad.

En este tercer Acto del Retablo se describen las miles de venturas y bondades que los contratos con empresas tan solventes y prestigiosas como Encadesa y Tegasa procuran al Real Betis y a los béticos; estas empresas, llamadas también las tontas, solo existen para darle al Betis sostén y solvencia económica, características que el Betis, por sí solo, no tiene. Por ejemplo, sin la gestión indirecta de los activos del Real Betis Balompié SAD hechas por Tegasa y Encadesa no se hubiera alcanzado el record de más ejercicios económicos con continuas Pérdidas de Explotación, record que ostenta nuestra sociedad anónima deportiva. Especial simbolismo, pese a su crudeza, es la imagen que se encuentra en esta parte del Retablo donde se ve a D. Manuel portado a hombros por sus consejeros fidelísimos, cual Santiago Matamoros, blandiendo una espada contra los infieles antibéticos de la Inspección de Hacienda, los del Juzgado de lo Penal nº 10 de Sevilla y los de la Audiencia Nacional, en desigual pero justo y épico combate de nuestro sin par líder.

Moraleja del III Acto: El Betis sin mis empresas es una ruina, si yo no pongo dinero no funciona, sin mí no existiría el Betis.

ACTO IV.- ¿Quiénes pueden mejorar esta plantilla?, o Yo no me meto en el trabajo de los técnicos.

Vean y contemplen las siguientes maravillas de la plantilla: Medias puntas al por mayor, carrileros zurdos a granel, centrales de vuelta de todo que actúan como novatos, decenas de millones invertidos en fichajes que al siguiente año por arte de “birli birloque” ya no están en plantilla. No se pierdan la maravilla de un fax que escupe cien propuestas de jugadores por minuto; no se pierdan a Luis Vianna que un día nos mete de portero hasta a su hermana; si usted es representante, no se prive de ver a D. Manué, si a él le gusta lo que le ofrece, le puede comprar en un lote hasta tres. El milagro de la multiplicación de los panes y los peces, un juego de niños para las fluctuaciones transatlánticas que sufren los euros que dicen que salen de aquí y los dólares que llegan allá. Quedando claro una cosa, todo lo que hay en plantilla, más los cedidos, y más los mediopensionados, todos recomendados por los técnicos porque eso sí: Yo nunca me he “metío en ná”.

Moraleja del IV Acto: Yo me he gastado más de tropecientos mil millones de euros en fichar lo que los técnicos me han pedido, si no es por mi dinero el Betis no ficha, sin mí no existiría el Betis.

ACTO V.- En ese cemento va mi sangre, o Con los juristas en los talones.

Del campo que había vendido Retamero, Galera, y el resto de traidores, y del campo que yo intenté vender a la Junta de Andalucía para irnos al Olímpico (shhhhh, eso calladito), al medio platillo volante de hoy. De los carteles contra Chaves (el de Bellavista) por no dejar vender el campo, a los siete años de obras paradas por culpa de todo el mundo menos mía. Del campo pagado euro tras euro por lo béticos, al “ahí va mi sangre” con cada palada de cemento del albañil de Agromán. De las filas de butacas convertidas en serpientes multicolores a la parte nueva del estadio que ya necesita reformas; de las mil trifulcas con constructoras, a las licencias perdidas “porque el Ayuntamiento no quiere que terminemos el campo”. Y ahora ochenta abogados con vocación de voyeurs, de mirones pendientes de mis imprescindibles mil y una canalizaciones para cada cosa que se hace en el Betis.

Moraleja del V Acto: Sangre, sudor y lágrimas va a costar ver el campo acabado, porque es que me están exigiendo que me están cansando; sin mí no existirá el nuevo estadio del Betis.

Y paro, porque una obra con más de cinco actos sería interminable, aunque hay para más, para mucho más, desgraciadamente.