Hay que reconocer que la última decisión del Consejo de Administración del R.BB.SAD ha sido más brillante que las anteriores. Los episodios se suceden con más fino sentido del humor. En este terreno el Consejo se supera día a día. Durante años la soberbia y la prepotencia permitieron crear un personaje mediático rentable que entró en proceso evolutivo (no previsto por Darwin), hacia el monstruo apocalíptico (tirano, amenazador y cruel) que pudo ser comparado con fanáticos dictadores (Nerón, Caligula, Hitler, etc). El espectáculo esperpéntico ha seguido siendo atractivo para algunos comunicadores y para algunos sectores de la afición. Pero se ha dado un paso más, en el evolucionismo, se ha instaurado el falso chalaneo “encadesiano” (palabra acuñada en los foros béticos). Lo de encadesiano se basa en lo absurdo convertido en aparente realidad. Todo esto es difícil de entender pero nuestro personaje es ya muy similar a “Risitas”, sin pretender ofender al brillante humorista; o sea, dicho en otras palabras, se ha pasado a un nuevo género del espectáculo de humor. La macabra y ridícula imagen del prepotente empresario, que con caridad filantrópica protege a las “criaturitas”, ha sido sustituida por la del duro y académico comerciante que pretende resolver los negocios con el juego del trilero. Es obligado el reconocimiento de que cada uno de los últimos comunicados y declaraciones carecen de la más elemental sensatez, o representan un insulto a la afición como dicen los foros béticos. Las frases y gestos estereotipados se asemejan al intencionado humor de Chiquito de la Calzada.
Es difícil alcanzar a conocer como es el escenario en el que se gestan estas comedias, pero quedaría más completo el estudio escenográfico si se supiese que parte del libreto escribe el cuchara y el resto de la comparsa, o si por el contrario todos lo asumen con disciplinada obediencia, cogidos de la mano, para entrar en la antología del disparate.
Es difícil alcanzar a conocer como es el escenario en el que se gestan estas comedias, pero quedaría más completo el estudio escenográfico si se supiese que parte del libreto escribe el cuchara y el resto de la comparsa, o si por el contrario todos lo asumen con disciplinada obediencia, cogidos de la mano, para entrar en la antología del disparate.
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