Algún no tan antiguo aficionado, podría empezar a establecer cierto paralelismo entre aquel inglés llegado de la mano de Mauduit, Peter Barnes (2 goles en y Mariano Pavone, cero goles en muchas oportunidades); o inclusive, con el paraguayo Jurado, quien sólo jugó un partido y lo echaron por chutar al aire a puerta vacía, al final del partido contra el Celta; o, por qué no, con aquel, también británico Meade, quien no llegó a conocer ni el área chica, sufriendo un mareo en Sarriá tras un vergonzoso 4 a 1 encajado bajo el mandato de Retamero.
La critica con Mariano Pavone, que a pesar de no ser un crío para la Liga Argentina y para el momento en que empezó a explotar como goleador en una fase terminal del campeonato del País de la Pampa, ha sido a veces cruel, despiadada e injusta; en otras ocasiones, correcta, pues el mandamás de Jabugo vendió "sus" siete millones como si hubieran sido siquiera diez, bajo el discurso de un fichaje correcto y goleador, tan necesario para la parroquia heliopolitana.
Sin pretender ser un alegato , es menester que la justicia hoy se haga a Pavone, (como en un futuro cercano, otra justicia, la de la Ley, deba cernirse con el accionista del Fontanal, en este caso, de manera implacable). Porque Mariano, al que la calidad le pueda faltar como al desierto agua, hoy ha demostrado que le han sobrado, más que acierto, dos pares; porque sin hacer nada del otro mundo, me recordó a aquel vasco llamado Ansola (+), que se metía en la misma portería y hurgaba en las redes de la portería contraria.
Así pues, démosle al César lo que es el César, y a Pavone lo que ha sido hoy de Pavone: entrega, coraje, un gol dónde hay que clavarla y otro gol marcado, metido hasta la cocina, con el corazón. Pero no olvidemos que una parte de ese segundo gol, desde el suelo y escorado, lo hemos marcado los béticos con el órgano que tenemos alojado en nuestro pecho: el corazón verdiblanco.
La critica con Mariano Pavone, que a pesar de no ser un crío para la Liga Argentina y para el momento en que empezó a explotar como goleador en una fase terminal del campeonato del País de la Pampa, ha sido a veces cruel, despiadada e injusta; en otras ocasiones, correcta, pues el mandamás de Jabugo vendió "sus" siete millones como si hubieran sido siquiera diez, bajo el discurso de un fichaje correcto y goleador, tan necesario para la parroquia heliopolitana.
Sin pretender ser un alegato , es menester que la justicia hoy se haga a Pavone, (como en un futuro cercano, otra justicia, la de la Ley, deba cernirse con el accionista del Fontanal, en este caso, de manera implacable). Porque Mariano, al que la calidad le pueda faltar como al desierto agua, hoy ha demostrado que le han sobrado, más que acierto, dos pares; porque sin hacer nada del otro mundo, me recordó a aquel vasco llamado Ansola (+), que se metía en la misma portería y hurgaba en las redes de la portería contraria.
Así pues, démosle al César lo que es el César, y a Pavone lo que ha sido hoy de Pavone: entrega, coraje, un gol dónde hay que clavarla y otro gol marcado, metido hasta la cocina, con el corazón. Pero no olvidemos que una parte de ese segundo gol, desde el suelo y escorado, lo hemos marcado los béticos con el órgano que tenemos alojado en nuestro pecho: el corazón verdiblanco.
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