Los movimientos en torno a la venta de las acciones de Manuel Ruiz de Lopera se siguen sucediendo. Esta semana el propio máximo accionista reconoció su toma de contacto con el empresario Luis Castel, al que presentó el ex consejero Blas Ballesteros en compañía del abogado Wenceslao Moreno. Lopera señaló que no había recibido oferta alguna por parte de Castel, pero este periódico puede asegurar que sí fijó tres condiciones básicas para que la operación se llevara a buen término.
En primer lugar, Lopera pretende que el futuro comprador de sus acciones, que representan al menos un 53 por ciento, no desvele asuntos relacionados con sus empresas que operan en el Betis, las conocidas Tegasa, Encadesa o Farusa. Con esto, Lopera pretende asegurarse un blindaje futuro con respecto a actuaciones que se hayan podido llevar a cabo en estos 15 años de mandato, como la que hace unos años le costó una condena judicial.
La segunda condición que impone el máximo accionista bético es que se mantenga el nombre del estadio, rebautizado con el suyo en el año 2000, mientras él viva. Lopera lo sometió en su día a plebiscito popular, en los tiempos en que era idolatrado por los béticos, y pretende que se mantenga aunque él venda sus acciones.
Y la última de las claves responde al deseo de Lopera de seguir vinculado a la entidad. Así, el consejero delegado solicita una pequeña participación accionarial para no desvincularse plenamente del club, pues entiende que el Betis ha ocupado gran parte de su vida y no quiere apartarse definitivamente.
esto es de traca
En primer lugar, Lopera pretende que el futuro comprador de sus acciones, que representan al menos un 53 por ciento, no desvele asuntos relacionados con sus empresas que operan en el Betis, las conocidas Tegasa, Encadesa o Farusa. Con esto, Lopera pretende asegurarse un blindaje futuro con respecto a actuaciones que se hayan podido llevar a cabo en estos 15 años de mandato, como la que hace unos años le costó una condena judicial.
La segunda condición que impone el máximo accionista bético es que se mantenga el nombre del estadio, rebautizado con el suyo en el año 2000, mientras él viva. Lopera lo sometió en su día a plebiscito popular, en los tiempos en que era idolatrado por los béticos, y pretende que se mantenga aunque él venda sus acciones.
Y la última de las claves responde al deseo de Lopera de seguir vinculado a la entidad. Así, el consejero delegado solicita una pequeña participación accionarial para no desvincularse plenamente del club, pues entiende que el Betis ha ocupado gran parte de su vida y no quiere apartarse definitivamente.
esto es de traca
Comentario