Pues ya lo ven. No ha pasado ni 60 días desde el encuentro de El Sardinero y Lopera está volviendo a ser Don Manué. Ha bastado con ganar un Carranza y empatar dos partidos de liga –balance más que discreto junto a la derrota de Coruña- para que el consejero delegado comience a tomar un protagonismo más que extraordinario.
Como ha hecho siempre, la pretemporada le sirvió para comenzar a ilusionar a la afición con la puesta en marcha de un nuevo proyecto con Cúper –un entrenador venido a menos- y el fichaje de varios futbolistas, algunos de ellos de dudosa calidad. En este periodo, Lopera ha vuelto a hacer gala de la misma prepotencia que en sus primeros años como dirigente, al jactarse en cada comparecencia ante la prensa de la cantidad de dinero gastado.
Además ha gestionado con sabiduría el triste acontecimiento de Puerta para hablar de lo divino y de lo humano. Asimismo, ha decidido volver al palco y tomar las riendas de todos los actos del centenario, para intentar darse un baño de multitud que le sirva de antídoto a los detractores y a los “dos o tres de las páginas wes”. En la inauguración del monumento a la afición se empachó de dar besos y saludos a los allí congregados. Es una realidad que, poco a poco, está consiguiendo que la afición vuelva a verlo como ese salvador celestial que nos va a llevar a las cotas más altas.
Pero nosotros en Sentir Bético seguimos creyendo que sigue siendo el personaje provinciano, prepotente, embaucador y oscuro de siempre. El mismo que sigue jugando con el Betis como si fuera una empresa más. El mismo que nos hizo pasar un bochorno nacional con la presencia del busto en el palco. El mismo que sigue fichando a base de fax y de intermediarios, sin darle su sitio a una secretaría técnica que está para acompañar a los futbolistas del aeropuerto al Fremap. El mismo que ha abandonado al Real Betis casi dos años, sin su presencia en el palco. El mismo que lleva prometiendo casi cinco años la terminación del estadio y que ahora se pondrá una medalla por la terminación con el dinero de la recalificación. El mismo que protagonizó un desagradable y vergonzoso incidente con un periodista sevillano. El mismo que no soporta que nadie sea capaz de asesorarle. El mismo que despidió al mejor entrenador de la historia del equipo porque le dijo las verdades del barquero.
El problema es que el ser humano es débil y su memoria muy frágil. En poco tiempo, la tortilla comienza a dar la vuelta y eso que el balón no ha entrado. Cuando entre, aquí tor mundo será güeno.
De j.j.barquin....
Como ha hecho siempre, la pretemporada le sirvió para comenzar a ilusionar a la afición con la puesta en marcha de un nuevo proyecto con Cúper –un entrenador venido a menos- y el fichaje de varios futbolistas, algunos de ellos de dudosa calidad. En este periodo, Lopera ha vuelto a hacer gala de la misma prepotencia que en sus primeros años como dirigente, al jactarse en cada comparecencia ante la prensa de la cantidad de dinero gastado.
Además ha gestionado con sabiduría el triste acontecimiento de Puerta para hablar de lo divino y de lo humano. Asimismo, ha decidido volver al palco y tomar las riendas de todos los actos del centenario, para intentar darse un baño de multitud que le sirva de antídoto a los detractores y a los “dos o tres de las páginas wes”. En la inauguración del monumento a la afición se empachó de dar besos y saludos a los allí congregados. Es una realidad que, poco a poco, está consiguiendo que la afición vuelva a verlo como ese salvador celestial que nos va a llevar a las cotas más altas.
Pero nosotros en Sentir Bético seguimos creyendo que sigue siendo el personaje provinciano, prepotente, embaucador y oscuro de siempre. El mismo que sigue jugando con el Betis como si fuera una empresa más. El mismo que nos hizo pasar un bochorno nacional con la presencia del busto en el palco. El mismo que sigue fichando a base de fax y de intermediarios, sin darle su sitio a una secretaría técnica que está para acompañar a los futbolistas del aeropuerto al Fremap. El mismo que ha abandonado al Real Betis casi dos años, sin su presencia en el palco. El mismo que lleva prometiendo casi cinco años la terminación del estadio y que ahora se pondrá una medalla por la terminación con el dinero de la recalificación. El mismo que protagonizó un desagradable y vergonzoso incidente con un periodista sevillano. El mismo que no soporta que nadie sea capaz de asesorarle. El mismo que despidió al mejor entrenador de la historia del equipo porque le dijo las verdades del barquero.
El problema es que el ser humano es débil y su memoria muy frágil. En poco tiempo, la tortilla comienza a dar la vuelta y eso que el balón no ha entrado. Cuando entre, aquí tor mundo será güeno.
De j.j.barquin....
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