Fue cuando nació PNB, y la fecha en que un mal tipejo ha acabado delante de un juez.
Aquel malogrado centenario en el que acabamos saliendo más de uno por la puerta de los garajes, de madrugada, sirvió de semilla para llegar hasta hoy, 18 de Abril de 2017. Una fecha que el Betis no debería olvidar jamás, pero, sobre todo, quien se creyó por encima de un club, su afición, su Historia, lo bueno y lo malo como para desafiar al mundo, si hiciera falta, poniendo sus decisiones por encima del interés común.
Fue un enfado de los fuertes, como consecuencia de una muy mala campaña (una de muchas venideras), lo que hizo que en una sala, hoy cerrada, nos reuniésemos a escondidas, para decir a quien corresponda que el autoritarismo de un cateto con dinero acabó aquí. Con la nula credibilidad de una manifiesta falta de recursos, trece euros fueron necesarios para crear una asociación que, del más total y absoluto desprestigio infundido desde un oficialismo insultante, pasó a ser referencia del aficionado de a pie en todo el territorio nacional.
Por Nuestro Betis ha sido capaz de poner a un cortijero como acusado de todo lo que se lee en los medios más lo que se olvide, en lo judicial, moral y sentimental, sacando de aquella idolatría a una especie de semidios que quiso hacer creer al mundo que el Betis nació con él, ególatra como aquel emperador chino que quemó libros para que la Historia no recordase nada anterior. Ha sido capaz de tirar un busto de bronce, de desmantelar la falsa idea de una salvación en 1.992 que los tribunales ya dejan entrever que no ha sido tal. Ha puesto (y está poniendo) entre las cuerdas a quien, con la amenaza, creyó poder amedrantar a quienes hemos buscado justicia, a quienes sacamos a más de sesenta mil personas a la calle.
Sí, todo a partir de trece euros.
Díganme, incrédulos, si las ideas no van por delante de un dinero que sólo esconde pobreza, la de quien apenas sale de su casa y duerme menos de lo justo, la de quien tiene en ascuas hasta sus propios abogados, la de quien necesitó la propaganda para hacer ver lo que, justo ahora, nadie o casi nadie cree, la de quien guardaba todo en un almacén cual Diógenes…la de quien, a pesar del poder del que presumió, hoy se sienta como acusado de tantas y tantas cosas.
Sólo habrá algo que seguro no podrás devolver: el tiempo. Pero la condena, por encima de la que suelten los tribunales, ya la vives dándote paseos por los banquillos, señor dios, para verte humillado teniendo que dar explicaciones de tanta mentira suelta por la que, mucho o poco, tendrás que pagar con tu descrédito.
Trece euros, diez años y cinco días.
Por Nuestro Betis, los tiesos, a usted, señor Ruiz.
Aquel malogrado centenario en el que acabamos saliendo más de uno por la puerta de los garajes, de madrugada, sirvió de semilla para llegar hasta hoy, 18 de Abril de 2017. Una fecha que el Betis no debería olvidar jamás, pero, sobre todo, quien se creyó por encima de un club, su afición, su Historia, lo bueno y lo malo como para desafiar al mundo, si hiciera falta, poniendo sus decisiones por encima del interés común.
Fue un enfado de los fuertes, como consecuencia de una muy mala campaña (una de muchas venideras), lo que hizo que en una sala, hoy cerrada, nos reuniésemos a escondidas, para decir a quien corresponda que el autoritarismo de un cateto con dinero acabó aquí. Con la nula credibilidad de una manifiesta falta de recursos, trece euros fueron necesarios para crear una asociación que, del más total y absoluto desprestigio infundido desde un oficialismo insultante, pasó a ser referencia del aficionado de a pie en todo el territorio nacional.
Por Nuestro Betis ha sido capaz de poner a un cortijero como acusado de todo lo que se lee en los medios más lo que se olvide, en lo judicial, moral y sentimental, sacando de aquella idolatría a una especie de semidios que quiso hacer creer al mundo que el Betis nació con él, ególatra como aquel emperador chino que quemó libros para que la Historia no recordase nada anterior. Ha sido capaz de tirar un busto de bronce, de desmantelar la falsa idea de una salvación en 1.992 que los tribunales ya dejan entrever que no ha sido tal. Ha puesto (y está poniendo) entre las cuerdas a quien, con la amenaza, creyó poder amedrantar a quienes hemos buscado justicia, a quienes sacamos a más de sesenta mil personas a la calle.
Sí, todo a partir de trece euros.
Díganme, incrédulos, si las ideas no van por delante de un dinero que sólo esconde pobreza, la de quien apenas sale de su casa y duerme menos de lo justo, la de quien tiene en ascuas hasta sus propios abogados, la de quien necesitó la propaganda para hacer ver lo que, justo ahora, nadie o casi nadie cree, la de quien guardaba todo en un almacén cual Diógenes…la de quien, a pesar del poder del que presumió, hoy se sienta como acusado de tantas y tantas cosas.
Sólo habrá algo que seguro no podrás devolver: el tiempo. Pero la condena, por encima de la que suelten los tribunales, ya la vives dándote paseos por los banquillos, señor dios, para verte humillado teniendo que dar explicaciones de tanta mentira suelta por la que, mucho o poco, tendrás que pagar con tu descrédito.
Trece euros, diez años y cinco días.
Por Nuestro Betis, los tiesos, a usted, señor Ruiz.
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