Un buen Betis puso en apuros a un Atlético, lejos de su mejor versión, y mereció mejor suerte en su despedida del Vicente Calderón. Un resbalón de Donk en los primeros minutos supuso el primer gol que a la postre le daría los tres puntos al Atlético. El equipo dirigido por Víctor lo intentó y chutó más que su rival pero no pareció nunca encontrar la llave de la defensa rojiblanca.
Compitió. Fue por minutos superior a su rival, que no era un cualquiera, mereció más pero, al final, el Betis vuelve a Sevilla con la cuarta derrota consecutiva fuera de casa, tres con Víctor en el banquillo. Hoy sí se vio a un Betis digno que, a falta de ideas en zonas ofensivas, supo encerrar al Atlético con una mezcla de intensidad y despliegue sin balón y calma y pases fáciles con balón. Hizo retroceder al subcampeón de Europa en su casa, que aunque esté habituado a ello, creo que hubiese sido realmente utópico para cualquier aficionado verdiblanco imaginarlo viendo a su equipo hace menos de dos meses.
Es mucho más sencillo, y aquí ya lo hemos repetido no en pocas ocasiones, crecer tras una victoria y parece que, por fin, la buena vitoria del Betis ante el Leganés ha hecho despegar al Betis y que las dos versiones del equipo, como local y visitante, se acerquen un poquito más. Aquella versión del Betis en Vitoria, Coruña, Villarreal o Éibar, esa es la había que mejorar con mucha más urgencia y hoy, el Betis lo hizo, en el escenario más complicado, compitió, y ese debe ser el camino. Poco a poco.
El equipo de Víctor, ya afianzado con ese 5-3-2, se mostró muy sólido defensivamente y con una calma con balón impropia de esta plantilla y realmente inimaginable hace un par de semanas. Los nervios se han disipado, la confianza ha subido y ya los jugadores del Betis se atreven y se arriesgan con más éxitos que fracasos. El equipo crecía a ritmo de los dos carrileros en el partido y se sobrepuso muy rápido al gol tempranero del Atlético que vino del enésimo error defensivo de la temporada. Un error que en este campo se paga muy caro.
Piccini y Durmisi fueron los mejores del equipo y los que realmente llevaron los balones a zonas ofensivas cuando Ceballos, hoy bastante vigilado por su rival, estaba cubierto. Los dos carrileros mostraron su mejor versión llegando en bastantes ocasiones a línea de fondo y creando opciones de peligro, la mayoría de un Rubén Castro que lo intentó de todas las maneras posibles pero sin mucho éxito.
Faltando veinte minutos, en un contexto donde el Betis estaba volcando el ataque en área rival y estaba seguramente en su mejor tramo del partido, Víctor decidió cambió el dibujo para intentar convertir ese dominio en ocasiones y dio entrada a Nahuel y Joaquín para pasar al 4-4-2. A partir de ahí, el Betis se desdibujo perdiendo el control y el balón. No hubo más Betis y sí mucho más Atlético que supo gestionar muy bien los minutos finales.
Perder entraba en todas las quinielas pero pocas veces se verá a un Atlético tan vulnerable jugando como local y hoy el Betis pudo aprovecharlo pero no lo consiguió. No supo gestionar bien los minutos finales y se notó como el banquillo empeoró al equipo. Este Betis pinta bien, si continúa esta dinámica, pero necesita refuerzos y los necesita ya.
Uno a uno:
Compitió. Fue por minutos superior a su rival, que no era un cualquiera, mereció más pero, al final, el Betis vuelve a Sevilla con la cuarta derrota consecutiva fuera de casa, tres con Víctor en el banquillo. Hoy sí se vio a un Betis digno que, a falta de ideas en zonas ofensivas, supo encerrar al Atlético con una mezcla de intensidad y despliegue sin balón y calma y pases fáciles con balón. Hizo retroceder al subcampeón de Europa en su casa, que aunque esté habituado a ello, creo que hubiese sido realmente utópico para cualquier aficionado verdiblanco imaginarlo viendo a su equipo hace menos de dos meses.
Es mucho más sencillo, y aquí ya lo hemos repetido no en pocas ocasiones, crecer tras una victoria y parece que, por fin, la buena vitoria del Betis ante el Leganés ha hecho despegar al Betis y que las dos versiones del equipo, como local y visitante, se acerquen un poquito más. Aquella versión del Betis en Vitoria, Coruña, Villarreal o Éibar, esa es la había que mejorar con mucha más urgencia y hoy, el Betis lo hizo, en el escenario más complicado, compitió, y ese debe ser el camino. Poco a poco.
El equipo de Víctor, ya afianzado con ese 5-3-2, se mostró muy sólido defensivamente y con una calma con balón impropia de esta plantilla y realmente inimaginable hace un par de semanas. Los nervios se han disipado, la confianza ha subido y ya los jugadores del Betis se atreven y se arriesgan con más éxitos que fracasos. El equipo crecía a ritmo de los dos carrileros en el partido y se sobrepuso muy rápido al gol tempranero del Atlético que vino del enésimo error defensivo de la temporada. Un error que en este campo se paga muy caro.
Piccini y Durmisi fueron los mejores del equipo y los que realmente llevaron los balones a zonas ofensivas cuando Ceballos, hoy bastante vigilado por su rival, estaba cubierto. Los dos carrileros mostraron su mejor versión llegando en bastantes ocasiones a línea de fondo y creando opciones de peligro, la mayoría de un Rubén Castro que lo intentó de todas las maneras posibles pero sin mucho éxito.
Faltando veinte minutos, en un contexto donde el Betis estaba volcando el ataque en área rival y estaba seguramente en su mejor tramo del partido, Víctor decidió cambió el dibujo para intentar convertir ese dominio en ocasiones y dio entrada a Nahuel y Joaquín para pasar al 4-4-2. A partir de ahí, el Betis se desdibujo perdiendo el control y el balón. No hubo más Betis y sí mucho más Atlético que supo gestionar muy bien los minutos finales.
Perder entraba en todas las quinielas pero pocas veces se verá a un Atlético tan vulnerable jugando como local y hoy el Betis pudo aprovecharlo pero no lo consiguió. No supo gestionar bien los minutos finales y se notó como el banquillo empeoró al equipo. Este Betis pinta bien, si continúa esta dinámica, pero necesita refuerzos y los necesita ya.
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