El Betis volvió a naufragar fuera de casa en un partido donde mostró demasiados altibajos y un pobre balance en las áreas respecto a su rival. El equipo dirigido por Víctor cae así eliminado de la Copa del Rey a las primeras de cambio y cierra el año con una imagen nefasta. Dani Ceballos fue, una vez más, la única luz del equipo.
Fracaso. Sí, se ha vuelto a consumar un nuevo fracaso del Betis. Otro más, y van demasiados. Demasiados para una afición que debía haberse cansado hace ya mucho, pero mucho tiempo, y aún sigue ahí al pie del cañón esperando una sola, una sola cosa que le permita agarrarse a la esperanza y a su equipo. Pero cuando el Betis parece alargar la mano, cuando parece que se levanta y que te va a dar algo, solo terminas recibes golpes de realidad por los cuatro costados. Hoy, uno más.
El Betis volvía a salir con defensa de cinco y un doble pivote posicional lento, previsible y con un falta importante de claridad con balón. El sistema, que fue bien en un comienzo con matices, ya no funciona, los rivales ya lo conocen y saben como hacer daño a un equipo que depende totalmente de la inspiración de un jugador. Hoy ese jugador, Ceballos, arrancó demasiado lejos del inicio de jugada y el Depor con una presión simple alejaba al canterano del balón y hacía que el sistema del Betis se cayera a las primeras de cambio.
El enésimo error de marca del Betis propició el gol del rival, lo que a su vez provocó que el Deportivo diera un paso atrás en la presión, viéndose ahora sin tanta obligación por marcar, siendo esto aprovechado por Ceballos para hacerse con el partido. El gol, el miedo del Deportivo con bastante más que perder ahora, y Ceballos hicieron que el Betis entrase en el partido.
El utrerano y Petros intercambiaban la posición en fases ofensivas del equipo y era el canterano quien salía con el balón jugado, el único con esa claridad en el equipo. A Ceballos se le unieron Sanabria, que también bajaba a acompañar la jugada y Durmisi que comenzaba a aparecer por banda izquierda.
El equipo de Víctor comenzó a generar guiados por su brújula en el centro del campo. Era Ceballos quien daba salida limpia al balón rompiendo líneas con pases o regates y era él mismo quien daba el último pase. El Betis generó ocasiones para empatar el partido pero no lo hizo, y obviamente acabó teniendo consecuencias.
La primera y la cual demuestra que el fútbol es bastante caprichoso, y más cuando el Betis está por el medio, al comienzo de la segunda mitad con el gol, obviamente de quien si no, Luisinho en otra falta lateral innecesaria. La segunda, pocos minutos después, con el tercer gol del Deportivo y el enésimo error de marcaje. 3-0 en sesenta minutos con ocho jugadores, portero cinco defensas y dos pivotes, meramente defensivos. Para meditar.
El partido parecía resuelto y lo estaba, aunque una jugada con mucha fortuna acabó en gol de Picicini poco después del tercer gol del Deportivo. Había esperanzas, o debería pero el Betis no volvió a generar ocasiones, más allá de un tiro de Rubén y un intento de ocasión de Jonas, las dos obviamente generadas por quien si no, Ceballos. Al guion del partido aún le faltaba un nuevo giro con el penalti fallado por Joselu que como todos tristemente esperábamos, no cambió absolutamente nada.
El Betis vuelve a caer en Copa del Rey. Esta vez a las primeras de cambio, contra un “igual” y suma un nuevo capítulo a la historia negra y reciente del club. El equipo verdiblanco, dispuesto siempre a dar lo peor a su afición, volvió a arrebatar la única, y pequeña, ilusión que le quedaba a parte de la afición esta temporada. Sí, a parte porque siempre quedaran aquellos optimistas que defienden que un equipo grande como el Betis necesita tirar la copa y sumar ridículos a la colección para centrarse en la salvación. Ver para creer.
El uno a uno
Fracaso. Sí, se ha vuelto a consumar un nuevo fracaso del Betis. Otro más, y van demasiados. Demasiados para una afición que debía haberse cansado hace ya mucho, pero mucho tiempo, y aún sigue ahí al pie del cañón esperando una sola, una sola cosa que le permita agarrarse a la esperanza y a su equipo. Pero cuando el Betis parece alargar la mano, cuando parece que se levanta y que te va a dar algo, solo terminas recibes golpes de realidad por los cuatro costados. Hoy, uno más.
El Betis volvía a salir con defensa de cinco y un doble pivote posicional lento, previsible y con un falta importante de claridad con balón. El sistema, que fue bien en un comienzo con matices, ya no funciona, los rivales ya lo conocen y saben como hacer daño a un equipo que depende totalmente de la inspiración de un jugador. Hoy ese jugador, Ceballos, arrancó demasiado lejos del inicio de jugada y el Depor con una presión simple alejaba al canterano del balón y hacía que el sistema del Betis se cayera a las primeras de cambio.
El enésimo error de marca del Betis propició el gol del rival, lo que a su vez provocó que el Deportivo diera un paso atrás en la presión, viéndose ahora sin tanta obligación por marcar, siendo esto aprovechado por Ceballos para hacerse con el partido. El gol, el miedo del Deportivo con bastante más que perder ahora, y Ceballos hicieron que el Betis entrase en el partido.
El utrerano y Petros intercambiaban la posición en fases ofensivas del equipo y era el canterano quien salía con el balón jugado, el único con esa claridad en el equipo. A Ceballos se le unieron Sanabria, que también bajaba a acompañar la jugada y Durmisi que comenzaba a aparecer por banda izquierda.
El equipo de Víctor comenzó a generar guiados por su brújula en el centro del campo. Era Ceballos quien daba salida limpia al balón rompiendo líneas con pases o regates y era él mismo quien daba el último pase. El Betis generó ocasiones para empatar el partido pero no lo hizo, y obviamente acabó teniendo consecuencias.
La primera y la cual demuestra que el fútbol es bastante caprichoso, y más cuando el Betis está por el medio, al comienzo de la segunda mitad con el gol, obviamente de quien si no, Luisinho en otra falta lateral innecesaria. La segunda, pocos minutos después, con el tercer gol del Deportivo y el enésimo error de marcaje. 3-0 en sesenta minutos con ocho jugadores, portero cinco defensas y dos pivotes, meramente defensivos. Para meditar.
El partido parecía resuelto y lo estaba, aunque una jugada con mucha fortuna acabó en gol de Picicini poco después del tercer gol del Deportivo. Había esperanzas, o debería pero el Betis no volvió a generar ocasiones, más allá de un tiro de Rubén y un intento de ocasión de Jonas, las dos obviamente generadas por quien si no, Ceballos. Al guion del partido aún le faltaba un nuevo giro con el penalti fallado por Joselu que como todos tristemente esperábamos, no cambió absolutamente nada.
El Betis vuelve a caer en Copa del Rey. Esta vez a las primeras de cambio, contra un “igual” y suma un nuevo capítulo a la historia negra y reciente del club. El equipo verdiblanco, dispuesto siempre a dar lo peor a su afición, volvió a arrebatar la única, y pequeña, ilusión que le quedaba a parte de la afición esta temporada. Sí, a parte porque siempre quedaran aquellos optimistas que defienden que un equipo grande como el Betis necesita tirar la copa y sumar ridículos a la colección para centrarse en la salvación. Ver para creer.
El uno a uno
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