Una decisión arbitral excesivamente cuestionable y unos minutos de desconcierto que el Éibar supo aprovechar pusieron demasiado cuesta arriba el partido para un Betis que hasta la segunda mitad no supo reaccionar. Solo la relajación del equipo armero y la astucia de Rubén encendieron el partido en los minutos finales.
Si ante Las Palmas, el Betis de Víctor tuvo todo a su favor, hoy fue todo lo contrario. La expulsión de Piccini, en mi opinión ni falta, y el gol de Pedro León instantes después fue un duro golpe anímico muy difícil de superar. Si a eso le sumas que la siguiente llegada del rival es gol, lo normal es tirar la toalla blanca. Y el Betis la tiró. Más concretamente Víctor sacando del campo a Joaquín en una clara maniobra de intentar aguantar ese resultado mínimo hasta el descanso para buscar un milagro en la segunda. Y Rubén obro ese milagro, el problema es que el Betis necesitaba más de uno.
Volvamos a la primera mitad, antes de la expulsión (lo poco que se puede analizar del encuentro), el contexto era de un partido donde no estaba pasando absolutamente nada. El Betis cedía el control al Éibar y buscaba sin mucho éxito conectar con sus dos jugadores de arriba mientras el equipo local no sabía manejar esa situación de dominio y perdía la posesión con muchísima facilidad. Era un partido realmente malo hasta que el Éibar, o más bien el Betis perdió un balón en salida, el equipo de Víctor basculó realmente mal dejando un hueco insalvable y e inadmisible con defensa de 5 y aunque Piccini llegó, le dio motivos a un árbitro, que quería ser protagonista, para expulsarle. El Betis se quedaba con diez y le marcaban gol. Ni en sus peores pesadillas.
Con 2-0 y en un contexto de 10 vs 11, el equipo con un jugador menos necesita de alguien que cree superioridades (en forma de pase o regate) en situaciones de desventaja, es decir crear ventajas, no ya solo en situaciones normales, sino en una situación de inferioridad y el Betis no tiene a nadie que lo haga y el que más cerca podría estar de hacerlo, cuando está a su mejor nivel, estaba en su casa en Sevilla.
¿Qué se puede sacar claro de esos 20 minutos 11 vs 11? Lo más evidente es que al Betis le sigue costando horrores mantener la posesión y, ni aún con Ceballos en el campo, el equipo tiene suficiente claridad para hilvanar una jugada de más de cinco pases seguidos. Y así es muy complicado ganar en primera salvo que te suene la flauta de la estrategia, lo cual no suele pasar muy a menudo. Las estadísticas están ahí, minuto 30 de partido, sí el Betis ya con diez pero aun así continua siendo un dato desolador, el equipo de Víctor había dado 62 pases buenos. Dos pases que llegan a un compañero cada minuto, inadmisible. Siendo el mercado invernal parece, la única opción de solucionar ese problema.
Al Betis le vienen tres partidos consecutivos en casa, suficientes para un equipo que necesita encontrar pronto su rumbo, avanzar a la siguiente ronda de la copa y sumar puntos en liga desesperadamente.
El uno a uno:
Si ante Las Palmas, el Betis de Víctor tuvo todo a su favor, hoy fue todo lo contrario. La expulsión de Piccini, en mi opinión ni falta, y el gol de Pedro León instantes después fue un duro golpe anímico muy difícil de superar. Si a eso le sumas que la siguiente llegada del rival es gol, lo normal es tirar la toalla blanca. Y el Betis la tiró. Más concretamente Víctor sacando del campo a Joaquín en una clara maniobra de intentar aguantar ese resultado mínimo hasta el descanso para buscar un milagro en la segunda. Y Rubén obro ese milagro, el problema es que el Betis necesitaba más de uno.
Volvamos a la primera mitad, antes de la expulsión (lo poco que se puede analizar del encuentro), el contexto era de un partido donde no estaba pasando absolutamente nada. El Betis cedía el control al Éibar y buscaba sin mucho éxito conectar con sus dos jugadores de arriba mientras el equipo local no sabía manejar esa situación de dominio y perdía la posesión con muchísima facilidad. Era un partido realmente malo hasta que el Éibar, o más bien el Betis perdió un balón en salida, el equipo de Víctor basculó realmente mal dejando un hueco insalvable y e inadmisible con defensa de 5 y aunque Piccini llegó, le dio motivos a un árbitro, que quería ser protagonista, para expulsarle. El Betis se quedaba con diez y le marcaban gol. Ni en sus peores pesadillas.
Con 2-0 y en un contexto de 10 vs 11, el equipo con un jugador menos necesita de alguien que cree superioridades (en forma de pase o regate) en situaciones de desventaja, es decir crear ventajas, no ya solo en situaciones normales, sino en una situación de inferioridad y el Betis no tiene a nadie que lo haga y el que más cerca podría estar de hacerlo, cuando está a su mejor nivel, estaba en su casa en Sevilla.
¿Qué se puede sacar claro de esos 20 minutos 11 vs 11? Lo más evidente es que al Betis le sigue costando horrores mantener la posesión y, ni aún con Ceballos en el campo, el equipo tiene suficiente claridad para hilvanar una jugada de más de cinco pases seguidos. Y así es muy complicado ganar en primera salvo que te suene la flauta de la estrategia, lo cual no suele pasar muy a menudo. Las estadísticas están ahí, minuto 30 de partido, sí el Betis ya con diez pero aun así continua siendo un dato desolador, el equipo de Víctor había dado 62 pases buenos. Dos pases que llegan a un compañero cada minuto, inadmisible. Siendo el mercado invernal parece, la única opción de solucionar ese problema.
Al Betis le vienen tres partidos consecutivos en casa, suficientes para un equipo que necesita encontrar pronto su rumbo, avanzar a la siguiente ronda de la copa y sumar puntos en liga desesperadamente.
El uno a uno:
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