Un gol de Felipe Gutiérrez en el último suspiro del partido salva al Betis y a Poyet. El Osasuna, con todas sus limitaciones, no fue peor que el Betis. Joaquín y Petros tiraron de un equipo al que se le continúa viendo demasiadas carencias.
Desde la victoria es más fácil crecer. A eso hay que agarrarse. Tras dos derrotas contundentes por juego (1-0) y por resultado (1-6), el Betis necesitaba ganar, y necesitaba ganar como fuera. Y así lo ha hecho, sin ser mejor que el rival y con más ayuda de lo que se esperaba, el portero del club navarro, un amigo, el Betis ganó en El Sadar para despejar algunos de los muchos fantasmas y reducir un poco la crispación de una hinchada que está demasiado cansada de ver arrastrada la camiseta del Betis por el fango de la media tabla baja de la primera división.
Se ganó pero el crédito de Poyet no se ha recuperado y se mantiene en unos mínimos que son realmente cuestionables. La versión del Betis hoy en Pamplona, sin Rubén en el once, no ha dado motivos suficientes para recuperar una confianza que solo se vería mejorada con una segunda victoria ante el Español y de una manera bastante más holgada de la que se ha visto hoy.
Hoy el Betis salió con una especie de 451 donde Joaquín jugó liberado entre el centro del campo y la delantera. Se prescindió de Rubén para ganar más presencia en el centro del campo y se incorporó a Sanabria antes que a Alegría, ya que el paraguayo, a priori, tiene más recursos para hacer la guerra por su cuenta. En el centro del campo, Poyet reforzó a Petros con otro mediocentro de largo recorrido como Jonás y abrió a Felipe a una banda, algo extraño pero no desentonó. Y la verdad es que funcionó hasta que el Osasuna, antes del descanso, corrigió adelantando la presión y se hizo con el partido de una manera bastante sencilla.
A partir de ahí, el Betis sufrió, y más con el rápido gol tras la reanudación de Roberto Torres. Un gol difícilmente evitable ya que los rebotes son puro azar en el fútbol. El gol, más que dar alas a Osasuna, le hizo dudar salvo los minutos posteriores por la adrenalina que supone empatar. Los rojillos ya tenían algo que perder y no fueron a por la victoria de una manera descarada haciendo que el partido se estancara, perdiera ritmo algo que al Betis no le vino mal. Poyet movió el banquillo, primero con un movimiento que no mejoró al equipo (Brasanac por Jonas) y segundo con un doble cambio, que llegó muy tarde, y realmente no fue determinante en el partido.
La falta de ritmo y los continuos parones en el encuentro hicieron que los balones parados comenzaran a ser los únicos recursos de los dos equipos para desatascar un partido que parecía destinado al empate. Hasta que apareció la zurda de Felipe en otro balón parado para dar tres puntos al Betis y un respiro a Poyet.
Apuntes breves
Del partido ante Osasuna se pueden sacar ciertos puntos positivos:
El primero de ellos, la nueva posición de Joaquín: liberado de trabajo defensivo y de una posición fija, destacó por encima de todos.
El segundo, Aissa Mandi, que me pareció de largo su mejor actuación individual del curso. Al igual que el partido de Petros, que sin contar alguna acción cuestionable en el suelo, hizo un partido soberbio.
Y el tercero, la victoria. No hay otra.
El uno a uno
Desde la victoria es más fácil crecer. A eso hay que agarrarse. Tras dos derrotas contundentes por juego (1-0) y por resultado (1-6), el Betis necesitaba ganar, y necesitaba ganar como fuera. Y así lo ha hecho, sin ser mejor que el rival y con más ayuda de lo que se esperaba, el portero del club navarro, un amigo, el Betis ganó en El Sadar para despejar algunos de los muchos fantasmas y reducir un poco la crispación de una hinchada que está demasiado cansada de ver arrastrada la camiseta del Betis por el fango de la media tabla baja de la primera división.
Se ganó pero el crédito de Poyet no se ha recuperado y se mantiene en unos mínimos que son realmente cuestionables. La versión del Betis hoy en Pamplona, sin Rubén en el once, no ha dado motivos suficientes para recuperar una confianza que solo se vería mejorada con una segunda victoria ante el Español y de una manera bastante más holgada de la que se ha visto hoy.
Hoy el Betis salió con una especie de 451 donde Joaquín jugó liberado entre el centro del campo y la delantera. Se prescindió de Rubén para ganar más presencia en el centro del campo y se incorporó a Sanabria antes que a Alegría, ya que el paraguayo, a priori, tiene más recursos para hacer la guerra por su cuenta. En el centro del campo, Poyet reforzó a Petros con otro mediocentro de largo recorrido como Jonás y abrió a Felipe a una banda, algo extraño pero no desentonó. Y la verdad es que funcionó hasta que el Osasuna, antes del descanso, corrigió adelantando la presión y se hizo con el partido de una manera bastante sencilla.
A partir de ahí, el Betis sufrió, y más con el rápido gol tras la reanudación de Roberto Torres. Un gol difícilmente evitable ya que los rebotes son puro azar en el fútbol. El gol, más que dar alas a Osasuna, le hizo dudar salvo los minutos posteriores por la adrenalina que supone empatar. Los rojillos ya tenían algo que perder y no fueron a por la victoria de una manera descarada haciendo que el partido se estancara, perdiera ritmo algo que al Betis no le vino mal. Poyet movió el banquillo, primero con un movimiento que no mejoró al equipo (Brasanac por Jonas) y segundo con un doble cambio, que llegó muy tarde, y realmente no fue determinante en el partido.
La falta de ritmo y los continuos parones en el encuentro hicieron que los balones parados comenzaran a ser los únicos recursos de los dos equipos para desatascar un partido que parecía destinado al empate. Hasta que apareció la zurda de Felipe en otro balón parado para dar tres puntos al Betis y un respiro a Poyet.
Apuntes breves
Del partido ante Osasuna se pueden sacar ciertos puntos positivos:
El primero de ellos, la nueva posición de Joaquín: liberado de trabajo defensivo y de una posición fija, destacó por encima de todos.
El segundo, Aissa Mandi, que me pareció de largo su mejor actuación individual del curso. Al igual que el partido de Petros, que sin contar alguna acción cuestionable en el suelo, hizo un partido soberbio.
Y el tercero, la victoria. No hay otra.
El uno a uno
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