Re: Rubén Castro no parte en el once incial
Un nuevo escenario para Rubén Castro
22/10/2016 · Miguel Ángel Chazarri
Cuando a principios de Liga lo único que funcionaba era Rubén Castro, nadie podía vaticinar que semanas después el canario iba a, primero, ser desplazado al puesto de extremo, con la pérdida de efectividad que ello supone. Y, segundo, ser relegado al banquillo con el equipo necesitado de triunfos. En realidad, a Poyet no le ha encajado Rubén Castro nunca, lo cual no habla demasiado bien del técnico. Un nuevo escenario se abre para Rubén, que no recibía un banquillazo desde el 5 de abril de 2014. Ocurrió en el Camp Nou, con derrota del Betis por 3-1. Poyet juega normalmente con un delantero y Sanabria, la gran inversión, muy posiblemente se encuentre ahora por delante del canario. Puede que también Álex Alegría.
Lo que sí resultará difícil es ver a Rubén Castro solo en punta. Sanabria ya se ha recuperado, mientras que la fe del uruguayo en Álex Alegría igualmente es considerable. Por tanto, al máximo goleador de la historia de la entidad se le abre un panorama en el que necesitará paciencia y goles. El problema es que Rubén, que ha rendido en condiciones dificultosas, envuelto en un serio proceso judicial, es un futbolista que necesita recibir confianza. Como todos los jugadores y en su caso, un poco más que los demás. De lo contrario, se desanima. En este sentido, no existe conexión futbolística entre el entrenador y el delantero. Poyet, que en realidad lo desplazó a la banda porque no se atrevía a quitarlo, ha sometido al canario a esfuerzos para los que no está llamado. El canario se ha empleado correctamente en dicho puesto, aunque lógicamente sin sus prestaciones habituales al no estar en la zona de la finalización. Fruto del desencuentro, el futbolista respondió públicamente a uno de los excesos del entrenador, cuando afirmó que era el propio Rubén quien le pedía jugar de extremo. Tímido pero con claridad para responder lo que le conviene, Rubén contestó lo que ya se sabe de sobra: su puesto es arriba.
En cualquier caso, la gestión del mejor delantero de la plantilla deja bastante que desear. Está por ver si Poyet pierde definitivamente a Rubén Castro condenándolo al banquillo o a la banda. Pese al triunfo, no le vienen días fáciles al técnico uruguayo, con capacidad para perder crédito hasta ganando los tres puntos. Todo dependerá de los resultados y del rendimiento que den otros, especialmente Sanabria, que fue de menos a más en Pamplona. El problema es que este declive de Rubén Castro no se debe a razones naturales, no es un futbolista vencido por el tiempo. El declive lo ha provocado Poyet. Recién renovado, no cabe duda de que mientras Poyet sea el entrenador, el rol de Rubén Castro ha cambiado por completo. Todo tiene un aire ciertamente autodestructivo. Donde no había problema, el Betis ha creado uno considerable.
Un nuevo escenario para Rubén Castro
22/10/2016 · Miguel Ángel Chazarri
Cuando a principios de Liga lo único que funcionaba era Rubén Castro, nadie podía vaticinar que semanas después el canario iba a, primero, ser desplazado al puesto de extremo, con la pérdida de efectividad que ello supone. Y, segundo, ser relegado al banquillo con el equipo necesitado de triunfos. En realidad, a Poyet no le ha encajado Rubén Castro nunca, lo cual no habla demasiado bien del técnico. Un nuevo escenario se abre para Rubén, que no recibía un banquillazo desde el 5 de abril de 2014. Ocurrió en el Camp Nou, con derrota del Betis por 3-1. Poyet juega normalmente con un delantero y Sanabria, la gran inversión, muy posiblemente se encuentre ahora por delante del canario. Puede que también Álex Alegría.
Lo que sí resultará difícil es ver a Rubén Castro solo en punta. Sanabria ya se ha recuperado, mientras que la fe del uruguayo en Álex Alegría igualmente es considerable. Por tanto, al máximo goleador de la historia de la entidad se le abre un panorama en el que necesitará paciencia y goles. El problema es que Rubén, que ha rendido en condiciones dificultosas, envuelto en un serio proceso judicial, es un futbolista que necesita recibir confianza. Como todos los jugadores y en su caso, un poco más que los demás. De lo contrario, se desanima. En este sentido, no existe conexión futbolística entre el entrenador y el delantero. Poyet, que en realidad lo desplazó a la banda porque no se atrevía a quitarlo, ha sometido al canario a esfuerzos para los que no está llamado. El canario se ha empleado correctamente en dicho puesto, aunque lógicamente sin sus prestaciones habituales al no estar en la zona de la finalización. Fruto del desencuentro, el futbolista respondió públicamente a uno de los excesos del entrenador, cuando afirmó que era el propio Rubén quien le pedía jugar de extremo. Tímido pero con claridad para responder lo que le conviene, Rubén contestó lo que ya se sabe de sobra: su puesto es arriba.
En cualquier caso, la gestión del mejor delantero de la plantilla deja bastante que desear. Está por ver si Poyet pierde definitivamente a Rubén Castro condenándolo al banquillo o a la banda. Pese al triunfo, no le vienen días fáciles al técnico uruguayo, con capacidad para perder crédito hasta ganando los tres puntos. Todo dependerá de los resultados y del rendimiento que den otros, especialmente Sanabria, que fue de menos a más en Pamplona. El problema es que este declive de Rubén Castro no se debe a razones naturales, no es un futbolista vencido por el tiempo. El declive lo ha provocado Poyet. Recién renovado, no cabe duda de que mientras Poyet sea el entrenador, el rol de Rubén Castro ha cambiado por completo. Todo tiene un aire ciertamente autodestructivo. Donde no había problema, el Betis ha creado uno considerable.
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