El peor partido del Betis en lo que va de temporada. Así de sencillo y claro creo que es justo decirlo. No es que la Real Sociedad te gane en Anoeta, que es algo que puede pasar, es que el equipo no evoluciona ni parece tener una línea a seguir. Y las consecuencias son que la Real Sociedad no te gana, es que además te baña en fútbol. Tu equipo perdido, sin ideas, sin una identidad que ha mostrado con cuentagotas y, aquí me vais a permitir que no analice tanto el partido y sí la temporada, porque debo admitir que me preocupa no saber cuál es el Betis que voy a ver los próximos partidos. ¿Será ese Betis que presiona arriba para forzar el robo de Valencia? ¿El Betis timorato que vimos ante el Deportivo? ¿El equipo que pone el autobús en el Camp Nou, el que le echa ganas en el Pizjuán pero solo se basa en pegarle pelotazos a Alegría? ¿Será el Betis al que el Granada le mete dos o el que tras ese 0-2 se rearma en un 4-2-3-1 y llega con siete al área rival creando multitud de ocasiones? ¿El equipo ofensivo que vimos hasta el primer gol al Málaga o el equipo nervioso que se pasa el partido achicando balones que vimos del gol en adelante? No lo sé. Y eso es lo que me preocupa. ¿Cuál es la intención, como queremos jugar? ¿Cuándo toca la cara buena y la mala?
Tras el partido de Anoeta vi muchos comentarios. Que si Ceballos no juega merecidamente, que si Piccini es un coladero, que si Alex Martínez no está para el Betis, que Felipe no da lo que debe, que Petros es un futbolista mediocre, que Rubén Castro en banda, que si Bruno y Pezzella...
No voy a entrar en unos y otros porque si algo tiene el fútbol es que cada persona lo ve a su manera, de forma subjetiva y según sus gustos. Lo que si queda claro, porque eso es un hecho, es que el equipo no dio la talla en Anoeta y ya que os cuento mis impresiones, os voy a dar mi opinión. Siendo cierto que muchos jugadores no estuvieron a la altura en sus acciones individuales, este partido lo pierde el entrenador desde antes de salir del vestuario.
Gustavo Poyet volvió a insistir en un 4-3-3 que solo le funcionó 60 minutos en Mestalla. Un 4-3-3 que se mostró inoperante ante el Deportivo de la Coruña. Un 4-3-3 con el que se salió ante el Granada y que debido a los muchos espacios que se dejaban entre líneas costó un fuerte revés que hubo que solucionar cambiando el sistema a un 4-2-3-1. Un 4-3-3 con el que se salió al Pizjuán y que más allá de la intensidad y las ganas no dejó fútbol por ninguna parte. Ante el Málaga se optó por un 4-2-3-1 de nuevo y el equipo volvió a mostrar mejor cara aun con los nervios por conseguir los puntos. ¿Si ves que no funciona, por qué insistir?
En Anoeta, vuelta al 4-3-3 y de nuevo un mundo entre líneas. Tras Petros-Ceballos-Felipe, al menos 20 metros que los donostiarras aprovechaban para sacudirse la presión con suma facilidad como el que se quita migajas de pan de la ropa. Un equipo por fascículos, sin ninguna conexión entre delantera-medio-defensa, jugadores por momentos desquiciados y una Real comodísima que no solo ganó, es que fue además muy superior. Ese horrendo planteamiento unido a no saber como solucionarlo en vivo con una nefasta gestión (en mi opinión) de las sustituciones convirtieron el partido en un suplicio. Dijo el técnico al terminar que está decepcionado y que no sabe por qué salimos así. Quizás el primer paso es no insistir en lo que no funciona.
Ahora viene el Real Madrid. ¿Qué Betis veremos? Yo no lo sé y eso es lo peor. Aún no sé cuál es el la vía por la que quiere tomar el equipo. Y ahora valoraré a los jugadores y su actuación aunque creo que todos fueron claramente perjudicados por un inexplicable planteamiento que los hizo peores e hizo también mejores al rival. Así lo pienso.
Adán: El mejor del partido. El mejor porque se le facilitó tanto las cosas a la Real que tuvo que aparecer más de lo que debiera.
Piccini: Estuvo más o menos al nivel que venía mostrando pero como en esta ocasión fue la cara B del Betis, esa en la que los laterales no suben (que es donde ofrece su mejor versión) y no aportan demasiado, su partido fue gris, como el toda la zaga.
Bruno y Pezzella: La llanura que ofrece el Betis tras los interiores y el mediocentro es libertad a los hombres de tres cuartos del rival. Ahí los perjudicados siempre van a ser los centrales, que deben salir al tiro cómodo rival y al mismo tiempo marcar a los atacantes. Su partido por lo tanto, solo puede calificarse como mediocre.
Alex Martínez: Corrió mucho y lo intentó aunque con poco acierto. Ni siquiera en los pocos centros que tuvo que efectuar al área rival estuvo acertado.
Petros: Fue uno de sus peores partidos esta temporada. Es un futbolista de esfuerzo que a veces acusa el orden táctico. El Betis en Anoeta no tuvo nada de lo segundo y su esfuerzo se diluyó convirtiéndose en improductivo.
Felipe Gutiérrez: No me pareció tan desacertado pero fue el primer cambio en un inválido intento por cambiar las cosas. Estuvo en una línea parecida a los últimos partidos.
Dani Ceballos: No estuvo acertado ni diferencial en sus acciones aunque tampoco se escondió como he leído a algunos. Lo intentó y se vio superado como todos los compañeros en un sistema que no funcionó y que hizo aguas por todas partes.
Joaquín: Volvió a la banda, tuvo un par de jugadas, un par de centros y poco más porque los jugadores en ataque del Betis solo vivieron apariciones esporádicas como las que tienes en un equipo que no genera fútbol.
Rubén Castro: Tuvo pocas o casi ninguna y no la pudo aprovechar. El equipo no tuvo el balón y sin balón, es complicado que Rubén finalice alguna jugada. Hay formas y formas de jugar en banda. Jugando en banda y trazando diagonales Rubén aporta muchísimo, llega por sorpresa y es un rematador letal. Jugando a defender no se le puede obligar bajar a tapar con el lateral, para eso tienes un trivote e interiores que pueden bascular. Así no aporta, ni él ni nadie.
Alex Alegría: Se nota que tiene confianza e incluso diría que tuvo la más clara del partido en un tiro lejano. Poca presencia en el área rival, como el resto del equipo y un trabajo constante pero ineficaz.
Brasanac: Salió por Felipe, imagino que con la intención de ejercer de enlace y ser capaz de cubrir ataque y defensa. No salió bien. Tampoco pareció el mismo Brasanac de Mestalla, supongo que engullido por un sistema que solo creó inseguridad en los futbolistas por lo inestable y la debilidad ante el juego de la Real Sociedad.
Musonda y Nahuel: Los dos aparecieron e intentaron sumar con algo de velocidad pero el equipo no llegó porque no pudo generar nada de fútbol. Salieron como un simple cambio de piezas, no como una solución más profunda. El equipo siguió igual de plano porque el problema no era el rendimiento individual de Rubñen o Joaquín sino que colectivamente no se estuvo a la altura.
Gustavo Poyet: Desde que llegó se le ve empeñado en trabajar un 4-3-3. Ante el Deportivo no funcionó, ante el Valencia sí, aunque los ches siguieron encontrando espacios a la espalda de los mediocentros. Ante el Granada se hizo aguas tácticamente y hubo que rectificar el esquema. Ante el Sevilla muchas ganas y poco fútbol. Ante el Málaga cambió el 4-3-3 y funcionó para volver a caer en los mismos errores ante la Real. Quizás la pregunta es ¿Hasta cuando? Solo me gustaría recordar a Poyet que un buen entrenador no es el que hace que los jugadores jueguen como él quiere, sino el que se adapta a ellos y les saca a sus piezas un 100% de rendimiento. El camino parece equivocado, y ya van muchos partidos para verlo. ¿Por qué no aprovechar lo que funciona y evolucionar desde ahí? Se echa de menos una identidad y un estilo durante dos partidos seguidos. Aún no sé si lo normal es jugar al pelotazo como en muchos partidos o esa presión e intensidad sumando hasta 6-7 jugadores en ataque que hemos visto otras veces. El viernes desandó lo andado.
Tras el partido de Anoeta vi muchos comentarios. Que si Ceballos no juega merecidamente, que si Piccini es un coladero, que si Alex Martínez no está para el Betis, que Felipe no da lo que debe, que Petros es un futbolista mediocre, que Rubén Castro en banda, que si Bruno y Pezzella...
No voy a entrar en unos y otros porque si algo tiene el fútbol es que cada persona lo ve a su manera, de forma subjetiva y según sus gustos. Lo que si queda claro, porque eso es un hecho, es que el equipo no dio la talla en Anoeta y ya que os cuento mis impresiones, os voy a dar mi opinión. Siendo cierto que muchos jugadores no estuvieron a la altura en sus acciones individuales, este partido lo pierde el entrenador desde antes de salir del vestuario.
Gustavo Poyet volvió a insistir en un 4-3-3 que solo le funcionó 60 minutos en Mestalla. Un 4-3-3 que se mostró inoperante ante el Deportivo de la Coruña. Un 4-3-3 con el que se salió ante el Granada y que debido a los muchos espacios que se dejaban entre líneas costó un fuerte revés que hubo que solucionar cambiando el sistema a un 4-2-3-1. Un 4-3-3 con el que se salió al Pizjuán y que más allá de la intensidad y las ganas no dejó fútbol por ninguna parte. Ante el Málaga se optó por un 4-2-3-1 de nuevo y el equipo volvió a mostrar mejor cara aun con los nervios por conseguir los puntos. ¿Si ves que no funciona, por qué insistir?
En Anoeta, vuelta al 4-3-3 y de nuevo un mundo entre líneas. Tras Petros-Ceballos-Felipe, al menos 20 metros que los donostiarras aprovechaban para sacudirse la presión con suma facilidad como el que se quita migajas de pan de la ropa. Un equipo por fascículos, sin ninguna conexión entre delantera-medio-defensa, jugadores por momentos desquiciados y una Real comodísima que no solo ganó, es que fue además muy superior. Ese horrendo planteamiento unido a no saber como solucionarlo en vivo con una nefasta gestión (en mi opinión) de las sustituciones convirtieron el partido en un suplicio. Dijo el técnico al terminar que está decepcionado y que no sabe por qué salimos así. Quizás el primer paso es no insistir en lo que no funciona.
Ahora viene el Real Madrid. ¿Qué Betis veremos? Yo no lo sé y eso es lo peor. Aún no sé cuál es el la vía por la que quiere tomar el equipo. Y ahora valoraré a los jugadores y su actuación aunque creo que todos fueron claramente perjudicados por un inexplicable planteamiento que los hizo peores e hizo también mejores al rival. Así lo pienso.
Adán: El mejor del partido. El mejor porque se le facilitó tanto las cosas a la Real que tuvo que aparecer más de lo que debiera.
Piccini: Estuvo más o menos al nivel que venía mostrando pero como en esta ocasión fue la cara B del Betis, esa en la que los laterales no suben (que es donde ofrece su mejor versión) y no aportan demasiado, su partido fue gris, como el toda la zaga.
Bruno y Pezzella: La llanura que ofrece el Betis tras los interiores y el mediocentro es libertad a los hombres de tres cuartos del rival. Ahí los perjudicados siempre van a ser los centrales, que deben salir al tiro cómodo rival y al mismo tiempo marcar a los atacantes. Su partido por lo tanto, solo puede calificarse como mediocre.
Alex Martínez: Corrió mucho y lo intentó aunque con poco acierto. Ni siquiera en los pocos centros que tuvo que efectuar al área rival estuvo acertado.
Petros: Fue uno de sus peores partidos esta temporada. Es un futbolista de esfuerzo que a veces acusa el orden táctico. El Betis en Anoeta no tuvo nada de lo segundo y su esfuerzo se diluyó convirtiéndose en improductivo.
Felipe Gutiérrez: No me pareció tan desacertado pero fue el primer cambio en un inválido intento por cambiar las cosas. Estuvo en una línea parecida a los últimos partidos.
Dani Ceballos: No estuvo acertado ni diferencial en sus acciones aunque tampoco se escondió como he leído a algunos. Lo intentó y se vio superado como todos los compañeros en un sistema que no funcionó y que hizo aguas por todas partes.
Joaquín: Volvió a la banda, tuvo un par de jugadas, un par de centros y poco más porque los jugadores en ataque del Betis solo vivieron apariciones esporádicas como las que tienes en un equipo que no genera fútbol.
Rubén Castro: Tuvo pocas o casi ninguna y no la pudo aprovechar. El equipo no tuvo el balón y sin balón, es complicado que Rubén finalice alguna jugada. Hay formas y formas de jugar en banda. Jugando en banda y trazando diagonales Rubén aporta muchísimo, llega por sorpresa y es un rematador letal. Jugando a defender no se le puede obligar bajar a tapar con el lateral, para eso tienes un trivote e interiores que pueden bascular. Así no aporta, ni él ni nadie.
Alex Alegría: Se nota que tiene confianza e incluso diría que tuvo la más clara del partido en un tiro lejano. Poca presencia en el área rival, como el resto del equipo y un trabajo constante pero ineficaz.
Brasanac: Salió por Felipe, imagino que con la intención de ejercer de enlace y ser capaz de cubrir ataque y defensa. No salió bien. Tampoco pareció el mismo Brasanac de Mestalla, supongo que engullido por un sistema que solo creó inseguridad en los futbolistas por lo inestable y la debilidad ante el juego de la Real Sociedad.
Musonda y Nahuel: Los dos aparecieron e intentaron sumar con algo de velocidad pero el equipo no llegó porque no pudo generar nada de fútbol. Salieron como un simple cambio de piezas, no como una solución más profunda. El equipo siguió igual de plano porque el problema no era el rendimiento individual de Rubñen o Joaquín sino que colectivamente no se estuvo a la altura.
Gustavo Poyet: Desde que llegó se le ve empeñado en trabajar un 4-3-3. Ante el Deportivo no funcionó, ante el Valencia sí, aunque los ches siguieron encontrando espacios a la espalda de los mediocentros. Ante el Granada se hizo aguas tácticamente y hubo que rectificar el esquema. Ante el Sevilla muchas ganas y poco fútbol. Ante el Málaga cambió el 4-3-3 y funcionó para volver a caer en los mismos errores ante la Real. Quizás la pregunta es ¿Hasta cuando? Solo me gustaría recordar a Poyet que un buen entrenador no es el que hace que los jugadores jueguen como él quiere, sino el que se adapta a ellos y les saca a sus piezas un 100% de rendimiento. El camino parece equivocado, y ya van muchos partidos para verlo. ¿Por qué no aprovechar lo que funciona y evolucionar desde ahí? Se echa de menos una identidad y un estilo durante dos partidos seguidos. Aún no sé si lo normal es jugar al pelotazo como en muchos partidos o esa presión e intensidad sumando hasta 6-7 jugadores en ataque que hemos visto otras veces. El viernes desandó lo andado.
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