A pesar de todo, de algunas decisiones que no se entienden o comparten, de jugadores que todavía no están y se les espera y de momentos de pérdida de control, es indudable que el equipo empieza a traducir en el campo un discurso, que tiene que ver con dejarse los ******* en el campo, ir a por el partido, desde el rigor táctico y un colectivo solidario por encima de las individualidades.
Se está gestando el Betis de Poyet. No será probablemente un equipo muy vistoso, pero la que se nos propone es una receta válida para una liga en la que 10-12 equipos (quizá más) tienen una calidad muy pareja. La suerte, los árbitros, entre otros, determinarán que nos situemos o no en la parte alta de ese grupo.
El primer paso era dejar de hacer el ridículo y volver a sentirse orgulloso del equipo. Seguirá costando, llevará tiempo, pero está empezando algo nuevo, otra cosa muy distinta a la que hemos visto y soportado tanto tiempo.
El Betis ha vuelto. A sufrir y a disfrutar.
Se está gestando el Betis de Poyet. No será probablemente un equipo muy vistoso, pero la que se nos propone es una receta válida para una liga en la que 10-12 equipos (quizá más) tienen una calidad muy pareja. La suerte, los árbitros, entre otros, determinarán que nos situemos o no en la parte alta de ese grupo.
El primer paso era dejar de hacer el ridículo y volver a sentirse orgulloso del equipo. Seguirá costando, llevará tiempo, pero está empezando algo nuevo, otra cosa muy distinta a la que hemos visto y soportado tanto tiempo.
El Betis ha vuelto. A sufrir y a disfrutar.
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