Y Melli continúa sin jugar
02:54 Javier Mérida
SEVILLA. La defensa del Betis necesita una recomposición urgente. El agónico empate cosechado ayer no debe tapar las vergüenzas de una zaga impropia de la categoría por su descoordinación y falta de agresividad. Sin una mala palabra pero sin un buen gesto, encajó dos goles en sendos alardes de pasividad. Se echan de menos acciones como la anticipación, la contundencia, la ayuda del central al lateral y viceversa…
Empero, la nerviosera se vuelve aguda cuando trata de ganar unos metros para que el equipo ataque. Nadie sabe correr hacia atrás y los zagueros pierden la perspectiva y hasta la orientación. Que Somoza habite por ahí, casi incrustado entre los centrales, no soluciona nada. El argentino rara vez llega antes que el rival y no se muestra muy dinámico.
Lo más significativo es que los cuatro integrantes del cuarteto defensivo, más Babic, que fue titular en Huelva, tienen sentado en el banquillo a Melli, el central más rápido del equipo, el más fuerte y agresivo y el mejor en el juego aéreo. Incluso en cualquiera de los laterales puede actuar con éxito el barbateño.
DEFENSA
Entre los errores propios, más graves conforme avanzaba el partido, y los que provocaba un hombre que no se deja fijar en la marca como Luis García, las cercanías de Ricardo estuvieron siempre sembradas de gol. Fueron dos como pudieron ser cuatro o cinco, ya que el Espanyol combinó con comodidad incluso dentro del área.
ATAQUE
El juego ofensivo tuvo dos etapas perfectamente definidas. Una primera en la que los futbolistas de ataque apenas se asociaron y las escasas ocasiones se redujeron a acciones aisladas de sus componentes y una segunda, a raíz de la entrada de Capi tras el descanso, en la que éste obró como conexión entre líneas. Odonkor fue muy profundo y, además, el Espanyol hizo aguas por el centro.
VIRTUDES
El ulterior vendaval ofensivo, fruto en gran medida de la actitud.
TALÓN DE AQUILES
La fra****dad defensiva.
02:54 Javier Mérida
SEVILLA. La defensa del Betis necesita una recomposición urgente. El agónico empate cosechado ayer no debe tapar las vergüenzas de una zaga impropia de la categoría por su descoordinación y falta de agresividad. Sin una mala palabra pero sin un buen gesto, encajó dos goles en sendos alardes de pasividad. Se echan de menos acciones como la anticipación, la contundencia, la ayuda del central al lateral y viceversa…
Empero, la nerviosera se vuelve aguda cuando trata de ganar unos metros para que el equipo ataque. Nadie sabe correr hacia atrás y los zagueros pierden la perspectiva y hasta la orientación. Que Somoza habite por ahí, casi incrustado entre los centrales, no soluciona nada. El argentino rara vez llega antes que el rival y no se muestra muy dinámico.
Lo más significativo es que los cuatro integrantes del cuarteto defensivo, más Babic, que fue titular en Huelva, tienen sentado en el banquillo a Melli, el central más rápido del equipo, el más fuerte y agresivo y el mejor en el juego aéreo. Incluso en cualquiera de los laterales puede actuar con éxito el barbateño.
DEFENSA
Entre los errores propios, más graves conforme avanzaba el partido, y los que provocaba un hombre que no se deja fijar en la marca como Luis García, las cercanías de Ricardo estuvieron siempre sembradas de gol. Fueron dos como pudieron ser cuatro o cinco, ya que el Espanyol combinó con comodidad incluso dentro del área.
ATAQUE
El juego ofensivo tuvo dos etapas perfectamente definidas. Una primera en la que los futbolistas de ataque apenas se asociaron y las escasas ocasiones se redujeron a acciones aisladas de sus componentes y una segunda, a raíz de la entrada de Capi tras el descanso, en la que éste obró como conexión entre líneas. Odonkor fue muy profundo y, además, el Espanyol hizo aguas por el centro.
VIRTUDES
El ulterior vendaval ofensivo, fruto en gran medida de la actitud.
TALÓN DE AQUILES
La fra****dad defensiva.
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