Quien no este de acuerdo,que mire para otro lado y piense en Uefa y Champions.
Un vuelco espectacular
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02:50 LUIS CARLOS PERIS n SEVILLA.
Al final, la fiel infantería bética, eso que es el patrimonio mayor y casi único del Real Betis Balompié se iba de Heliópolis con el ánimo del que gana una final. El empate se acogía como triunfo y la desoladora impresión que el equipo dio durante más de una hora se olvidaba para dar por muy bueno este empate, o la forma de conseguirlo, ante un Espanyol que todavía andará preguntándose cómo se le pudo ir un partido tan bien agarrado. Al final, el doblete del formidable Luis García se subsanaba con los goles de Fernando y de Sobis cuando nadie esperaba nada de nadie.
Debut y calor africano en un horario impropio de la zona en que vivimos. Y al otro lado del campo, un equipo que no es derrotado al final de la Palmera desde hace seis años, una eternidad. A la hora de autos se comprueba que Héctor Cúper, el capitán que patronea la nave, se ha decidido por Fernando Vega en vez de Babic y por la continuidad de Caffa, uno de lo pocos destacados siete días antes en Huelva en vez del presunto titular, Mark González.
Es el debut, pero comparece el mismo Betis del año anterior, el archiconocido Betis ramplón, sin sentido colectivo y nula calidad individual que intenta ir a por el Espanyol sin apenas argumentos. Dura sólo unos minutos ese empuje que sólo tiene algo de inventiva en Sobis y Caffa, Somoza pierde un par de balones de compromiso y se diluye como un azucarillo, como si hubiese perdido un mínimo de confianza en sí mismo.
Y todo eso va a aprovecharlo un Espanyol que no es nada del otro jueves, pero que, atávicamente ya, se mueve en Heliópolis mejor que en su propio rodeo. Se hace con el balón, con el control, con el juego y también con el marcador cuando Luis García empieza a hacer sangre, cuestión que acaece al poco de la media hora. Aunque para entonces ya ha explotado un beticismo tan numeroso como harto de mendacidades y de mezquindades.
Tras el primer gol catalán surge brillante, al fin, Pavone para quitarse de encima a varios defensas y a puerta prácticamente batida largar un cañonazo que se estrella en una pierna de Kameni. Increíble, pero ese balón no ha terminado en la jaula del gigante camerunés sin saberse por qué. Es el canto del cisne de un Betis amorfo que va a recibir otro gancho en el mentón antes de la campana intermedia.
Otra vez Luis García será el ejecutor. Si antes la vía se gestó a babor, ahora va a ser gracias a la permisividad de los centrales en un globo rifado que el españolista controlará sin nadie que le diga nada para largar a la media vuelta una zurda a la escuadra. Heliópolis estalla por lo que se aprecia como la crónica de una muerte anunciada, la agonía de un equipo hecho por alguien que, pensemos bien, no sabe una palabra de fútbol.
Tras el intermedio comparece un Betis más entonado y que se mueve a los impulsos que impone Odonkor con sus carreras. El alemán tiene varias oportunidades de gol, pero entre el acierto de Kameni y que eso del gol no se hizo para él, el tiempo transcurrió de forma inocua para que el equipo cayese en el estado depresivo de antes. Y nuevamente se adueñaba el Espanyol de la situación, Cúper, que había dado entrada a Capi por Rivera, saca luego a Mark González y ahí vuelve a reactivarse el equipo, pero para nada. Es más vuelve el Betis a caer en errores parecidos a los que le llevaron a situación tan desairada y en el minuto 80 tiene Luis García ocasión de hacer un triple a causa de varias desaplicaciones que rayan el surrealismo. El balón acaba en un palo, Heliópolis explota nuevamente y por delante quedan cosas impensables, absolutamente impensables.
Y esas cosas impensables que tienen el aperitivo de la enésima correría de Odonkor van a suceder en sesenta segundos, un minuto en que le cambia la vida a este Betis condenado a pasarlo igual de mal que en el pasado curso. Minuto 84, con el Espanyol frotándose las manos, Fernando se aprovecha de la mala salida del irregular Kameni para devolver al Betis al partido. Minuto 85, Sobis marca con suspense tras driblar a Kameni recreándose en la suerte.
Entonces no estalla sino que explota Heliópolis y una tarde tan triste como la que se remataba tras el preludio por Puerta y el suicidio del Betis va a finalizar con tintes apoteósicos gracias a un minuto en el que el Betis volcó los designios de la tarde a través de un minuto increíble.
la
crónica
Desolador Un Betis sin argumento y jugando como de visitante era un juguete al lado de un Espanyol que no es nada del otro mundo, uno del montón.
Un vuelco espectacular
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02:50 LUIS CARLOS PERIS n SEVILLA.
Al final, la fiel infantería bética, eso que es el patrimonio mayor y casi único del Real Betis Balompié se iba de Heliópolis con el ánimo del que gana una final. El empate se acogía como triunfo y la desoladora impresión que el equipo dio durante más de una hora se olvidaba para dar por muy bueno este empate, o la forma de conseguirlo, ante un Espanyol que todavía andará preguntándose cómo se le pudo ir un partido tan bien agarrado. Al final, el doblete del formidable Luis García se subsanaba con los goles de Fernando y de Sobis cuando nadie esperaba nada de nadie.
Debut y calor africano en un horario impropio de la zona en que vivimos. Y al otro lado del campo, un equipo que no es derrotado al final de la Palmera desde hace seis años, una eternidad. A la hora de autos se comprueba que Héctor Cúper, el capitán que patronea la nave, se ha decidido por Fernando Vega en vez de Babic y por la continuidad de Caffa, uno de lo pocos destacados siete días antes en Huelva en vez del presunto titular, Mark González.
Es el debut, pero comparece el mismo Betis del año anterior, el archiconocido Betis ramplón, sin sentido colectivo y nula calidad individual que intenta ir a por el Espanyol sin apenas argumentos. Dura sólo unos minutos ese empuje que sólo tiene algo de inventiva en Sobis y Caffa, Somoza pierde un par de balones de compromiso y se diluye como un azucarillo, como si hubiese perdido un mínimo de confianza en sí mismo.
Y todo eso va a aprovecharlo un Espanyol que no es nada del otro jueves, pero que, atávicamente ya, se mueve en Heliópolis mejor que en su propio rodeo. Se hace con el balón, con el control, con el juego y también con el marcador cuando Luis García empieza a hacer sangre, cuestión que acaece al poco de la media hora. Aunque para entonces ya ha explotado un beticismo tan numeroso como harto de mendacidades y de mezquindades.
Tras el primer gol catalán surge brillante, al fin, Pavone para quitarse de encima a varios defensas y a puerta prácticamente batida largar un cañonazo que se estrella en una pierna de Kameni. Increíble, pero ese balón no ha terminado en la jaula del gigante camerunés sin saberse por qué. Es el canto del cisne de un Betis amorfo que va a recibir otro gancho en el mentón antes de la campana intermedia.
Otra vez Luis García será el ejecutor. Si antes la vía se gestó a babor, ahora va a ser gracias a la permisividad de los centrales en un globo rifado que el españolista controlará sin nadie que le diga nada para largar a la media vuelta una zurda a la escuadra. Heliópolis estalla por lo que se aprecia como la crónica de una muerte anunciada, la agonía de un equipo hecho por alguien que, pensemos bien, no sabe una palabra de fútbol.
Tras el intermedio comparece un Betis más entonado y que se mueve a los impulsos que impone Odonkor con sus carreras. El alemán tiene varias oportunidades de gol, pero entre el acierto de Kameni y que eso del gol no se hizo para él, el tiempo transcurrió de forma inocua para que el equipo cayese en el estado depresivo de antes. Y nuevamente se adueñaba el Espanyol de la situación, Cúper, que había dado entrada a Capi por Rivera, saca luego a Mark González y ahí vuelve a reactivarse el equipo, pero para nada. Es más vuelve el Betis a caer en errores parecidos a los que le llevaron a situación tan desairada y en el minuto 80 tiene Luis García ocasión de hacer un triple a causa de varias desaplicaciones que rayan el surrealismo. El balón acaba en un palo, Heliópolis explota nuevamente y por delante quedan cosas impensables, absolutamente impensables.
Y esas cosas impensables que tienen el aperitivo de la enésima correría de Odonkor van a suceder en sesenta segundos, un minuto en que le cambia la vida a este Betis condenado a pasarlo igual de mal que en el pasado curso. Minuto 84, con el Espanyol frotándose las manos, Fernando se aprovecha de la mala salida del irregular Kameni para devolver al Betis al partido. Minuto 85, Sobis marca con suspense tras driblar a Kameni recreándose en la suerte.
Entonces no estalla sino que explota Heliópolis y una tarde tan triste como la que se remataba tras el preludio por Puerta y el suicidio del Betis va a finalizar con tintes apoteósicos gracias a un minuto en el que el Betis volcó los designios de la tarde a través de un minuto increíble.
la
crónica
Desolador Un Betis sin argumento y jugando como de visitante era un juguete al lado de un Espanyol que no es nada del otro mundo, uno del montón.
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